Paisaje con debate al centro
“AMLO
va a convertir a México en Venezuela y nos hundirá gastando de más”
dicen los que promueven la “guerra sucia”. Y circulan por las ciudades
buses con este tipo de vallas publicitarias.
Newsweek
en español publica la encuesta de encuestas de GPPolss que indica la
tendencia creciente de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) desde
diciembre a la fecha quien sigue arriba, pulverizando el techo de los 40
puntos y colocándose en 47. En segundo lugar aparece Anaya con 30 y en
tercer lugar Meade con 18 puntos. (https://newsweekespanol.com/2018/05/gppolls-presenta-actualizacion-de-su-encuesta-de-encuestas-2/)
El Financiero arrojó además un dato inesperado e inquietante pues la
región que impulsó el incremento provino de 11 estados del Norte, la
mayor parte inmunes a la izquierda
La bola de nieve
Desde
la temprana aparición del video sobre la niña bien que bailando
reggaetón en una iglesia invitaba a votar por AMLO hasta el video de la
señora bien del municipio más rico del país, San Pedro Garza García,
Monterrey, quien también al mismo ritmo se declaraba totalmente palacio y
amlover; se advertía que el orden por estancos de los votos se estaba
evaporando. Los banco de votos de la derecha: el norte y el centro
occidente, los medios y altos ingresos, los milennials, las escuelas
privadas y empresariales, se estaban dividiendo. El tamaño de los
agravios por la corrupción desmedida, los pactos de impunidad y la
inseguridad pública afecta a todos. Y ahí, el único que exige cambiar de
manera tajante es AMLO. Por eso, mientras éste insiste en ir por más,
extender el contagio en plazas públicas, reuniones con empresarios y
entrevistas en los medios; sus más fuertes competidores de derecha, el
PRI y el PAN, intentan reagrupar fuerzas y consolidar su voto duro.
Lo
que se va dibujando en el escenario electoral es un efecto de bola de
nieve que avanza y crece. La sensación de que se perfila un ganador
viable atrae a más. Las certidumbres y las confianzas se consolidan y
expanden. La propuesta para “un cambio de régimen” se precisa en un
debate horizontal que recorre a los medios, penetra en las
organizaciones empresariales donde empiezan a hablar los mediano y
pequeños empresarios; vive en las universidades públicas y privadas,
agita a las organizaciones sociales y civiles y a los ciudadanos de a
pié. El orden “natural” de las cosas se discute, se antoja y se hace
posible modificarlo.
La guerra sucia
Desde las perspectivas de sus grandes opositores, institucionales y
poderes de facto, beneficiarios del statu urge frenar esa bola de nieve,
convertirla en otro competidor en piso parejo, aunque tenga 20 puntos
de ventaja. ¿Cómo hacerlo?
A las certidumbres, carcomerlas con las dudas.
Resulta que ese señor quemado por el sol y que vive recorriendo
municipios y ciudades, hablando en plazas bajo el sol inmisericorde de
mayo, mírenlo bien, es un enfermo terminal. Es un populista y el peso se
cae porque el dinero le teme, aunque los fondos financieros, las PYMES y
la COPARMEX insistan en hablar y abrir puentes con él. Va a destruir la
democracia pues quiere un poder absoluto y personal, aunque su
experiencia de gobierno en la ciudad de México lo desmienta y su
propuesta de refundar la república hable del rescate de instituciones
sometidas a la corrupción y al pacto de impunidad.
A la tentación de aspirar al cambio señalarla como desvarío.
Va a convertir a México en Venezuela y nos hundirá gastando de más.
Pues fíjense que no, porque con recuperar lo que se roban por corrupción
se financia la inversión pública y el gasto social. Regresará la
inflación y el desabasto como con Echeverría y López Portillo. Pues
tampoco, porque se mantendrán los equilibrios macroeconómicos y la
independencia del Banco de México. Va a expropiar empresas. Menos, se
trata de abrirle cancha a los millones de medianos y pequeños. Va a
frenar el crecimiento. Tampoco, pues se crecerá pero no de manera
concentrada como ahora, en manos de pocos y en contados lugares, sino de
manera horizontal y abierta. Se va a pelear con Trump. Bueno, ahí sí,
no dejará un Tuit sin contestar.
A los impulsos vitales que recorren a la gente contraponer la sombra de Tánatos.
En las redes aparece #amlomania y mensajes como estos: “No soy Moreno,
pero si gana #amlo ofrezco 5 estudios encefalográficos con su mapeo a
cinco niños que lo requieran”, “Si gana AMLO hago diez limpiezas
dentales Gratis y diez resinas Gratis y una prótesis!” “¿Se dan cuenta
que con la #Amlomanía se está viendo que los mexicanos podemos ayudarnos
unos a otros y que en efecto Juntos haremos historia?”. Y en contraste
las invitaciones a matar al candidato que provocaron que Ricardo Alemán,
periodista, fuera cesado de varios medios por la reacción cívica de las
redes sociales, o los rumores de su enfermedad terminal.
Paisaje antes de la batalla
Este
es el paisaje para el segundo debate. En medio de la contienda entre
una avalancha que se extiende y la urgencia para frenarla. Los debates,
que se promueven como un espacio de excelencia de la democracia donde
los candidatos se exponen a la controversia; son a la vez una pieza
estratégica para los núcleos preocupados de los poderes, políticos,
económicos y mediáticos. Desde ahí se conciben como detonadores de
posibles cambios en las audiencias atrapadas por un evento con el más
alto rating. Y en estas circunstancias, o constatan que la bola de nieve
ya es una avalancha, o se convierten en la barrera que intenta
frenarla.
En la experiencia internacional y nacional de
las políticas mediáticas se crean sinergias entre tres polos que
intentan amplificar, reducir o modificar las percepciones de los
públicos hasta entonces detectadas. El primer polo es el debate
organizado según las pautas de un reality show “divertido”. Luego vienen
los opinadores mediáticos que enjuician a bote pronto lo apenas visto
para influir en el respetable público. Y al final, como vox populi, las
mediciones por empresas dedicadas a las encuestas que por cierto,
carecen de reglamentación pública que verifique su funcionamiento, y que
ratifican tendencias previas o anuncian espectaculares virajes.
Las encuestas que vendrán
¿Cómo
van a reaccionar después del segundo debate las casas encuestadoras
ahora que los registros realizados a la fecha rehabilitaron su
credibilidad y que como empresas se encuentran en una burbuja favorable
para el negocio? Por lo pronto, la casa encuestadora GEA – ISA ahora con
su prestigio a nivel del mar, ya se adelantó y desde el primer debate
planteó que se había reducido la diferencia entre AMLO y Anaya en ¡5
puntos! Hicieron la misma trampa en marzo del 2006 pero ahora, ante
tanta evidencia, nadie se atrevió a sostener su delirio.
Lo
que sí me parece inevitable es que esa estrategia del detonador del
cambio de tendencias se aplique tarde o temprano a lo largo de este mes
de mayo. No tienen otra salida en el marco flexible de las simulaciones
legales. Llegar a mediados de junio con una avalancha de ese tamaño
tras sus espaldas, esteriliza las millonarias inversiones para la compra
de votos y no deja espacio de maniobra “institucional” para hacer
creíble victorias sorprendentes. Sería tanto como entregar la silla
antes del tiempo.
Carlos San Juan Victoria
Profesor investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia
Editor de la revista Con-temporánea http://con-temporanea.inah.gob.mx/
https://www.alainet.org/es/articulo/193041
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