Honduras
Rel-UITA
Sindicato lanza un fuerte grito de alarma |
Una vez más, la
transnacional Fyffes, recientemente adquirida por el coloso japonés
Sumitomo, está en el banquillo de los acusados. Esta vez por la denuncia
de las trabajadoras de las meloneras hondureñas, que sufrieron una
intoxicación por malas prácticas en el uso de sustancias tóxicas en las
plantaciones.
De acuerdo con el testimonio de dos trabajadoras
que pidieron el anonimato por temor a perder el trabajo, en diciembre
pasado 13 empleadas de la finca Santa Rosa, propiedad de Sur Agrícola de
Honduras (Suragroh), subsidiaria de Fyffes/Sumitomo, sufrieron una
grave intoxicación mientras trabajaban en el campo.
“Las
trabajadoras acababan de ingresar a sus labores cuando sintieron un
fuerte olor químico. Algunas se desmayaron, otras comenzaron a vomitar, a
otras se les adormecían partes del cuerpo”, dijo a La Rel, Ahrax
Mayorga, secretario de Comunicación de la Federación de Sindicatos de
Trabajadores de la Agroindustria (Festagro).
Como de costumbre,
las mujeres fueron llevadas donde un médico contratado por la misma
empresa, quien las inyectó, les dio suero y unas pastillas. Luego fueron
despachadas a sus casas a pie y se les otorgó solamente de uno a tres
días de descanso.
Durante los siguientes días a algunas de las
trabajadoras se les hinchó la cara. Otras al tragar sentían un sabor muy
amargo por la sustancia química que habían inhalado, y a otras les
seguían dando fuertes mareos.
“En su mayoría son madres solteras y
única fuente de ingreso para la familia. Por necesidad, y a pesar de
los síntomas, las compañeras regresaron al trabajo, ya que la empresa
nunca paga estas jornadas de descanso, ni el séptimo día”, explicó
Mayorga.
Autoridades cómplices
Represalia y persecución
El
Ministerio del Trabajo mandó una inspección, pero las mujeres
informaron al sindicato que solamente se reunió con administrativos y
capataces de la empresa.
La versión oficial de la patronal fue que todas las mujeres de la cuadrilla tenían un virus y que nunca hubo intoxicación.
El
directivo sindical dijo que fue difícil lograr el testimonio de las
trabajadoras afectadas. Solamente dos de las 13 aceptaron hablar.
“Fueron
presionadas y hasta amenazadas con que no iban a ser nunca más
contratadas. Lo que ha pasado es una vergüenza. Meten a la gente al
campo después de fumigar, mientras habría que esperar de 12 a 24 horas.
No les importa”.
“Siempre han desconocido al sindicato y por eso
no hay nadie que vele por la seguridad e higiene en el trabajo. Las
mujeres están expuestas a cualquier tipo de abuso”, añadió el directivo
de Festagro, organización que integra el Sindicato de Trabajadores de la
Agroindustria y Similares (STAS).
Historial vergonzoso
Fyffes contra la pared
Lo que ha ocurrido el año pasado no es algo nuevo para Fyffes.
Según el STAS y Festagro, hace pocos días en la finca Santa Rosa se dieron otros dos casos de mujeres intoxicadas.
Lo
mismo ocurrió en otra finca de Suragroh en Santa Cruz, Marcovia, donde
hubo una fuga de amoniaco en el cuarto frio, quedando dos mujeres
afectadas y 40 evacuadas.
El mes pasado, en una piñera de Ananas
Export Company (Anexco), propiedad de Fyffes, en San Rafael de Río
Cuarto, Costa Rica, una trabajadora y directiva sindical resultó
gravemente intoxicada, quedando unos días en coma.
En diciembre
de 2015, unas 140 personas, en su mayoría mujeres, sufrieron una
intoxicación por una combinación de herbicida y cloro que estaban
aplicando en una parcela colindante. El caso trascendió en medios
nacionales.
“La negligencia de la empresa es total. Exigimos que cese esta irresponsabilidad y la persecución sindical”, concluyó Mayorga.
Por
las reiteradas denuncias de violación de los derechos laborales y
sindicales en las plantaciones de melones y piñas en Honduras y Costa
Rica, en mayo de 2017 Fyffes fue suspendida de la membresía de la
Iniciativa de Comercio Ético (ETI).
La falta de avances en la
resolución de estas graves problemáticas obligó la ETI a extender la
suspensión mientras avanzan las reuniones entre Fyffes, Sumitomo y la
UITA.
Fuente: Rel-UITA
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