Gabriela Rodríguez *
Poner fin a la violencia
contra las mujeres y niñas se ha convertido en una movilización
mundial, sobre todo de mujeres jóvenes nacidas durante este siglo.
Después de 100 años del comienzo de los feminismos, cuyas
reivindicaciones se orientaban hacia el acceso a la educación, al
empleo, al voto y a la participación política de las mujeres, hoy el
reclamo mundial es detener las formas de violencia machista contra ellas
en el ámbito social y especialmente como responsabilidad de Estado. No
es un tema nuevo, pero ahí estaba, no es un problema reciente, pero no
se visibilizaba tan contundentemente como hoy: marchas, movilizaciones,
protestas pacíficas y no pacíficas, denuncias y reclamos que han
colocado el asunto no sólo en las redes sociales, sino también en las
conversaciones cotidianas de ámbitos laborales, familiares, escolares y
sociales.
Si el siglo XX cambió la vida de las mujeres, al abrirles acceso a
estudios superiores, a participación económica y política, especialmente
en las naciones ricas y entre las clases medias y altas de los demás,
hoy se reconoce que la violencia hacia las mujeres no ha disminuido en
ninguno de los sectores.
La exigencia actual es detener todas las formas de violencia, desde
la agresión verbal hasta el feminicidio, y pasando por la violación. Más
allá de sus reconocimientos, de retóricas y de leyes bien armadas, el
reclamo es para actuar, para realizar acciones efectivas y pararla, en
los hechos.
La más grave de las violencias, el feminicidio es un fenómeno difícil
de comprender, toda vez que los agresores son hombres, en su mayoría
parejas o familiares. Según la ONU, cada día un promedio de 140 mujeres
alrededor del mundo mueren a manos de su pareja o de un integrante de su
familia: el hogar es el lugar más probable donde las mujeres pueden ser
asesinadas. Ochenta por ciento de las víctimas de homicidios
perpetrados por la pareja o compañero íntimo son mujeres.
La prevención y atención de las mujeres que viven situaciones de
violencia es una tarea de alta prioridad en el gobierno actual de la
Ciudad de México. A modo de rendición de cuentas del año, refiero aquí
algunas acciones que viene realizando la Secretaría de las Mujeres.
Desde marzo se incorporaron Abogadas de las Mujeres en 79 agencias
del Ministerio Público, donde se han ofrecido 45 mil 938 asesorías y se
han iniciado 9 mil 570 carpetas de investigación; de éstas, 5 mil 673 se
abrieron por violencia familiar; en segundo lugar, por abuso sexual,
con mil 94; 795 carpetas de investigación por amenazas y por violación
las abogadas han levantado 465.
Cuando se detectan a mujeres en alto riesgo feminicida, las abogadas
les tramitan medidas de protección, también las canalizan a servicios
integrales a las Lunas, que son unidades territoriales de atención
sicológica y jurídica en las 16 demarcaciones de la capital. Las
abogadas elaboran la solicitud de medidas de protección, acompañana la
mujer ante el juzgado en turno, una vez que se conceden dichas medidas
se señala fecha y hora para audiencia al agresor. A la audiencia la
mujer va acompañada con una integrante de Abogadas de las Mujeres para
solicitar que se confirmen las medidas de protección: prohibición al
agresor de acercarse o comunicarse con la mujer; desocupación inmediata
del domicilio; prohibición al agresor para realizar conductas de
molestia; entrega inmediata de objetos personales y documentos de
identidad de la mujer y sus hijos menores de edad; vigilancia y custodia
personal a la mujer a cargo de la policía de investigación o de la
policía ciudadana; se canaliza a las mujeres para un espacio temporal en
lugares seguros, que puede ser la Casa de Emergencia o el Refugio,
ambos de la Secretaría de las Mujeres; reingreso de la afectada a su
domicilio; prohibición al agresor de intimidar o molestar a la mujer por
sí, por cualquier medio o por terceras personas; prohibición al agresor
para captar o transmitir por cualquier medio o tecnología imágenes de
la mujer. Además se puede tramitar suspensión temporal del régimen de
visitas y convivencias; elaborar inventario de bienes; prohibir al
agresor hipotecar o enajenar bienes de la sociedad conyugal y obligarle a
dar una pensión alimentaria inmediata.
Al Refugio o la Casa de Emergencia ingresan mujeres que viven alto
riesgo para su integridad o su vida, y no cuentan con redes de apoyo
seguras. En este año se han atendido 599 personas, de las cuales 237 son
mujeres en alto riesgo y 362 son sus hijos menores de 12 años.
Atender a las mujeres en situación de violencia ha sido una tarea
clave del presente año, las acciones de prevención comenzaron con
campañas de comunicación mediáticas y territoriales, éstas y otras
acciones de prevención tomarán un vuelo más alto en 2020. Porque así lo
requiere la situación.
* Titular de la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México
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