La Jornada
Los presidentes del
Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, y del
Consejo Mexicano de Negocios (CMN), Alejandro Ramírez, hicieron ayer
declaraciones tranquilizadoras y propositivas de cara a las elecciones
del primero de julio.
Luego de culminar un encuentro con Andrés Manuel López Obrador,
candidato de la coalición Juntos Haremos Historia a la presidencia, el
titular del CCE subrayó que la iniciativa privada tiene la convicción de
seguir invirtiendo y colaborando con México y buscando más inversión y más empleos,
independientemente de quién ganelos comicios inminentes.
Agregó:
a todos nos conviene que el gobierno que sea, que hayamos escogido los mexicanos, sea exitosoy se manifestó partidario de
combatir la corrupción y la inseguridad,
erradicar la pobreza extrema y combatir o disminuir la desigualdad.
Por su parte, el presidente del CMN señaló la disposición de los grandes empresarios a
respetar y trabajar de la mano con quien resulte ganador de la contienda electoral en beneficio del país y de los mexicanos. En tanto, el político tabasqueño afirmó al salir de la reunión:
si ganamos, vamos a tener una relación de cooperación entre los sectores privado y público; va a haber acuerdos para impulsar el desarrollo, crear empleos, que mejore la situación económica y socialde México.
Cabe destacar que entre el lunes y el martes de esta semana la cúpula
de los grandes empresarios sostuvo reuniones con los cuatro aspirantes
presidenciales: Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez
Calderón, además del ya citado López Obrador; no obstante, fue el
encuentro con este último el que generó mayores expectativas, pues
durante las semanas antepasada y pasada prominentes hombres de negocios
emitieron posicionamientos en contra del tabasqueño y exhortaron a sus
empleados y socios a no votar por él.
Se introdujo, de esta forma, un indeseable e indebido factor
de desasosiego en el proceso electoral y se señaló que los dueños de
algunas grandes compañías contribuían de nueva cuenta a atizar el temor y
la zozobra para reducir las posibilidades de triunfo del candidato que
puntea en las encuestas. Así, aunque era de esperar que las reuniones
con Meade y con Anaya transcurrieran de manera tersa y sin sobresaltos,
había razones para temer que el encuentro con López Obrador se
desarrollara con aspereza. No fue así, y es pertinente felicitarse por
lo que parece una rectificación y un reposicionamiento de los dueños del
capital y por lo que esto tiene de constructivo ante un proceso
electoral de por sí cargado de tensión, polarización, campañas sucias y
violencia.
El propósito explícito de las cúpulas empresariales de respetar el
veredicto de las urnas, sea quien sea el ganador, y de establecer una
relación positiva con el gobierno que deberá asumir el cargo el próximo
primero de diciembre, despeja, en suma, un elemento de desasosiego y
contribuye a dar certidumbre y tranquilidad a los ciudadanos para
meditar el sentido de su sufragio y acudir a las urnas sin temor y en
estricto apego a sus convicciones.
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