Ni la pandemia
del COVID-19 detuvo por completo la producción de las maquiladoras en
México. Codo a codo continuaron trabajando las mujeres que forman
fundamentalmente esta industria, otras fueron despedidas o recortaron su
salario y donde gradualmente han reanudado labores, temen un brote por
no seguirse las directrices de distanciamiento.
De esto dan cuenta las corresponsales de la Red Nacional de Periodistas (RNP),
quienes a través de testimonios recopilados en las plantas de la
frontera norte con Estados Unidos, al centro del país, revelan que a
las condiciones laborales ya precarias de las trabajadoras como bajos
salarios, largas jornadas e inseguridad social; ahora arriesgan su salud
e incluso la vida para continuar la producción en esta industria que
emplea alrededor de 3 millones de personas, de acuerdo con datos del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Con la pandemia, afirmó la directora de la organización Ollin Calli,
en Tijuana, Baja California, Margarita Ávalos Salas, se profundizaron
las malas condiciones de trabajo que históricamente ha tenido este
sector. En entrevista, la defensora aseguró que aunque la orden federal
fue que las empresas esenciales cerraran actividades sin suspender
pagos, la mayoría de las empresas mandaron a su personal a casa con una
proporción del 30 al 60 por ciento de sus salarios; muchas otras fueron
despedidas.
Si bien la Secretaría del Trabajo observó que al corte del 10 de
abril unas 12 mil personas fueron dadas de baja injustificadamente,
Ávalos aseveró que en el norte de México la cifra es mucho mayor, toda
vez que la gran mayoría no estaba inscrita en la seguridad social y
otras maquilas operan de manera clandestina, muchas incluso operan en
sótanos.
Hay líneas de producción trasladadas a los hogares para manufactura,
por ejemplo, para el ensamble de ropa. En esos casos, cuando las
empresas ya no mandan materias primas a los hogares de las y los
trabajadores, puede entenderse como una forma de despido.
Ollin Calli, que tiene 20 años de trayectoria en la defensa de
derechos labores, ha documentado en plena crisis sanitaria en las
maquiladoras se han reducido los permisos para ir al baño y tomar agua,
lo que contradice la recomendación de salubridad de lavarse
continuamente las manos. Todo esto con el fin de que la industria
maquiladora no baje su cantidad ni su calidad de producción.
El norte, dar la vida en la línea de producción
Desde el 15 abril de 2020 el subsecretario de Prevención y Promoción
de la Salud, Hugo López Gatell, advirtió que los estados de la zona
norte iban a ser los más afectados por la pandemia si las maquiladoras
seguían operando sin garantizar las disposiciones del Consejo de
Salubridad General.
Pero la industria ha desarrollado formas para burlar las inspecciones
sanitarias. De acuerdo con Ávalos Salas, en un caso, las y los
trabajadores avisaron a la autoridad laboral regional que su empresa
seguía operando sin realizar actividades esenciales; cuando llegó la
autoridad, la empresa encerró en las bodegas o trailers al personal que
estaba operando. En otros casos, los camiones de maquilas de ropa
Hyundai, televisiones, de unicel y de persianas, ninguna esencial, ahora
pasan por las colonias con cortinas negras y azules para ocultar a las
trabajadoras y trabajadores que van a la maquila.
En Coahuila, por ejemplo, el Comité Fronterizo de Obreras recibió
varias quejas porque al interior de las maquilas no se respetaban las
medidas sanitarias. Existe hacinamiento y jamás las autoridades, ni
federales ni estatales, llevaron a cabo supervisiones. La coordinadora
del Comité, Julia Quiñones, ilustró en entrevista que en la empresa
“Transformadores” de esa entidad, las operarias fueron obligadas a
seguir trabajando sin las medidas de sana distancia y algunas
presentaron problemas de dolor de cabeza, que no fueron grandes pero
tampoco hubo respuesta de los ejecutivos para revisar su condición de
salud o aplicar pruebas de COVID-19.
La defensora de los derechos laborales recordó que en Coahuila
laboran 35 mil personas en la industria maquiladora y 55 por ciento son
mujeres, ellas se encuentran en una situación de especial desventaja, ya
que para evitar los contagios, las empresas decidieron primero
adelantar vacaciones y después, al ampliarse la contingencia, se les
redujo su salario en un 50 por ciento pero les seguían retirando las
prestaciones laborales. Hubo casos donde percibían menos de cien pesos.
Mientras las corporaciones continuaban la fabricación de productos,
algunos esenciales, otros no, el virus avanzaba. En Ciudad Juárez,
Chihuahua, cuando llegó el coronavirus, el primer caso se reportó la
segunda semana de abril en la planta “Lear Corporation Río Bravo”, que
fabrica asientos para la empresa automotriz Mercedes Benz, ahí murieron
18 trabajadores, reportaron las autoridades sanitarias locales.
A medida que se registraban contagios en diferentes plantas,
iniciaron las protestas, mujeres y hombres salieron a la calle para
reclamar a los empleadores un trato digno con la crisis sanitaria; pero
al final, debían elegir entre trabajar con el temor de contagiarse o
permanecer en cuarentena sin dinero.
