Ciudad de México. La pandemia del COVID 19 dejó al
descubierto las desigualdades de género y los impactos sociales y
económicos para las mujeres, y esta crisis nos debe llevar a un cambio
profundo del modelo de desarrollo.
Así lo dijeron la Alta
Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet y la
secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, durante el conversatorio virtual
“Derechos Humanos de las mujeres: retos ante el COVID19″, organizado
este viernes por el Senado de la República.
En el foro, en el que
también participaron la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez
Cordero, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrad Casaubón y
la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman, las
diplomáticas coincidieron en que la salida de esta pandemia debe ser
con medidas de igualdad de género.
La Alta Comisionada de la ONU
para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, aseguró que la pandemia es
un problema global que requiere una respuesta global y destacó que esas
acciones sólo serán efectivas si los Derechos Humanos son su eje
rector.
La ex presidenta de Chile aseguró que ante esta
emergencia sanitaria tenemos dos deberes esenciales: superar la pandemia
y reconstruirnos mejor, porque, dijo, no podemos volver al día cero.
Si
recordamos las protestas del año pasado, expuso, la gente no está
contenta con el actual sistema económico porque siente que la democracia
no ha mejorado su vida. “Al reconstruirnos mejor tenemos que pensar en
las mujeres, pero también en una nueva economía inclusiva y sostenible”.
Bachelet
aseguró que el virus no discrimina pero sus impactos diferenciados ha
dejado al descubierto las desigualdades sociales y económicas de las que
se alimenta. “El COVID ha desnudado la realidad pero además la ha
exacerbado, ha exacerbado las desigualdades”.
Para la exdirectora
de ONUMujeres las consecuencias de la pandemia han sido catastróficas,
por ejemplo, mujeres y niñas corren riesgos, pero no debido a
vulnerabilidades inherentes sino a las consecuencias de la
discriminación y desigualdad preexistentes.
Un dato que llamó la
atención a la política, es que mujeres y hombres pueden contraer el
virus por igual, pero mueren más hombres y aunque las teorías no están
confirmadas, hay algunas que indican que las mujeres tiene dos
cromosomas X y por tanto más capacidad de respuesta inmunológica.
Además
de este tema, dijo, se debe entender que no todas las mujeres son
iguales y que unas viven condiciones de desigualdad más profundas como
pobreza, trabajar en la informalidad, ser parte de un grupo
discriminado, ser indígena o tener una discapacidad. “La respuesta no
puede ser neutra ni igual para todas”, advirtió.
Uno de los
problemas de la respuesta a la pandemia es que los países no tienen
datos desagregados por sexo y género para cada una de estas
características. “Un consejo es mirar el tema sin dejar a nadie atrás, o
esas personas seguirán atrás”, dijo Michelle Bachelet al dirigirse al
Senado y a las autoridades mexicanas presentes.
Agregó que la
pandemia está afectando a las mujeres de manera distinta, en particular
las víctimas de violencia, quienes están en confinamiento y sin recursos
para buscar apoyo. El UNFPA estima que si las medidas de confinamiento
continúan, en 6 meses se tendrán 31 millones de casos adicionales de
violencia de género, y en 3 meses se sumarán 15 millones más.
Si
antes del COVID, una de cada tres mujeres era víctima de violencia de
género en América Latina, Bachelet advirtió que hay señales del aumento
de la violencia doméstica, como ha sucedido en Brasil, Argentina, Chile y
México, donde también aumentaron las llamadas de emergencia al 911 por
casos de violencia en el hogar.
La diplomática chilena consideró
que en esta pandemia son esenciales los servicios para víctimas. Expuso
que en otros países se han tomado medidas como sistemas de llamadas de
emergencia, sistema de claves para pedir ayuda en lugares públicos como
farmacias, rentar hoteles para usarlos de albergues o contactar a
quienes habían denunciado violencia para asegurar que están seguras
durante el confinamiento.
