Quinto Poder
Por: Argentina Casanova*
“...el
feminismo permitió a las mujeres criticar y revalorar su quehacer, su
mundo y su propio ser, definir –como deseo- su propia humanidad.”
Identidad femenina, Marcela Lagarde
Pocas veces nos detenemos a considerar qué tanto nos provoca un
conflicto aún por resolver, esa confrontación entre el yo feminista y el
yo patriarcal con el que habitamos las mujeres que asumimos una vida en
la que nos replanteemos nuestra identidad y decisiones, una de esas
ocasiones es el amor romántico o feminista. Este último también nos
lleva a la interna confrontación y el conflicto.
La escisión en las mujeres, es además de como lo menciona Marcela
Lagarde el resultado de esa “doble vida” en la que transitamos al
organizar nuestras vidas resolviendo las confrontaciones internas.
“Cada mujer está involucrada en el sincretismo concretado en su
persona, vive la síntesis a partir de diferentes combinaciones,
profundidad, complejidad, y conflicto. La síntesis sincrética de
identidades en transformación constituye y organiza la subjetividad de
estas mujeres que virtualmente viven una doble vida.
Viviendo desde una conciencia del ser patriarcal que habita en
nosotras y confrontándolo de manera cada vez más inteligente por las
nociones aprendidas que nos llevan a ser más agudas en la detección de
nuestros propios momentos de expresión patriarcal, y con una identidad
feminista más formada, esta deriva en confrontaciones como señalaba en
temas básicos como el amor.
No solo es tener conciencia de una forma de ser y entender el amor a
partir de lo que desde la teoría feminista conocemos como el “amor
romántico” con todos sus defectos y extrañarnos frente a nosotras mismas
cuando habitamos y transitamos esos linderos. Saber reconocerlos no
basta, reflexionar sobre sus alcances en nuestra vida cotidiana tampoco.
Es más, yo diría que junto con la presión de un deber ser “amor
feminista” no pone contra la pared y nos lleva al conflicto de esa
escisión entre el ser feminista y el yo patriarcal que habita en
nosotras, pero donde ambos yo se transforman en opresión, ninguno
–aunque debiera- el yo feminista es una salida. Verán por qué digo esto.
Por un lado y sabemos hasta el cansancio cuánto daño nos hace el amor
romántico, la noción de los celos y vivirlos y sentirlos desde un
posible aprendizaje social del sentido de la propiedad no nos quita la
experiencia ni la sensación, experimentarla no nos aleja de la
posibilidad de toda la confrontación a la que nos conduce y en
consecuencia la frustración de asumir conscientemente la idea de que
estoy fallándole a mi feminismo.
Si vivo y experimento celos, si vivo y experimento pequeños placeres
derivados de la idea del amor romántico hay en mí, una conciencia
feminista que aparentemente se convierte en mi juez, yo misma. En
realidad mi yo feminista no me recrimina porque me da libertad y sentido
de que lo que no me lastima ni oprime puedo elegirlo, aunque esa
conciencia que me oprime es más bien ese yo patriarcal de “sigues sin
cumplir la expectativa que se tiene de ti”.
Complejo desde cualquier punto de vista que se le vea y reflexione,
me he hecho preguntas acerca de cómo puedo vivir aspectos del amor
romántico que no me jodan la vida feminista, pero más aún que no me
signifiquen opresión o deseos de opresión a otra persona, pero el tema
no queda ahí ya que nuestra conciencia feminista es también en alguna
parte un deber ser al que trato de responder desde mi yo obediente y
sumiso oprimido-patriarcalizado.
Es decir, aún mi yo feminista y consciente de que soy libre para
elegir se ve oprimido cuando sus propios principios se convierten en un
deber ser al que el yo patriarcal me muestra que no alcanzo a cumplir.
Me fija estándares difíciles de alcanzar sobre mi propio feminismo,
que sí y que no debo permitir, que sí y que no debo permitirme a mí
misma. Que sí y que no debo aceptar de una pareja que no es y claro que
no hay ninguna posibilidad de hallar a un hombre 100 por ciento
feminista porque claro que tendrá expresiones a las que una por una iré
desmontando desde mi aprendizaje feminista a entender que no son formas
de opresión sino aspectos sobre los que se puede dialogar y llegar a
entendimientos.
De tal forma que mis principios o ideas feministas no se conviertan
en una barrera, un prejuicio o tabla rígida con la que juzgue a otras
personas y a mí misma, a las parejas de mis amigas y a mi pareja o a la
expectativa de cómo ha de ser el hombre/mujer de la que me enamore desde
mi noción feminista del amor.
Realmente cuando usamos las ideas sobre un deber ser, corremos el
riesgo de convertirla más en un check list de virtudes inalcanzable por
nadie que viva en este mundo patriarcal, pero que nos sirve para
mantenernos alejadas de cualquier expresión humana de afecto y cariño de
pareja.
Y es cuando conviene recordarnos que estos son tiempos difíciles y en
tiempos de crisis conviene más enfrentarlos en pareja desde el amor,
vivir el amor en los tiempos de guerra desde otra perspectiva de apoyo
mutuo, acompañamiento, cuidado y honestidad, sinceridad de lo que se
vive y se siente, confianza y vivir la solidaridad de compartir las
dificultades para hacerlas menos difícil.
No me imagino una forma más feminista de entender el amor que esta,
saber que nos-se tienen para compartir y cuidarse mutuamente. Compartir
recursos, tiempo, vida, conocimientos, perspectivas, compartir sueños,
ideales y cuidarse mutuamente como se cuida al camarada de lucha para
que no sea uno sino dos los que lleguen al final, para que no sea una
sino dos las que alcancen ese punto de libertad dentro de este mismo
sistema social que nos oprime.
Y es cuando el feminismo deja de ser un parámetro para juzgarme a mí
misma y poner a las otras a alcanzar, y al compañero o compañera de
nuestra vida cuando nos liberamos de entenderlo todo como un deber ser,
porque el feminismo es parte de lo que podemos compartirle.
* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Campeche, Cam.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario