5/20/2011

De tú a tú

RITA MARíA ROESCH
La época oscura, en la que la mujer fue tratada como concubina o como una enfermera, están quedando atrás. El siglo XX será reconocido como el período del cambio histórico en que las mujeres consiguieron ser reconocidas como “personas”. Hace medio siglo que la presencia de las mujeres en el escenario mundial se empezó a sentir y ha ido en aumento. Todavía queda mucho por hacer. Los cambios realizados por las mujeres no han llegado a todos los rincones de Asia, África y América Latina.

Tengo en mente tres imágenes que me han servido para reflexionar sobre la revolución de las mujeres y su aporte en la nueva era que se aproxima.

La primera imagen proviene del laureado poeta hindú Rabindranath Tagore, Premio Nobel en 1913 y pionero de la educación mixta en el mundo. En uno de sus ensayos, Tagore escribió: “Los hombres se divierten de muchas maneras en el mundo exterior, mientras que las mujeres son como animales domesticados, encadenadas dócilmente a los muros de las más recónditas cámaras de las casas”.

La segunda imagen es fruto de una anécdota reciente en la vida de una pareja amiga muy querida. Por respeto a su privacidad cambié los nombres. “Era un día domingo. Al filo del mediodía me llamó por teléfono Manuela, quien, además de ser excelente ama de casa es una sutil acuarelista. Durante la conversación me comentó que se había despertado después de las 9 de la mañana, como algo inusual. Que Javier, su esposo, un exitoso empresario, había tenido el cuidado de no hacer ruido para no despertarla. Que había puesto la mesa para desayunar, que le había preparado el café, y que había esperado a que ella abriera los ojos para hacer el desayuno y disfrutarlo juntos”.

Entre la primera y la segunda imagen media un abismo. El espacio de oportunidad de vida digna con el que contamos un grupo de mujeres privilegiadas actualmente se lo debemos al coraje de las pioneras, de las mujeres que con su sangre, su sudor y sus lágrimas lucharon por los derechos humanos femeninos. Nuestras antecesoras construyeron el puente para sacar del infierno a millones de madres, de jóvenes y de niñas. Nos toca a nosotras continuar con su legado.

Hoy en día, para salvar la vida en este planeta, se avizora una tercera imagen donde las mujeres seremos las protagonistas. Me refiero al salto del modelo social jerárquico, de los hombres, donde prevalecen los valores de racionalidad y competitividad extrema, hacia un modelo social que evoca la metáfora ecológica de las redes, que es propia de las mujeres.

De acuerdo con Fritjof Capra, en su libro La Red de la Vida, es un cambio de paradigma que no solo requerirá de una nueva forma de pensar, sino también de un cambio de valores. El nuevo pensamiento se inclinará por la integración, lo intuitivo, lo holístico, reforzado por valores como la cooperación, la calidad, la coevolución, que son propios de la presencia femenina que cada día es más evidente.

Lo masculino y femenino están unidos. Uno no puede existir sin el otro. Los dos son esenciales para la generación de la vida, El problema se suscita cuando uno domina al otro. Cuando no existe un balance dinámico entre ambos. “Nuestros nietos van a vivir en un mundo donde los hombres y las mujeres tendrán una relación de tú a tú. Será una nueva era”, agregó sonriendo el Clarinero.

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