4/29/2010


Lo peor que le puede suceder a un país

Lo peor que le puede suceder a un país es que predomine la injusticia y la conducta criminal desde el poder. Que los más perversos anden libres por todo el territorio y hasta reciban protección. Que sus autoridades sean mezquinas por ambición. Que la muerte se pasee por cada rincón y los asesinos queden impunes. Que los gobernantes sean generosos con los extraños enemigos que vienen de fuera a saquear. Que, con tal de ser más ricos y poderosos, esos mismos gobernantes opriman y mancillen al pueblo que defiende lo suyo, que son sus recursos como la tierra y el agua.

Que esos mismos opresores y explotadores tengan para su servicio a los principales medios de comunicación y no permitan que existan otros que sean honestos y libres. Que a los periodistas o comunicadores comprometidos con la verdad, se les persiga, se les desaparezca, se les torture y finalmente se les mate. Que el pueblo sea engañado y se le mantenga inculto por no invertir en escuelas. Que se agoten, por instrumentar políticas miserables, las fuentes de trabajo. Que se escamoteen los servicios de salud a los más necesitados. Que se mienta a la población con enfermedades ficticias para invertir millonadas en vacunas compradas en el extranjero.

Que las elecciones sean un vil fraude que se repite a lo largo del tiempo. Que lo gobierne un grupúsculo de ineptos desesperados por acumular riqueza y además traten de imponer sus miopes ideas. Que se utilice el Ejército para golpear y matar inocentes. Que los funcionarios ganen y derrochen fortunas y además insulten a sus gobernados al calor de la borrachera. Que no se respete la vida de nadie, ni siquiera de los que luchan por los derechos humanos, aunque sean visitantes de otra nacionalidad. Que se privilegie una sola religión como cualquier Estado fundamentalista.

Que se permita la intervención del país vecino en los asuntos internos y que los ciudadanos de ese país vecino entren cuando se les antoje sin ningún requisito ni formalidad. Que se conviertan las ciudades en campos de batalla de los grupos criminales. Que la población permanezca con miedo e insegura. Que las familias se vuelvan cada día más pobres. Que la gente sufra de angustia por no recibir lo suficiente para vivir con dignidad. Que las comunidades sean atormentadas constantemente por delincuentes con y sin uniformes.

Que los migrantes de otras nacionalidades al pasar por el territorio sean vejados y extorsionados por los policías que los detienen. Que los indígenas sean constantemente acosados por los latifundistas o desarrolladores de complejos turísticos o inmobiliarios. Que se vacíen los ríos por las represas y se inunden pueblos. Que se tale más de las tres cuartas partes de sus bosques. Que se contaminen las cuencas acuíferas y las playas.

Que se modifiquen con transgénicos las variedades vegetales que sirven de alimento. Que se entregue la riqueza mineral y hasta el agua del subsuelo a compañías extranjeras.

Todo esto es lo peor que le puede suceder a un país y sucede en México

Carlos Antonio Villa Guzmán.

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