“Desde que se informó que se suspenderían actividades, cerrarían
negocios y escuelas, nos preocupamos mucho, no sabíamos qué pasaría,
como ambos dependemos de la maquiladora realmente nos pusimos muy
nerviosos”, relató Gabriela, quien junto a su esposo trabajan desde hace
4 años en la maquiladora “Cordis de México”, que manufactura catéteres
para el corazón.
“Nos dijeron que realizábamos una actividad esencial porque
fabricamos equipo médico y que seguiríamos trabajando con las medidas de
precaución”, a Gabriela le dieron un cubrebrocas, frascos de gel,
pusieron espacios entre las líneas de producción, mandaron a mujeres
embarazadas y adultas mayores a sus casas. Continuó laborando por 300
pesos al día. Con tres hijos, Gabriela teme por la crisis económica
perder el empleo. “A veces no dormíamos de estar pensando”.
Ciudad Juárez desde hace años es un polo maquilador en el que se han
instalado corporaciones en su mayoría estadounidenses y algunas europeas
para obtener obra de mano barata. En abril Index, organismo que integra
a las empresas maquiladoras, aseguraba que el 70 por ciento de las
maquilas estaban cerradas y que solo estaban funcionando las que se
consideraban esenciales. Para el 8 de junio el sector salud reportaba en
la región 25 empleadas y empleados de maquiladoras muertos por
COVID-19; organizaciones de la sociedad civil como el colectivo “Stop
Makillas”, aseguró que son más, 104 decesos por este motivo.
Migran a la producción de cubrebocas
Las trabajadoras de las maquiladoras en Tehuacán, Puebla, se pueden
distinguir fácil: llevan un mandil de mezclilla con la marca para la
cual trabajan, un cubrebocas quirúrgico y las manos azules por los
guantes que portan. Siempre se les ve por las calles antes de las 11 de
la mañana y después de las 6 de la tarde, aún ahora en plena pandemia.
Y es que en Tehuacán la mayoría de las maquiladoras siguen operando,
incluso, las costureras tienen más trabajo, porque las pusieron a hacer
cubrebocas después de su turno.
El abogado de la Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle
de Tehuacán, Martín Barrios Hernández, explicó que esta industria sacó
provecho de la demanda que hay de cubrebocas. Pagan a las costureras de
50 a 65 centavos cada mascarilla que elaboran fuera de su horario de
trabajo, es decir, no les pagan las horas extras sino que es por la
producción que tengan.
El propio gobierno poblano ha promovido la compra de estos productos,
la secretaria de Economía, Olivia Salomón Vibaldo, dio a conocer que se
impulsa la compra a empresas locales el pasado 4 junio. De acuerdo con
la Cámara Nacional de la Industria del Vestido en la región
Puebla-Tlaxcala, al menos 50 talleres migraron de la producción de ropa a
la de cubrebocas.
“Las maquilas son un lugar muy peligroso para un brote”, enfatizó
Barrios Hernández, sobre todo por que son pocas las maquiladoras de
Tehuacán que cerraron en la pandemia, esto supone el riesgo a 40 mil
trabajadoras y trabajadores de la industria textil en el estado de
acuerdo Cámara de la Industria Textil (Citex), delegación
Puebla-Tlaxcala.
¿Quién vigila “la nueva normalidad”?
Varias maquiladoras están reabriendo justo cuando el país cruza la
alerta máxima de contagios del COVID-19, las 32 entidades están en
“semáforo rojo”. Por ello varias trabajadoras ven con preocupación el
riesgo a contagiarse en sus espacios de trabajo, indicó la dirigente del
Sindicato de Trabajadoras de la Industria Maquiladora Aptiv, María
Dolores Zuñiga Vazquez.
Dolores Zuñiga reportó que en el reinicio de lo que el gobierno llamó
“la nueva normalidad” un 30 por ciento de la planta de la maquiladora
Aptiv, ubicada en Tamaulipas, empezó a trabajar pero sin cumplir al
interior las medidas de distanciamiento social y sanidad, A través de
fotografías lograron constatar que no se tiene la estrategia para cuidar
la salud de las y los trabajadores.
Otro problema se suma para las trabajadoras y es que las guarderías
no están funcionando, lo que representa un problema para el cuidado de
quienes tienen hijas e hijos. Ahora deben dejarlos al cuidado de otro
familiar pero además el transporte que proporciona la maquiladora a las
trabajadoras prohíbe que suban niñas y niños.
Ni siquiera puede denunciar este u otros incumplimientos laborales
porque están cerradas las oficinas de las Junta de Conciliación y
Arbitraje, dijo.
Lo mismo reportan en Jalisco, la representante de la Coalición de
Extrabajadoras y trabajadoras de la Industria Electrónica CETIEN en
Jalisco, Amapola López, quien recalcó en entrevista el miedo que
atraviesan obreras y obreros, así como la indiferencia de las
autoridades y empleadores. Señaló que la pandemia pone en evidencia cómo
es que las empresas no ven el papel que desempeñan las trabajadoras,
con tal de obtener sus producciones millonarias.
“Les ha preocupado sus clientes, sus productos, el peso de sus ganancias. Las autoridades se hicieron invisibles y las empresas se respaldaron en instituciones o en el mismo gobierno para hacer lo que quisieron . Los contagios nunca les preocupan, solo vieron la forma de maximizar sus ganancias a costa de la vida de los y las trabajadores”.
20/HZM/PHF/AJSE/SPG/JM/CM
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