Los empleos de calidad han disminuido en el sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto, el cual dejará a casi la mitad de los mexicanos trabajando sin un seguro médico ni contrato laboral, y ganando menos de un salario mínimo, reveló el informe “Desigualdades en México 2018”, presentado por El Colegio de México.
El estudio concluyó también que la probabilidad de que un mexicano nacido en uno de los hogares más pobres del país alcance a lo largo de su vida elevados ingresos es de solo 2.1 por ciento.
Ciudad de México, 6 de junio (SinEmbargo).– Desde el año 2000, las
oportunidades para acceder a empleos de calidad han disminuido y se
agravaron en este sexenio, el cual dejará a casi la mitad de los
mexicanos trabajando sin un seguro médico ni contrato laboral, y ganando
menos de un salario mínimo, reveló el informe “Desigualdades en México
2018”, presentado por El Colegio de México.
El estudio identificó que desde hace 17 años las oportunidades para acceder a empleos de calidad en México han disminuido y la precariedad laboral se revela en tres datos contundentes: la proporción de trabajadores subordinados que ganan menos de un salario mínimo ha aumentado en más de 50 por ciento, la fracción con seguridad social no ha crecido y la de quienes trabajan sin contrato ha disminuido marginalmente.
Por ejemplo, el porcentaje de personas con ingresos laborales menores
a un salario mínimo se incrementó de 14.4 por ciento en el año 2000 a
24 por ciento en 2017. Además, casi la mitad de la fuerza laboral en el
país sigue sin tener las prestaciones asociadas a la seguridad social,
pasó de 44.3 por ciento en 2000 a 45.3 por ciento en 2017.
En este periodo, las condiciones laborales se deterioraron particularmente para las mujeres: el porcentaje de trabajadoras sin seguro social pasó de 41.2 por ciento en 2000 a 48 por ciento en 2017, sostiene el documento elaborado por 11 investigadores que analizaron datos oficiales desde el 2000.
En lo que se refiere a la proporción de trabajadores sin contrato,
este porcentaje se mantiene muy elevado: 45.8 por ciento de la fuerza
laboral en 2000 y 44.5 por ciento en 2017. La proporción de trabajadores
con contratos temporales se incrementó ligeramente hacia el 2017.
SALARIO INSUFICIENTE
De acuerdo con el estudio, a partir de la recesión de 2008 los
salarios se han deteriorado en un 32 por ciento para las personas con
alta escolaridad, sin una mejora sustancial en los ingresos de los otros
grupos.
Del año 2007 en adelante, los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) muestran que los salarios en el sector formal no han aumentado. De hecho, con las tasas de inflación observadas, en 2017 el salario real mediano se encuentra casi al mismo nivel que en 2007.
En el año 2007, el ingreso mediano de los trabajadores era poco mayor
a 6 mil pesos al mes, mientras que en 2017 era de casi 5 mil 200, 13
por ciento de disminución en su valor real.
Otro indicador importante de desigualdad económica es la brecha
salarial entre hombres y mujeres, es decir, la fracción de salario que
las mujeres necesitarían recibir para obtener el mismo ingreso que los
hombres. En el 2000, según datos del IMSS, las mujeres trabajadoras
obtenían, aproximadamente, 20 por ciento menos de ingresos laborales que
los hombres.
NACER Y VIVIR EN LA POBREZA
La mayoría de los mexicanos que nacen en un hogar en situación de
pobreza tienen pocas posibilidades de escalar en su vida adulta al grupo
de ingresos más altos, concluyó un estudio del Colegio de México.
El informe “Desigualdades en México 2018” encontró que sólo 2.1 por ciento de personas provenientes de una familia situada en el quintil uno de la población, el de menor acceso a bienes y servicios, consigue ascender de adulto al quintil cinco, el de mayor ventaja económica.
Por el contrario, el 76 por ciento de los hijos de los hogares pobres
se mantienen en los quintiles uno y dos cuando crecen, un dato que
demuestra que México tiene una de las tasas de movilidad social más
bajas del mundo, según el estudio.
“En México si una persona proviene de un hogar en situación de pobreza, tiene una alta probabilidad de permanecer en una situación similar cuando alcance la edad adulta”, sostiene el documento.
El análisis muestra el caso de dos mexicanas de 48 años de edad y
nacidas el mismo día para ejemplificar el escenario de la desigualdad en
México, la 15ª mayor economía del orbe y la segunda de América Latina
en la clasificación del Banco Mundial.
María, originaria de un poblado indígena del sureño estado de Oaxaca, uno de los más pobres del país, es analfabeta, gana 300 pesos (14.7 dólares) diarios como empleada doméstica en la capital del país, carece de seguro médico, su esposo es trabajador de la construcción que un tiempo migró a Estados Unidos y sus cuatro hijos no terminaron el bachillerato.
La otra, Matilde, hija de un médico y una enfermera de la ciudad de
Ensenada, Baja California (noroeste de México), estudió derecho, se casó
con un abogado, tiene un salario diario de mil 500 pesos (73.5
dólares), prestaciones laborales, seguro de gastos médicos y sus dos
hijas son profesionistas.
El informe expuso que, a diferencia del caso mexicano, el 13.5 por
ciento de quienes nacen en pobreza en Canadá escalan socialmente al
grupo de ingresos más altos, mientras que en Estados Unidos lo hace el
7.5 por ciento.
“Esta movilidad, sumamente baja, implica que el país no tiene un sistema efectivo para igualar las oportunidades de acceso de los ciudadanos a bienes y servicios cruciales”, destacó.
Preparado por demógrafos, sociólogos, politólogos y economistas, el
estudio alertó que el panorama de la movilidad se complica en la
actualidad porque los ingresos de los trabajadores mexicanos se
estancaron a partir de 2007 o incluso disminuyeron.
La directora de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), Gabriela Ramos, dijo en la presentación del informe
que México tiene que considerar que la desigualdad y la pobreza son un
obstáculo para el crecimiento económico.
El país debe fortalecer su sistema de seguridad social e incorporar
la equidad en todas las políticas económicas, como las fiscales y
monetarias, y no sólo en las sociales, agregó la también Sherpa ante el
G20 de la OCDE.
“La desigualdad no va a terminar con políticas asistencialistas, sino con esta redefinición del modelo económico que tenemos que pensar en términos de cuáles son estos elementos que se dan en las diferentes familias que quedan atrapadas en este nivel”, apuntó Ramos.
–Con información de Xinhua
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