Ciudad de México. Pese a la crisis económica que
atraviesa el país por COVID-19, el número de personas afiliadas al
Programa Piloto para Trabajadoras del Hogar del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) creció durante el primer trimestre de la pandemia
al pasar de 21 mil 528 filiadas en marzo (primer mes del confinamiento) a
22 mil 235 en mayo, último del que se tiene registro.
El gobierno de México se puso como meta aumentar a 36 mil el número
de trabajadoras del hogar registradas a la seguridad social en 2020. En
marzo hubo 21 mil 528 personas registradas en el Programa Piloto, esta
cifra disminuyó a 21 mil 133 en abril, pero en mayo se recuperó al
alcanzar las 22 mil 235 afiliadas.
El salario promedio con el que estaban afiliadas las trabajadoras
también disminuyó durante el primer mes de la pandemia al pasar de 5 mil
82 pesos mensuales en marzo a 4 mil 975 en abril, pero en mayo se elevó
a 5 mil 89 pesos, según los datos oficiales ofrecidos al corte del 12
de junio de 2020.
Por número de trabajadora afiliada, hasta marzo de 2020 (a un año de
haberse lanzado el programa) se logró registrar a 19 mil 648
trabajadoras, que sumaron un total de 21 mil 592 personas aseguradas
tomando en cuenta a sus hijas e hijos. Luego de ese mes, el IMSS dejó de
presentar los datos desagregados de trabajadoras afiliadas y de
trabajadoras y dependientes, por lo que no se sabe cuántas de las 22 mil
235 afiliaciones que se consiguieron en esa fecha corresponden a nuevas
trabajadoras inscritas.
Desde que inició la pandemia, el Centro de Apoyo y Capacitación para
Empleadas del Hogar (CACEH), el Sindicato Nacional de Trabajadores y
Trabajadoras del Hogar (Sinactraho) y la Red Nacional de Trabajadoras
del Hogar, con organizaciones y colectivos que apoyan a este sector en
las entidades, han desempeñado campañas de diversa índole (en redes
sociales, llamadas telefónicas y visitas domiciliarias con despensas)
para informar a las trabajadoras y las y los empleadores sobre la
urgencia de garantizar durante esta epidemia el derecho a la salud de
las trabajadoras del hogar.
Por ejemplo, CACEH presentó la campaña “Cuida a quien te cuida” para
informar sobre buenas prácticas para que las y los empleadores respeten
los derechos laborales de las trabajadoras del hogar. Puedes encontrar
más información en este sitió web.
“Apoyo solidario a la palabra” traerá más endeudamientos
El gobierno federal ha dispuesto un único programa de apoyo económico
para las trabajadoras del hogar, el cual consiste en un crédito de 25
mil pesos mensuales, a pagar en tres años, con una tasa de interés del 6
por ciento.
Cuando se anunció, el titular del IMSS, Zoe Robledo, dijo que se
esperaba beneficiar a las 21 mil trabajadoras del hogar afiliadas al
IMSS, que representan menos del 1 por ciento de las mujeres que trabajan
en este sector en México. No obstante, hasta el corte del 12 de junio,
se habían aprobado sólo 3 mil 172 créditos para trabajadoras del hogar.
Aunque las mujeres representan 9 de cada 10 personas dedicadas a esta
labor, 53 por ciento del total de créditos solicitados han sido para
hombres y 47 por ciento para mujeres, de acuerdo con las cifras
oficiales.
Este crédito será un apoyo inmediato para las trabajadoras, pero
significará salir de la pandemia con más deudas, no es una alternativa
de mucho apoyo sino que traería consecuencias después, explicó la
coordinadora del Centro de Apoyo a la Trabajadora Doméstica A.C. en
Cuernavaca, Martha Patricia Vélez Tapia.
Desde que inició la pandemia, las trabajadoras han experimentado la
suspensión de sus actividades sin ningún pago, sólo recibieron el
salario del último día que trabajaron y no volvieron a ser contratadas
bajo el argumento de proteger a la familia y a ellas; en el caso de las
trabajadoras despedidas, no recibieron ningún finiquito. “Esto desató
una crisis muy fuerte en el sector”, dijo la también integrante de la
Red Nacional de Trabajadoras del Hogar.
