Acostumbrados a actuar en las sombras desde la creación del Consejo
Mexicano (antes, de Hombres) de Negocios, ser identificados en una
declaración del tabasqueño causó malestar y detonó el encono que, a lo
largo del mes de mayo, el segundo mes de campaña, los movió a
incursionar en la elección como no habían hecho en la historia, aunque
manteniendo el anonimato hasta la semana pasada.
Zongolica, Veracruz, población de cabecera en una región pobre y
olvidada de México, se convirtió en el epicentro del disgusto con el
sector del alto empresariado, cuando el fundador de Morena respondió a
pregunta de reporteros, respecto a las declaraciones que los voceros de
José Antonio Meade, Javier Lozano Alarcón, y de Margarita Zavala, Jorge
Camacho, hicieron sobre las presiones de empresarios para que ambos
declinaran a favor de Ricardo Anaya.
La revelación de los voceros fue la que puso de manifiesto que había
una operación en las sombras para incidir en el proceso electoral, algo
que el tabasqueño ya había perfilado sin ser explícito, al llamar a José
Antonio Meade reiteradamente en los días precedentes a mantenerse en la
contienda “porque lo querían bajar”.
Pero ya con la declaración de los voceros de sus opositores, López
Obrador identificó entre otros a Germán Larrea (Grupo México) y Alberto
Bailleres (Grupo Bal), segundo y tercero más ricos de México,
respectivamente. Esa fue la afrenta. En un país polarizado, los
millonarios quieren incidir en política, como siempre desde las sombras,
sin correr los riesgos de la polarización y la percepción popular.
Primero fue el desplegado, aunque escondidos en las siglas del CMN,
alteró la tradición de mantenerse en las sombras. Luego continuaron
usando a los organismos empresariales que suelen moverse conforme a los
designios de la cúpula de cúpulas.
Al radicalizar su encono contra López Obrador, fueron Larrea,
Bailleres, Eloy Vallina (Grupo Chihuahua), Héctor Hernández Pons
(Herdez) y José Antonio Fernández Carvajal (Femsa), quienes se animaron a
exponerse públicamente con sus comunicados, preámbulo de la estrategia
que seguirán en los próximos días. El común denominador de su mensaje es
decir que el país entrará en crisis, volverá a los tiempos de Luis
Echeverría y José López Portillo, como se expone en la edición del
semanario Proceso actualmente en circulación.
Naturalmente, omiten la relación que con aquellos presidentes y los
que les siguieron, mantuvieron al menos los veteranos; la adquisición de
empresas paraestatales y su posterior venta en los noventa; el
Fobaproa, e inclusive, participaciones directas en el andamiaje priista,
como en el caso de Vallina y Claudio X González, que llegaron a ocupar
cargos en el PRI o en la estructura gubernamental.
Aun actuando en las sombras, a punto de designar candidato a Luis
Echeverría, por ejemplo, los presidenciales hicieron pasarela ante los
hombres del CMN. En las sombras, opinaban sobre la designación de cada
sucesión presidencial. Un privilegio para los barones del dinero, de
espaldas a la sociedad.
Quizás en un intento por distender el conflicto con el puntero, hacen
la oferta de una reunión, a puerta cerrada, con los cuatro
presidenciales. Una vez más el privilegio, cuando hoy más que nunca,
gane quien gane las elecciones y sea cual sea su postura, lo que el país
necesita para ser más democrático es transparencia en los poderes
fácticos, en sus intereses e inquietudes, algo que los magnates no
parecen dispuestos a asumir… su costumbre es de influencia desde las
sombras.
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