7/26/2011

Elba tensa al PRI



Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto


El llamado de Humberto Moreira para evitar “rupturas” en el PRI y propiciar los “entendimientos” hizo que muchos dentro y fuera del viejo partido voltearan a ver al senador Manlio Fabio Beltrones, cuyo movimiento y decisiones futuras preocupan a buena parte del priísmo. Pero el del sonorense no es el único pendiente que tienen los tricolores en su intentona de regreso al poder.

Elba Esther Gordillo y su propuesta de alianza para 2012 con el partido que la vio nacer en política se han convertido en un tema que provoca tensiones al interior del PRI. Entre priístas de la cúpula ha surgido un movimiento que se opone a que su partido se alíe con la maestra en la elección presidencial, con el argument
o de que ella “traicionó al priísmo en 2006 y jugó en su contra”, además de considerar que la imagen de la lideresa magisterial es un pasivo que el electorado cargaría al PRI.

Voces como la de Francisco Labastida y María de los Ángeles Moreno se han expresado abiertamente en contra de la alianza con Gordillo y hay otras fuerzas dentro del priísmo que, aunque no lo dicen, se opondrían a pactar con la dirigente del SNTE, como lo planteó el dirigente nacional de su partido, Humberto Moreira Valdez.

La figura de Elba puede dividir al priísmo y convertirse en un motivo de discordia. Tal vez también a eso se refiera Moreira en su llamado a evitar las rupturas y a buscar entendimientos. Hasta ahora los principales promotores de esa alianza han sido Enrique Peña Nieto, que ya se alió con ella en los recientes comicios del Estado de México, y el propio Moreira, que públicamente anunció que los priístas buscarían a Gordillo para plantearle una alianza com
ún en 2012.

Moreira conoce muy bien a Elba Esther Gordillo; en Coahuila primero fue su aliado, luego, junto a su hermano Rubén Moreira, actual gobernador electo, se enfrentó a ella y la desafiaron al quedarse con el control del seccional del SNTE. El líder priísta y la maestra han tenido una historia de acercamientos, afectos, pero también desencuentros que al final la llevaron a ella a apoyarlo cuando fue candidato a la gubernatura coahuilense, para después en el poder distanciarse por momentos y volver a encontrarse.

Es conocida la anécdota cuando, en una reunión de la Conago en 2010 a la que fue invitada Gordillo para hablar del tema educativo, todos los gobernadores presenciaron cuando Elba Esther ignoraba las intervenciones de Moreira, con quien estaba molesta, y hasta volteaba a otro lado o llamaba a sus colaboradores para decirles algo cuando el entonces gobernador de Coahuila tomaba la palabra. Antes, al llegar, la maestra le había negado el saludo al coahuilense y se lo había brincado para después ignorarlo y desairarlo dur
ante todo el encuentro.

Hubo un momento, antes de finalizar la reunión, en que Moreira se levantó de su lugar y comenzó a despedirse de los gobernadores de todos los partidos a los que, previamente, había explicado que saldría a mitad del encuentro por su agenda. Saludó a cada uno de mano en su despedida y cuando llegó hasta Elba Esther ésta no le extendió la mano: “Maestra, me estoy despidiendo”, le dijo el gobernador. Ella volteó a verlo y molesta le reprochó: “¿Y por qué se va si todavía no terminamos?, ¿no le interesa lo que estamos diciendo?”. “No, maestra, lo que pasa es que tengo compromisos; además, usted no me ha pelado en toda la mañana, ni siquiera me escuchó”, replicó Moreira. Y Elba sentada le espetó: “Pues usted viene enojado a la reunión”. El remate del coahuilense vale la anécdota: “¿Cómo podría yo estar enojado con mi madre?”. Elba se levantó de su asiento conmovida y se fundió en un abrazo con el pupilo que volvía.

El problema p
ara Humberto Moreira será que, aunque conoce bien la efectividad de la estructura electoral y operativa de Elba Esther, y sabe la diferencia que puede hacer en una elección cerrada —si la elección es abierta y hay una ventaja amplia de un partido, no necesariamente el Panal, y los maestros aportan mucho—, tiene enfrente el problema de garantizar que una alianza con la lideresa del SNTE no vaya a provocar una fractura priísta como las que él mismo llama a evitar en el discurso.

NOTAS INDISCRETAS… Detrás del freno que le pusieron al Tratado de Libre Comercio con Perú, el mismo que provocó un llamado del Presidente al Congreso para destrabarlo, hay una alianza firme entre los agroindustriales y los campesinos y ganaderos, apoyada políticamente por el senador Manlio Fabio Beltrones. Los industriales del campo, igual que los productores y ganaderos, se niegan a firmar el tratado si el gobierno de México no introduce acuerdos de compensación que protejan a una lista de productos agrícolas y ganaderos de México que se verían afectados con
la apertura comercial con el Perú. Sin eso, dicen, ni el Senado ni los productores darán luz verde al tratado… Los dados mandan Serpiente. Mal inicio de semana.