En el caso de México, la alta
comisionada dijo que se debe seguir capacitando al personal que atiende
las llamadas del 911 y fortalecer otros servicios, por ejemplo, para
asegurar interpretación para mujeres y niñas sordas, o bien, promover
campañas mediáticas para sensibilizar sobre este problema social, pero
que integren mensajes claros, que sean representativas de mujeres y
niñas, que se realicen con expertas y que sean ampliamente difundidas.
Por
otro lado, Bachelet dijo el rol preponderante de las mujeres y niñas en
el cuidado de la salud, aumenta el riesgo de infección. En la región,
más de la mitad del personal médico y 80 por ciento del de enfermería
son mujeres, por lo que consideró que el equipo de salud debe contar con
equipo protección y condiciones para trabajar sin temor a agresiones
físicas por su labor o a que se les nieguen servicios como guarderías.
Un
tema más que puso sobre la mesa fue el presupuesto público. Los países
tienen recursos limitados y al desviar recursos para atender la pandemia
han dejado de lado el acceso a servicios de salud materna,
anticoncepción y aborto. Mencionó que se ha documentado que las mujeres
no son atendidas por falta de ambulancias o de hospitales, los cuales
han sido reconvertidos para atender a pacientes con el nuevo virus.
A
pesar de que se pueden notar los efectos de la pandemia, la alta
comisionada aseguró que el impacto real aún no lo hemos visto. Explicó
que las predicciones indican que el índice de Desarrollo Humano tendrá
un deceso histórico, un retroceso de al menos siete años en lo ganado,
además de que se espera la más grande contracción de la economía.
Al
respecto, la la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, expuso que durante
las últimas tres décadas los países han tenido un modelo de
concentración de riqueza y desigualdades. Esta cultura de privilegios
que normaliza la desigualdad, dijo, debe cambiar.
En su
participación, la diplomática mexicana mencionó que el impacto social
del COVID tiene rostro de mujer porque alrededor de 110 millones de
mujeres en América Latina y el Caribe se encuentran en situación de
pobreza y la caída económica por la pandemia sumaría 12 millones de
personas desempleadas y 15.9 millones de personas en pobreza extrema.
En su presentación mencionó que son necesarias políticas para
garantizar los derechos de las mujeres y la igualdad de género, en
especial de las mujeres jóvenes. Entre estas políticas se encuentran
ampliar el espacio fiscal y aumentar la progresividad de los sistemas
tributarios; reforzar el financiamiento de servicios integrales contra
la violencia de género. En este contexto, la Cepal apoya la propuesta de
otorgar un ingreso básico de emergencia, equivalente a una línea de
pobreza, durante seis meses. Esta iniciativa promovida por el organismo
ha sido retomada en la Cámara de Diputados, donde actualmente se discute
como un llamado al Ejecutivo federal y como reforma en materia
económica a futuro.
Bárcena coincidió con la alta comisionada de
la ONU al señalar que las medias de confinamiento están profundizando la
crisis de cuidados, especialmente para las mujeres con menores ingresos
y además han provocado situaciones de violencia.
En el tema de
la salud, expuso que la cobertura presenta una segregación según el
nivel de ingresos de los hogares en la región. En el primer décil de
ingreso, sólo 33.7 por ciento de las mujeres ocupadas cotiza o esta
afiliada a un sistema de salud. A esto se agrega que una cobertura
limitad de servicios de cuidado, hace que esta carga se traspase a las
los hogares, reforzando el trabajo no remunerado de las mujeres.
También mencionó que 72.8 por ciento de las personas profesionales de la salud son mujeres y enfrentan una brecha salarial.
En
tanto, en el terreno laboral, 54.3 por ciento de las mujeres se
encuentra ocupada en sectores que presentan precariedad, desde el punto
de vista de los salarios, sin formalidad en el empleo ni seguridad en el
punto de trabajo y mucho menos protección social.
Entre las
propuestas que propuso de la secretaria ejecutiva de la Cepal están
renovar los acuerdos del multilateralismo, generar datos desagregados
por sexo, transformar los privilegios de derechos y promover un futuro
feminista, con igualdad y sostenibilidad.
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