El sexenio inició con un truco escénico del ex director González Anaya (2012-2016) para
salvaral instituto
sólodurante los años-Peña y prosiguió con el ex director Mikel Arriola (2016-2017) quien, repitiéndolo sin pausa, lo asumió como su
continuidad. De inmediato llegaron las cuentas y cuentos que Arriola y José Antonio Meade (desde Sedesol) impusieron al IMSS.
Como González Anaya eludió ajustar el diagnóstico panista
(Fox-Calderón) deliberadamente equivocado sobre la situación
institucional, elaboró otro
nuevoprincipio fabulado, tan inverosímil como el previo. Ignoró lo principal: el impacto financiero generado por la privatización pensionaria de Zedillo (1995). Luego inventó otro cambio financiero que, además, presumió como la fantástica
salvaciónsexenal del IMSS-Peña.
Tramposamente, hizo brotar la
crisis financierade la
cargade la doble morbilidad simultánea que representan los padecimientos crónico-respiratorios-infecciosos; de los médicos y enfermeras que
no están coordinados para atender los males crónicosy que son remunerados con salarios fijos
no atados a los servicios prestados. Además,
los sindicalizados perciben bonos de desempeño no vinculados a su propia actuación. ¡Y esto
generóuna crisis financiera!
Así surgió el fantástico
salvamentopeñista. En 2012, apuntó González Anaya, el IMSS enfrentaba una situación
crítica, pero gracias a su Plan Estratégico, se establecieron los objetivos simultáneos para
mejorarla calidad del servicio y asegurar la sustentabilidad financiera en el corto, mediano y largo plazos. Que, como confirman las innumerables quejas de los derechohabientes, constituía una agenda imposible.
Y con su fábula continuó atribuyéndose mejoras en transparencia,
simplificación de procesos y fomento del cumplimiento de obligaciones
¡que lograron reducir el déficit
a la mitad! Tanto que, por la fábula, en sólo dos años los esfuerzos para estabilizar al IMSS disminuyeron
a la mitadel uso de las reservas.
En octubre de 2015, en la 106 Asamblea General Ordinaria, sostuvo ante Peña
así, señor Presidente, con orgullo colectivo le informo que la viabilidad financiera del instituto está garantizada durante su administración, mientras lo alcanzaban, por minuto, las denuncias sobre la calidad de los servicios.
Asesorado por José Antonio Meade (desde Sedesol) el estudioso en
genéricos Mikel Arriola (Cofepris) lo relevó en febrero de 2016. Pronto
declaró que González Anaya
reconstruyó los cimientos del IMSS. Eso es lo que le dará viabilidad a mediano y largo plazos. En 2012 el déficit rondaba los 25 mil millones de pesos. Ahora suma 8 mil 600. El reto es mantener la disciplina fiscal y la ruta descendente del déficit financiero, mensaje que repitió seis meses sin pausa.
Pero en septiembre de 2016 matizó: el
topede uso de reservas –aseguró–
se reduciráen 2 mil millones de pesos durante 2017:
de 12 mil millones y originalmente era de cerca de 14 mil, pero a este ritmo el IMSS contará con reservas sólo hasta 2019. Está claro: ¡la bomba le estallará a quien llegue a Los Pinos en 2018!
Simultáneamente, las cuentas y cuentos de Arriola-Meade
encontraron su campo natural: los medios. Un racimo de programas
taquilleros cayeron como tormenta sobre el instituto.
Meade extendió –sin más– la agenda-Sedesol al IMSS. Apareció
–subsidiado por el gobierno federal y con misma infraestructura– la
campaña para el
grandiosoprograma de afiliación de 7 millones de estudiantes (establecido por decreto presidencial desde 1998). Ambos aparecían fotografiados juntos: Veracruz, Zacatecas, Baja California Sur, Puebla, Coahuila, Sinaloa. Arriola pretextó
inclusión social, derecho a la salud, prevención de enfermedades, embarazos no deseados y adicciones. Y Meade agregó:
permitirá que todos los jóvenes tengan derecho al IMSS.
Con la sombra de la tragedia de la guardería ABC, otro programa
taquillero –de dudoso impacto– fueron los convenios IMSS-SEP para la
acreditaciónde programas de estudios en guarderías. Ambos se volvieron a fotografiar en Baja Sur. Arriola postuló:
el compromiso de seguir cumpliendo esta obligación de seguridad social para brindar el servicio a padres y niños, pero ahora con un valor agregado, que es el acceso a la educación prescolar. ¿Acceso?
En agosto de 2016, el IMSS anunció una mega-inversión en guarderías
para los próximos cinco años: 6 mil millones de pesos para contratar 125
guarderías subrogadas y sumar sólo ¡25 mil nuevos lugares! En Nuevo
León, Sinaloa y Jalisco. Ellas se sumarán a las mil 386 subrogadas y 142
propias existentes: una oferta casi estancada desde hace décadas: 236
mil lugares. ¿Acceso o programas taquilleros?
Arriola presumió (24 de septiembre) que
por primera vezlas guarderías del IMSS extenderían certificados, con reconocimiento de la SEP, a 205 mil infantes que cursen el primer año de prescolar:
las madres trabajadoras no deberán sacar a sus hijos de la guardería cuando cumplan tres o cuatro años para inscribirlos en un kínder. ¡Como si la calidad (del desarrollo sicomotor) dependiera de un certificado!
La educación, agregó,
debe orientarse a desarrollar personalidad y capacidades del niño, inculcarle el respeto de los derechos humanos y prepararlo para una vida adulta sana. ¡Faltaba más!
El 24 de agosto de 2016, Arriola acompañó a Meade durante el evento
(Milpa Alta) en que Sedesol entregó la cartilla social 6 millones, donde
ambos invocaron (después de la foto) las clínicas de IMSS-Prospera.
En 2017, Arriola,
salvadordel IMSS, declaró que el instituto enfrentaba un gasto de
más de 2 billones para los próximos 70 años: éste es el saldo del régimen de beneficio definido de los trabajadores-IMSS. Y remató: son 270 mil que cobran pensión
800 por ciento mayor y que se gradúa para ser pensionado a los 52 años. ¡Así vio a quienes dejaron su vida en el Instituto Mexicano del Seguro Social!
*Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco
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