Gustavo Leal F.*
La Secretaría de Salud-CDMX comunica que, a septiembre de 2019, 102 Centros cuentan con servicio
todos los días del año, abriendo fines de semana. Funcionando bajo adecuados esquemas laborales para el equipo de salud que brindará en los nuevos horarios esa atención ampliada –es decir: con las debidas bases definitivas y su correspondiente formato único de movimientos (FUM)–, más el surtimiento de insumos requeridos se trata, sin duda, de una medida efectiva pero ¿también eficaz?
Es efectiva por sus beneficios inmediatos sobre usuarios/pacientes y
el equipo de salud que los atiende. Con la jornada de fin de semana
inicia la corrección de la tendencia para recurrir a lo único, hasta
ahora, disponible en el sector público: las urgencias. Además de que
ahora se otorga mayor consulta de medicina general –niños y adultos
mayores– respecto a la que se atiende entre semana.
La jornada de fin de semana también puede expandir el abanico de
opciones preventivas incluidas en la Cartilla Nacional de Salud.
Igualmente, esa atención facilita a usuarios/pacientes no incurrir en
ausentismo o verse obligados a solicitar permisos.
La atención es ofrecida por profesionales (no médicos pasantes) contratados bajo la modalidad de
estabilidad laboral(no basificados). Es claro que se requieren muchas más posiciones para reforzar el equipo de salud: médicos de rol, enfermeras y personal paramédico, entre otros, para que, si hubiera faltantes, siempre exista quién cubra la jornada ampliada. Ciertamente, otorgar la base presupuestal al equipo potenciará los beneficios de la medida porque ello limitaría las posibilidades de permisos, faltas acumuladas (por tratarse de jornadas de 12 horas) y retardos. De tal suerte que la efectividad de la jornada de fin de semana podría deparar todavía muchos más beneficios.
Sin embargo, es importante resaltar la suposición de que, aun si el
entero equipo de salud operativo fuera basificado, eso sólo anunciaría
la urgencia de implantar otras medidas en las posiciones de mando
directivo para que no sólo se dote al servicio de efectividad, sino
también de eficacia. Es decir mejorar la calidad. En efecto, una vez
otorgada la base el equipo operativo resulta indispensable que la
Secretaría de Salud fomente una nueva cultura laboral que, con la
autoridad de que son depositarios sus mando directivos en cada centro de
salud, evite que esas nuevas bases reproduzcan la vieja cultura laboral
corporativa e inercial que pretende servirse de esas bases ganadas a
pulso sólo como una especie de boleto de acceso abierto y sin límite a
las prestaciones de ley.
La efectividad y mayores beneficios que porta la oportuna medida de
la jornada de fin de semana podrán entonces consolidarse, siempre y
cuando tengan como marco una sólida Secretaría de Salud, dotada de ese
mando directivo capaz de hacer cumplir su autoridad para garantizar un
ambiente laboral eficaz en beneficio de una atención mejorada. Es decir:
con calidad.
Lo cual conlleva que, como secretaría, su refuerce su capacidad y mando institucional, tal como sugiere el Informe de la Comisión de Alto Nivel OPS-OMS: salud universal en el siglo XXI
(2019, anexo 2). Que instituya las responsabilidades propias a su rol
de autoridad, fomentando el trabajo conjunto entre todos los integrantes
del equipo de salud responsables del frente operativo y para lo cual,
como resulta lógico, sólo debieran desempeñar funciones de mando
directivo funcionarios familiarizados con ese mismo frente de operación.
En su rol de mando directivo, la Secretaría de Salud debería, por
tanto, también acotar ese sindicalismo de vocación corporativa que
pretende capitalizar el uso de los procesos de basificación sólo como
boleto de acceso abierto y sin límite a las prestaciones de ley, más que
como una ganada precondición laboral que coadyuvará a la mejora del
servicio en beneficio de los usuarios y pacientes.
De tal suerte que la eficacia de la medida dependerá, con mucho, de
que, en su implementación, el inventario de los objetivos buscados en el
servicio ampliado –que plasmarán auténticas mejoras en la calidad de la
atención– transite de manera simultánea hacia la prevención del daño.
Pues como observa la secretaria de Salud, Oliva López Arellano, el
concepto de salud como un
derechoy no como un
consumode servicios es
eje principalde la labor de esa dependencia. Por ello mismo, el modelo de atención propuesto ahora en la Ciudad de México,
Salud en tu vida, se basa en la estrategia integral de servicios primarios y cuyas
dimensionesabarcan promoción, prevención, atención de la enfermedad, rehabilitación, cuidados paliativos y el apoyo a una muerte digna.
La población objetivo es un universo de 4 millones de capitalinos,
sin seguridad social, que aguardan efectividad y eficacia en sus
servicios. Ese nuevo modelo debería impactar –previsiblemente– en un
mejorado perfil de las condiciones de salud metropolitanas.
* Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco
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