Intereses machistas & Economía machista
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"El chiringuito del machismo no son las subvenciones sino los Presupuestos Generales del Estado y la economía... neoliberal, militarista y patriarcal... todo encauzado hacia la necesidad e interés del "macho". |
Qué clase de beneficios
no tendrá el machismo cuando sólo por los costes de la violencia de
género está dispuesto a pagar 109.000 millones de euros cada año. Así lo
recoge el estudio coordinado por el Instituto para la Igualdad de
Género de la UE, una cantidad que supone el 0’8% del PIB de los 28
Estados miembros.
Y es que el machismo también es un negocio para
quien ocupa las posiciones de poder que dan los privilegios de una
cultura hecha a imagen y semejanza de los hombres, que son quienes se
mueven por esas plantas acristaladas en las alturas de la estructura
social desde las que todo se observa y se domina.
Ya hemos insistido en más de una ocasión en que el
machismo es cultura, no conducta,
y por tanto las dinámicas que genera son de dos tipos, por un lado las
sociales o generales, y por otro las individuales o personales; y en
ambas los hombres y su modelo androcéntrico tienen ventajas y beneficios
económicos. Veámoslo de forma rápida.
A nivel social, las relaciones y la economía se han
organizado bajo la referencia de que las mujeres deben asumir las tareas
domésticas y de cuidado sin remuneración alguna. Pero, además, si
trabajan fuera del hogar han de hacerlo sin abandonar sus “obligaciones”
domésticas,
situación que lleva a que, tal y como recoge el Barómetro del CIS
(marzo de 2014), trabajando prácticamente lo mismo fuera de casa
dediquen cada día un 97’3% más de tiempo que los hombres a las tareas
del hogar, y un 25’8% más a las labores de cuidado de los hijos e hijas.
Por si fuera poco, también cobran menos que los hombres en una brecha
salarial que parece insalvable, y la precariedad de sus trabajos
se refleja en la sobre-representación de las mujeres en los puestos más
bajos, y en la “renuncia” a la jornada completa por cuestiones
relacionadas con los cuidados de familiares.
A nivel individual, cada uno de los hombres que
cuenta con una de esas mujeres
que asume renunciar al trabajo, realizar las tareas de casa, cuidar a
los niños, reducir su jornada… tiene el beneficio económico de poder
seguir ganando más y de hacer las promociones necesarias con las que
obtener el reconocimiento “merecido” para ascender profesionalmente y
así ganar más dinero y más independencia. Este hecho ya fue puesto de
manifiesto de manera científica en el trabajo publicado por S. Zedeck en
el Journal of Applied Psychology (2008),
en el que se concluye que los hombres que siguen el modelo machista en
su vida y en sus relaciones de pareja o familiares ganan más dinero.
Como se puede ver, tanto a nivel macro, en lo que es
el modelo
capitalista de economía al que tanto le gusta la explotación de las
personas, como a nivel individual, el beneficio para los hombres bajo el
machismo es directo e inmediato, lo cual muestra el negocio que supone
el machismo para ellos.
Y para poder obtener esos beneficios económicos sin
que el sistema se
venga abajo ni de lugar a una revolución, necesita crear un marco de
significado en el que se entienda que esa organización es la correcta, y
unas circunstancias de vulnerabilidad para las mujeres
que las lleve a “aceptar” esa precariedad como parte del destino, o
como una forma de adquirir algo de autonomía e independencia con las que
salir de los límites que las atrapan en oportunidades y expectativas.
El machismo, que es cultura, no conducta, se encarga
de actuar sobre los dos niveles comentados, el social y el individual,
para hacer entender que esa distribución desigual del trabajo y la
asignación de tareas específicas para hombres y mujeres, es adecuada.
Una situación que se ve reflejada de manera gráfica en las palabras del
eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke, cuando dice que las mujeres
deben cobrar menos porque “son más débiles y menos inteligentes”, o en las de su compatriota en el Parlamento Europeo, Stanislaw Zóltek, que ha declarado recientemente que “hay trabajos para hombres y trabajos para mujeres”. Curiosamente, se le ha olvidado decir que los mejores trabajos son para los hombres y los peores para las mujeres.
El machismo no es tonto, es malvado y violento, pero
sabe muy bien cómo tiene que organizarse y cómo ha de responder para
mantener sus privilegios y su modelo. Lo que ocurre es que es tan
prepotente y se cree tan superior, que no se da cuenta de que en los
propios argumentos que utiliza para atacar a la Igualdad refleja sus
miedos y sus intereses.
Por ejemplo, cuando dice que no debe haber recursos
específicos para la violencia de género
y que todas las violencias deben ser abordadas con las mismas
iniciativas, lo que refleja es el miedo a que se identifique que detrás
de la violencia contra las mujeres no sólo está el agresor de cada caso,
sino las referencias comunes a cada uno de ellos que la cultura
machista pone a su disposición. Por eso en lugar de pedir una ley contra
la violencia que sufren los hombres, que según ellos es su
preocupación, piden que se derogue la ley contra la violencia de género,
algo que no tiene sentido. Cuando comentan que la custodia de los hijos
debe ser compartida, callan y se oponen al desarrollo de medidas para
que los padres se incorporen a las tareas de cuidado igual que lo hacen
las madres. Cuando denominan a las feministas como “feminazis” reflejan
su ideología supremacista y su inspiración en quienes actuaron
intentando aniquilar a quien consideraban como diferente e inferior.
Y ahora, cuando hablan de los “chiringuitos” del
feminismo
revelan que lo que intentan proteger es su chiringuito machista y el
negocio que supone el machismo, no a través de “subvenciones” puntuales,
sino de los Presupuestos Generales del Estado y de toda la economía.
Un negocio que está dispuesto a pagar cada año 109.000 millones de euros en la UE
para costear la violencia de género que ejercen con impunidad, y de esa
forma mantener sus beneficios directos e indirectos. Una situación que
nos da una idea, no sólo de los privilegios que tienen los machistas,
sino también de las ganancias económicas que reciben.
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