Por
Jorge Carrasco Araizaga (apro).- Como si fuera solo un asunto de impericia, y
sin investigación de por medio, el secretario de la Defensa Nacional
(Sedena), el general Salvador Cienfuegos Zepeda, dictó sentencia al
adjudicar a esa dependencia la “total responsabilidad” de la caída de un
helicóptero militar en un campamento de damnificados de los sismos en
Oaxaca.
A decir del secretario, la falta de luz y el polvo fueron las causas
de la caída del Black Hawk UH60, el viernes 16 en Santiago Jamiltepec,
cerca de la costa de Oaxaca. El aparato, comprado apenas en 2014 a
Estados Unidos, forma parte de la flota más moderna del Ejército
mexicano.
Se trata de un equipo blindado, con posibilidad de artillarse y
visión nocturna. Además de acciones militares, se usa para operaciones
de rescate o evacuación; de manera que si el piloto del Ejército
mexicano aceptó la orden de cumplir con una misión complicada es porque
debió confiar en su habilidad y en las capacidades de la nave que
pertenece a la última generación de los famosos helicópteros de guerra
bautizados como “halcón negro” (black hawk).
A menos, claro, de que haya sido obligado a cumplir con esa operación
delicada, pues se debió saber que el lugar era refugio de habitantes
temerosos de que se cayeran sus casas por la sucesión de temblores que
padece la región desde septiembre pasado.
Si para el general secretario, la culpa total es de la Sedena,
entonces el piloto y sus jefes inmediatos están directamente
relacionados con los 13 homicidios y las heridas provocadas a 16
personas, por lo que deberán ser procesados penalmente por homicidio
imprudencial.
En el aparato iba el comandante de la Octava Región Militar, que
tiene su sede en Ixcotel, Oaxaca, el general Alfonso Duarte Mújica, un
militar que ha tenido el mando operativo en distintas regiones del país,
incluido el norte y noroeste del país. Hasta antes del accidente, esa
trayectoria lo colocaba en la carrera por la sucesión en la Sedena en el
supuesto de que la actual cúpula castrense mantenga el control del
proceso.
El responsable militar en el operativo era el general Duarte Mújica,
de manera que el piloto estaba bajo sus órdenes. Habrá que ver hasta
dónde llega la responsabilidad en la cadena de mando. El patrón en la
Sedena es que, en casos penales, los acusados terminan siendo los
subordinados.
Al dejar en la Defensa Nacional toda la responsabilidad, el general
Cienfuegos anticipa el cierre de la investigación y entonces no será
necesario investigar quién dio la orden para hacer el aterrizaje en esas
condiciones, sino que pasará como un accidente causado por el polvo y
la impericia. “El piloto se desorientó”, dijo el general al siguiente
día cuando visitó la comunidad para hablar con los deudos. Un golpe más
para la moral del Ejército mexicano.
Si el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, dice que tenía la
orden del presidente Enrique Peña de ir al lugar inmediatamente después
del sismo del viernes, por qué ninguno de los jefes del Ejército y la
Fuerza Aérea le advirtieron del riesgo del traslado.
Si el gobernador Alejandro Murat tampoco lo advirtió, por ignorancia o
falta de información, estamos, en cualquier caso, ante una grave
negligencia en la que las autoridades crean más problemas de los que hay
y los únicos responsables son los empleados que no se pueden defender.
Comentarios: @jorgecarrascoa
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