2/19/2018

En política se lucha por cargos, mando, poder, dinero; sólo los anarquistas entienden lo contrario


Pedro Echeverría V.

1. Me provocó mucho rechazo ver en gran fotografía a Vázquez Mota y Mancera, encabezando las candidaturas a senadores. ¿Cuántos miles de millones del presupuesto público han robado y sin que la población pelee defendiendo lo que es suyo? Como ellos miles en la República van llegando de manera desesperada a todos los partidos. La batalla política por los cargos de gobierno es muy grande, abierta, brutal e irrefrenable en todos los partidos, sin excepción. El 100 por ciento, todos los políticos en activo, buscan un cargo a su medida, para tener un aliciente o una justificación su militancia partidaria. Predomina el nombramiento de cargos por el ingreso económico. ¿Cómo es eso, cómo debe entenderse que no hay que luchar por cargos?

2. Sólo en la lucha armada, en las batallas por la Revolución, no se lucha por cargos. Fidel Castro, Mandela, Hugo Chávez, Malcom X, Luther King, el mismo Gandhi, lucharon en las calles, las plazas, los campos, por derrocar a sus gobiernos, así como por derechos civiles, y ninguno de ellos se planteó ocupar un poder o impulsó a alguien para que asuma el gobierno. Sólo después de derrocarlos –con la excepción de Malcom y Luther- ocuparon un poder pero sin proponérselo antes. A López Obrador le he escuchado mil un veces la frase de que no hay que luchar por cargos sino “por ideales para transformar el país”; sin embargo no he comprendido o es una graciosa huida en políticas pacíficas y de arreglos electorales.

3. Desde el día que bloquearon a Monreal en Morena, y al poco tiempo a Noroña, comencé a preocuparme en serio por entender eso de que “no se lucha por cargos”. Yo creo que los únicos en la historia que no han luchado por cargos en su vida son los que sustentan ideales anarquistas porque “si no están contra todo poder no son anarquistas”. Pienso que Marx, clavadísimo en la investigación del El Capital, no le hizo caso al poder; pero ahí estaba el Engels y uno que otro amigo que le daban para comprar comida. Pero puta, el 99.9 de los políticos están por poder, en busca de él, o gozándolo. Si en la estrategia electoral López Obrador no obtiene la Presidencia, junto a varios miles de sus seguidores va a seguir valiendo nada.

4. ¿Existe alguna persona en México que se integre a la política (no que simplemente vote) sin aspirar, soñar, hacerse ilusiones en un cargo que lo saque del desempleo, que le aumente los ingresos, que lo convierta en privilegiado o de plano que lo transforme en millonario? Aplaudiría y apoyaría en las calles que el primer decreto de López Obrador como presidente sea que a todos los funcionarios y políticos se les reduzcan el salario a la mitad o a 80 mil pesos máximo al mes; paralelo a ello que el salario mínimo sea de 6 mil pesos mensuales. Así de plano de entrada, sin el menor argumento en contra. Lo mismo debería decretarse en la empresa privada, pero asegurándose que las ganancias empresariales garanticen inversiones y creación de empleos.

5. Los guerrilleros de las FARC jamás se plantearon ocupar un cargo de gobierno desde que en 1964 se levantaron en armas contra los gobiernos colombianos; pero desde este año, al entrar a la política burguesa electoral, comenzarán a pensar en cargos dentro del Estado y al mismo tiempo a olvidar sus objetivos revolucionarios. Hasta mis queridos compañeros radicalizados de la Coordinadora (la CNTE) luchan contra la dirigencia espuria del SNTE (el Sindicato) sin pensar en cargos batallando por la democracia e independencia sindicales, pero al salir triunfantes los cargos sindicales se convertirán en sus objetivos haciéndolos olvidar sus primeras batallas. Mientras esos cargos no sean ejercidos es casi imposible controlar a las masas.

6. Los anarquistas por el contrario sueñan incluso “hacer la revolución sin tomar el poder”. Preguntan: ¿para qué sirve el poder centralizado en unas cuantas personas si las masas tienen la suficiente capacidad y, obviamente la honestidad, para que ellas mismas se autogobiernen? El poder gubernamental o del Estado sirve para someter a los demás que son la inmensa mayoría para mantenerlos explotados y oprimidos. Entonces es claro para qué sirven los cargos que en el sistema capitalista son determinantes. Yo estaría de acuerdo que nunca hay que luchar por cargos, sino contra ellos; pero eso sólo es posible cuando enterremos lo que se llamada la legalidad y las millones de legislaciones que nos aprisionan.

7. (En 58 años de activista de izquierda combatí los cargos, aunque tuve uno: En 1985 era profesor en la UPN en la ciudad de México, era articulista del diario “unomásuno”, dejé mi plaza para domiciliarme en Yucatán, ingresé como profesor en la facultad de Arquitectura en Mérida y desde México “me rogaron”, “casi de rodillas”, que me encargue de la dirección de la UPN de Mérida para solucionar una división casi “fratricida” entre maestros. Se solucionaron los problemas y a los seis meses pensé: “Qué carajos hago aquí” y renuncié; aunque pude quedarme 20 años, como se estilaba. Conseguí que mi plaza como profesor sea ubicada en Mérida. En esos seis meses la libertad en la Unidad fue total.) (18/II/18)



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