Enrique Calderón Alzati*
Luego de 16 meses de
haber asumido la Presidencia y de estar enfrentando una de las más
graves crisis económicas y sociales de la historia moderna, generada por
el Covid-19, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha podido
superar de manera calmada los furibundos ataques provenientes de oscuros
intereses contrarios a la soberanía y el bienestar del país. Para ello,
la dirección asumida por el Presidente, equipado con la autoridad moral
construida desde el inicio de su vida pública, nos ha permitido
enfrentar como nación el desafío en el que estamos viviendo, luego de
décadas caracterizadas por la irresponsabilidad y la corrupción de
quienes le antecedieron y desmantelaron los sistemas de salud e
incrementaron el nivel de la deuda externa y el de pobreza de la mayor
parte de la población.
En este contexto, adquieren especial relevancia los pagos de
impuestos realizados por grandes empresas como Walmart, Alcea, IBM y
América Móvil, que permitirán afrontar buena parte de los gastos que
ahora es necesario hacer, para mejorar la situación de los miles de
familias, de quienes han sido despedidos o perdido sus pequeños
negocios, a partir del surgimiento de la pandemia, así como de las que
ya de por si vivían en condiciones de pobreza extrema. ¿Por qué estas
empresas decidieron pagar impuestos que representan cantidades de muchos
miles de millones de pesos, cuando en el pasado no lo hacían? Existen
dos posibles respuestas: porque antes podían evadirlos mediante
gratificacionesa altos funcionarios, o porque sus directivos se han percatado, que ahora esos impuestos redundarán en mejores condiciones de vida para amplios segmentos de la población, incrementando la capacidad de compra de éstos y con ello el ingreso futuro de las mismas firmas, como sucede en países con mayores índices de desarrollo.
Por otra parte, llama la atención el hecho de que mientras las
empresas calificadoras, ligadas a los consorcios internacionales,
informen que la economía mexicana manifiesta signos de estancamiento o
incluso de decrecimiento, que están dando lugar a la salida de volúmenes
importantes de capitales, las remesas que envían cientos de miles de
mexicanos suban cada mes y lleguen a niveles inéditos, mostrando con
ello que la mayoría de nuestros connacionales, tiene plena confianza en
el futuro de México, a donde seguramente desean regresar en un futuro ¿A
qué se debe este fenómeno? ¿Será indicativo de la esperanza y el deseo
de regresar al país, considerando que el gobierno de López Obrador está
construyendo una nueva realidad que logrará encauzarlo por la senda del
progreso y la justicia social?
Quizá la mejor manera de medir las acciones realizadas por el actual
gobierno y su impacto en la economía de nuestro país, sería pensar en lo
que habrían hecho los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto para
enfrentar una crisis sanitaria, económica y social, como la que hemos
estado viviendo desde hace meses, pensando también en el papel que
habrían jugado algunos medios informativos, para mantener engañado a una
parte importante de la población, porque no cabe duda que ante esta
prueba de fuego, cualquiera de esos gobiernos, habrían sumido al país en
el caos, de manera similar a lo que sucede en Estados Unidos o Brasil,
gobernados hoy por personajes tan corruptos e incapaces como los ex
mandatarios antes citados. En contraste, las habilidades y los niveles
de compromiso con el pueblo, por parte del Presidente y su equipo de
colaboradores, han sobrepasado las expectativas de la sociedad, que de
diferente manera le manifiesta su respaldo.
Hace una semana un grupo de personas, escudado en el anonimato, se
manifestó en su contra; utilizando sus coches para diferenciarse del
pueblo y mostrar su capacidad económica, para exigir la renuncia del
Presidente, supuestamente por su
incapacidad manifiesta para gobernar, mostrando con ello, no sólo su ignorancia, al creer que gobernar se reduce a cuidar los intereses de quienes más tienen e ignorando el hecho de que el mandato recibido de la inmensa mayoría de la población (más de 70 por ciento de los votos) es irrevocable, de acuerdo con nuestras leyes. La respuesta del Presidente constituye otra muestra de lo que implica el arte de gobernar. Algo que resulta positivo en la conducta de esas personas es que expresaron públicamente su desacuerdo con las medidas y estrategias del gobierno, a diferencia de los grupos cuyos intereses han sido afectados y han actuado desde las sombras, pretendiendo desestabilizar el país mediante los medios a su alcance y sin detenerse a pensar en los daños que pueden causar a la sociedad mexicana en su conjunto. ¿Pero qué más podríamos esperar de ellos?
Es necesario pensar en otra parte de la sociedad, que quisiera ver al
Presidente y a sus colaboradores, realizar proyectos que permitieran
terminar las acciones que han venido sumiendo al país hasta su situación
actual, creyendo seguramente que los poderes y capacidades del gobierno
son infinitas, como para restaurar en meses lo que se dañó en décadas,
sin comprender que para resolver los grandes problemas que hoy
enfrentamos, se requiere cambiar a fondo las estructuras y la forma
misma de pensar de amplios sectores de la sociedad; sin embargo, tales
críticas provenientes de la izquierda radical, sólo terminan debilitando
la capacidad de cambio del propio gobierno. Siendo todo esto en su
conjunto, parte de lo que define
el difícil arte de gobernar.
*Director del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE).
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