Las guerras convencionales y los conflictos internos, han hecho de las mujeres sus principales víctimas, han sido asesinadas, desplazadas, amenazadas, son miles las viudas y huérfanas; millones las que han padecido violencias de todas las maneras y tipos posibles
Rubín Morro
La
Habana, 21 abr. 15. AmecoPress/Mujeres Farianas.- Las mujeres siempre
han estado en la lucha política y en las victorias de los pueblos por
la emancipación, la justicia y libertad. Su presencia ha sido
permanente en el protagonismo social, político, cultural y económico,
aunque su reconocimiento y visibilización en esa gran labor ha sido
opacada, incluso excluída del disfrute de las conquistas, por patrones
patriarcales existentes.
Por
el contrario continúan en su vida cotidiana con el doble rol, la doble
jornada laboral. Constituye ésta una de las facetas más excluyentes e
impositivas que han llevado a la mujer a la más horrible explotación y
discriminación.
Es un odioso y
profundo lastre que hemos llevado los humanos por miles de años
arrastrando como una pesada carga, es una enfermedad terminal que
debemos combatir con una nueva concepción de la vida y de las
relaciones entre las personas, sin importar nuestra condición de clase,
raza, credo, sexo y otras realidades diversas de identidad.
Como si fuera
poco, se les ha asignado específicamente la reproducción, los oficios
domésticos, y en la vida laboral si devenga un salario está por debajo
de lo que le pagan a los hombres por cumplir el mismo trabajo. Sin
embargo a pesar de la existencia de normas legales para vincularla al
proceso productivo, luego de hacerlo, terminan en responsabilidades
secundarias, imponiéndose el hombre por encima de ella, exclusivamente
por su condición masculina.
Las guerras
convencionales y los conflictos internos, han hecho de las mujeres sus
principales víctimas, han sido asesinadas, desplazadas, amenazadas, son
miles las viudas y huérfanas; millones las que han padecido violencias
de todas las maneras y tipos posibles.
En medio de
semejante adversidad, las mujeres continúan construyendo sus sueños y
anhelos, a través de sus luchas por la igualdad de género y social, por
la conquista plena de sus derechos, por el reconocimiento como sujetos
sociales y políticos. De ahí su protagonismo en el proceso de paz que
se desarrolla en La Habana.
Porque es
claro que en Colombia no habrá paz sin el concurso creador y masivo de
la mujer, sin su participación activa. La inclusión de las mujeres en
todas las etapas de construcción de la paz es un requisito esencial
para el sostenimiento de la misma.
Un informe de
la ONU, señala que en procesos de paz desde 1992 a la fecha, la
participación de las mujeres ha sido baja, sin embargo, en estos
procesos, la violencia sexual contra ellas ha sido referenciada en el
debate. En la década de 1990, en la República de El Salvador en la Mesa
de Negociación con el Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional (FMLN) las mujeres propusieron un plan de reparación.
En Irlanda del
Norte, las mujeres aseguraron la participación de una representante en
la Mesa de paz creada en 1997, al constituir una agrupación política de
mujeres de distintos partidos que participó en la reconciliación y la
reintegración de los presos políticos. En la República de Sudáfrica, a
mediados de la década de 1990, la Comisión Nacional de la Mujer pidió
que la mitad de los multipartidistas fueran mujeres, y logró que uno de
cada dos representantes de cada partido también fuera una mujer,
participantes en el proceso de negociación.
En la
república de Guatemala, las mujeres influyeron de manera significativa
en las conversaciones que condujeron al acuerdo de paz de 1996. En Asha
Hagi Elmi constituyó el Sexto Clan de mujeres en la República de
Somalia en las conversaciones de paz donde se había excluido a las
mujeres. En Burundi, Las mujeres presentaron su lista de
recomendaciones al facilitador de las negociaciones, Nelson Mandela, y
más de la mitad de dichas propuestas quedaron recogidas en el acuerdo
de paz.
Es apenas una
muestra de los esfuerzos que han hecho las mujeres por alcanzar su
espacio en la sociedad, por ser activas constructoras de paz.
El 26 de
agosto de 2012, el Gobierno y las FARC-EP, firmaron un "Acuerdo General
para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable
y duradera”. Cabe recordar acá que los recientes procesos de paz
llevado acabo en Colombia, las mujeres no han sido incluidas como
debiera ser, sin embargo, en la Delegación de Paz de las FARC-EP, casi
la mitad son mujeres y a instancias de la Mesa de Conversaciones en La
Habana, se creó la Subcomisión de Género para darle un enfoque de
género a los acuerdos, para interlocutar con representantes de
organizaciones de mujeres, de las cuales hicieron presenica 16
lideresas y 2 representantes de la comunidad LGBTI. Las conclusiones de
las tres audiencias realizadas, serán recogidas y tenidas en cuenta en
los acuerdos pactados desde la perspectiva de género.
Definitivamente
debemos todos y todas sin excepción, desarrollar una campaña de
visibilización, reconocimiento del papel y los derechos de las mujeres,
con medidas afirmativas temporales, mientras sea necesario, que
permitan alcanzar la igualdad de género. Debe ser un compromiso de los
hombres junto a ellas, avanzar en este necesario y urgente objetivo de
vida y de esperanza para el futuro de la sociedad.
Foto: Mujeres Farianas.
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