6/10/2020

Clima: nuevo desafío ante el coronavirus

Editorial La Jornada


La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que en las próximas semanas el clima podría empeorar la situación sanitaria que se vive en el continente por la pandemia de Covid-19.

En el hemisferio sur, la llegada del invierno el próximo 21 de junio significará un repunte de las enfermedades respiratorias estacionales, lo cual complica la lucha contra el coronavirus en al menos tres maneras: al aumentar la presión sobre los sistemas de salud, al ser padecimientos cuyos síntomas se confunden con los de que produce el nuevo coronavirus, y al incrementar el riesgo de que los pacientes de Covid-19 desarrollen infecciones graves.

Mientras, en el hemisferio norte, la temporada de huracanes que comenzó el 15 de mayo complicará los esfuerzos para frenar la propagación de la pandemia, sobre todo en el área del Caribe.

La presencia de tormentas tropicales obligará a los estados a destinar cuantiosos recursos materiales y humanos para la prevención y la remediación de estragos por los hasta 37 ciclones (18 en el Pacífico y 19 en el Atlántico) previstos por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Este factor debe sumarse a la doble crisis sanitaria y económica que se vive en México y en otros países del continente, que en estos momentos es el epicentro de la pandemia, cuando Estados Unidos y Brasil concentran más de un tercio de los contagios a escala mundial.

Las pérdidas materiales y humanas que la tormenta tropical Cristóbal dejó la semana pasada en los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas dan cuenta de la realidad de este desafío y de la magnitud del esfuerzo que deberá ponerse en marcha, con el fin de prevenir la mayor parte de las afectaciones, auxiliar a los damnificados y restablecer las infraestructuras dañadas por los meteoros.

Por otra parte, parece prudente recoger la recomendación de la OPS a las naciones sudamericanas y prepararse para la llegada de la temporada invernal mediante una campaña intensiva de vacunación que minimice la incidencia de enfermedades respiratorias, así como los referidos impactos de las mismas en el combate contra el coronavirus.

Si bien es cierto que en el norte del continente el invierno se encuentra a casi medio año de distancia, es previsible que el descenso de la temperatura traiga consigo un nuevo brote de la pandemia, o incluso el recrudecimiento del primero, todavía no erradicado para entonces. En suma, bien harían las autoridades y la población mexicanas en anticiparse a cualquier nueva complicación de una crisis que ya ha dejado una estela de destrucción en las vidas de miles de personas y un parón económico que afecta a millones más.

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