De acuerdo con Vélez Tapia, este impacto económico se extiende a las
familias de las trabajadoras, ya que la mayoría son jefas de familia y
su ingreso es el único, por lo que han recurrido como alternativa de
vida a la venta de alimentos con servicio a domicilio, préstamos de
familiares, empeños de artículos domésticos y los pequeños ahorros que
lograron algunas.
La coordinadora del Centro de Apoyo a la Trabajadora Doméstica A.C.
detalló que un salario solidario con aportaciones de los empleadores y
el gobierno, como han planteado grupos empresariales, podría ser una
alternativa inmediata para apoyar a este sector; no obstante, observó,
el gobierno federal aún tiene pendiente desde antes de la pandemia pero
que ahora son urgentes, como es fijar un salario mínimo digno para las
trabajadoras que les permita estar incluidas en el tabulador de salarios
para oficios y profesiones.
Con respecto a las bajas en la afiliación a la seguridad social,
Vélez Tapia dijo que el IMSS requiere impulsar una campaña más fuerte,
con más sensibilización y con una política de difusión más incluyente,
ya que la estrategia de comunicación no está llegando a todos las
trabajadoras. Se requiere algo más popular o más socializado, expresó.
Por su parte. una de las tres secretarias colegiadas del Sinactraho,
María Isidro Llanos, coincidió en que la mayoría de las trabajadoras
fueron mandadas a descansar a su casa sin ningún sueldo; en el caso de
las que trabajan “de planta”, no se les permite salir de su centro de
trabajo para evitar contagios y sus jornadas son más extensas porque las
familias pasan más tiempo en los hogares.
Una de las afiliadas al Sinactraho — entre quienes ya suman mil 700–
presentó síntomas de COVID-19, aunque no desarrolló la enfermedad. Sus
empleadores la sometieron a una cuarentena sin poder ver a sus hijos
dependientes de ella, la trabajadora pagó todo su tratamiento médico y
sus empleadores (que se fueron a su casa de campo) la mandaron a
descansar sin salario y ya no le responden el teléfono, relató Llanos.
En el caso del crédito que ofrece el IMSS, la sindicalista observó
que el principal reto es que son muy pocas las trabajadoras afiliadas y a
muchas de ellas ya no les pagan el seguro; sólo las que tienen
empleadores conscientes pueden acceder a este crédito, dijo, pero lo
preocupante es cómo van a pagar después el crédito las trabajadoras que
queden desempleadas. El Sinactraho lleva a cabo conversatorios en línea
para explicar a las trabajadoras del hogar sus derechos y conseguir más
afiliadas.
La situación es peor para el caso de las trabajadoras del hogar
indígenas o que laboran en zonas rurales, ya que perciben un salario de
70, 60 y hasta 50 pesos; a esto se suma que el acceso a un crédito
significaría mayor temor económico para aquellas que no tienen trabajo o
un sueldo fijo que les asegure pagarlo, de acuerdo con la directora
general del Tzome Ixuk Mujeres Organizadas A.C, Juana Cruz Jiménez.
“Aquí (en la frontera) ya hay muchas empresas que prestan dinero,
pero no queremos ir porque no tenemos trabajo o dinero con qué pagarlo.
Los apoyos deben ser adecuados a la realidad de la población, no lo que
yo (funcionario) pienso”, expresó.
Cruz Jiménez, cuya organización está ubicada en el municipio indígena
Las Margaritas, en Chiapas, dijo que han conseguido apoyos para
repartir despensas a las trabajadoras más afectadas, ya que en abril
hubo muchos despidos y poco trabajo para las que se emplean “de entrada
por salida”. A esto se suma que las que laboran lo hacen sin ninguna
medida de salud.
En el caso del Programa Piloto, Cruz Jiménez dijo que muchas
trabajadoras del hogar no se han inscrito porque no tienen claridad
sobre cómo funciona, lo que revela que las instituciones no han llevado
adecuadamente esta información a las comunidades; y señaló que lo que se
requiere es el reconocimiento del trabajo de las empleadas del hogar,
como cualquier empleo, un salario fijo para los municipios, revisiones
de las condiciones laborales para las trabajadoras del hogar que se
empleaban en empresas y un diagnóstico serio de cuántas mujeres de
verdad reciben un salario mínimo y de cuántas conocen sus DH, además de
que el gobierno trabaje más de cerca con las organizaciones civiles que
están en contacto directo con las trabajadoras.
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