Alberto Aziz Nassif
El desprecio a los políticos
Hace unas semanas Javier Marías publicó una interesante nota en El País Semanal con el título de: “¿Por qué quieren ser políticos?”, a lo que el mismo autor respondía: “no tienen la admiración de nadie; se los acusa de corruptos y de títeres del poder económico”. En México podemos preguntarnos lo mismo.

Poco a poco se han agotado las reservas morales de nuestros políticos, si es que alguna vez existieron. Venimos de una tradición autoritaria en donde la política era una mala palabra para un amplio sector de la población. La transición abrió la puerta a otro tipo de relaciones entre gobernantes y gobernados, pero al cabo de una década cada vez están peor evaluados y valorados los políticos en México. Se
guramente hay razones poderosas para el desprecio ciudadano por los políticos. Javier Marías trata de entender las razones de esta malquerencia y propone cinco tipos de políticos:

1) Sujetos mediocres que sólo sobreviven en un medio poco exigente como la política; en México hay una sobrepoblación de este tipo.

2) Sujetos que van tras el enriquecimiento, los que ven en lo público la oportunidad de acumular; la abundancia de este tipo llenaría páginas enteras, pero sólo citemos dos casos, de Hank González a Montiel.

3) Sujetos que necesitan mandar para ser alguien en la vida, rodeados de reconocimiento y vanidad; aquí hay de todos los colores.

4) Los sujetos que son fanáticos de sus ideas y quieren imponerlas, y, finalmente, esa parte religiosa e intolerante de la política.

5) Las personas con vocación política real, voluntad de servicio, buena fe, con ganas de ser útiles. Lo que se da en la realidad son mezclas y combinaciones, y la única constante es que casi todos los que son como los primeros cuatro dicen que son como los del último grupo.


La desconfianza y la mala valoración de los políticos en la percepción ciudadana, medida en las encuestas de opinión, permite observar que hay más mediocridad, abuso, oportunismo, codicia o fanatismo que servicio, trabajo y honestidad. Si la reflexión de este autor se refiere a una democracia mucho más consolidada que la nuestra, ¿qué podemos decir de nuestra clase política, que vive rodeada en privilegios y prepara su reproducción en 2012?
La credibilidad política y el prestigio son factores complicados de obtener y de ponderar. Sin duda, los componentes de empatía entre políticos y ciudadanos vienen de los resultados de un gobierno y se traducen en indicadores: económicos, poder adquisitivo de los salarios, honestidad y transparencia.

Desde hace muchos años en México los políticos gobernantes, que repiten el credo neoliberal, hablan de estabilidad macroeconómica, pero se han olvidado del bienestar. Los datos oficiales son negativos otra vez, se ha perdido poder adquisitivo, ha crecido la pobreza y la precariedad laboral está en su máxima expresión. La noticia es que entre 2008 y 2010 el ingreso de los hogares bajó 12.3% (INEGI). Con el bienestar a la baja y la seguridad fracturada en los últimos años, la legitimidad de los políticos también se ha quebrado. Se apresan narcos, pero no se controla el narcotráfico.

El gobierno insiste en una estrategia que no ha dado resultados, y tenemos una creciente militarización que ha terminado por minar la credibilidad en este gobierno panista. Otro factor estructural, además de seguridad y bienestar, es la impartición de justicia, un terreno pantanoso que genera altísimas dosis de una impunidad que castiga a inocentes y deja hacer a los delincuentes. México vive una emergencia nacional, como dice Javier Sicilia.
Casi todos los días la prensa nos documenta casos de políticos que se han enriquecido a costa de los recursos públicos: proyectos que han costado recursos valiosos, pero que no han tenido resultados; desviaciones de dinero, grandes salarios y bonos (la alta burocracia mexicana gana de los salarios más altos del mundo); componendas con los poderes fácticos, cinismo y corrupción, distancia creciente entre los políticos y los ciudadanos.

Frente a los abusos, la alternancia electoral ha creado un débil y lento sistema para la contraloría y la transparencia. En general, la rendición de cuentas en México genera laberintos oscuros de donde no surgen cuentas claras. Entre reglas deficientes y desempeños de mala calidad, nos preguntamos: ¿para qué ha servido la alternancia y la división de poderes, si no hay una mejor vida pública que pueda librarnos de los políticos mediocres, abusadores y títeres? ¿Cómo romper el encierro de los políticos que sólo responden a sus intereses? ¿Cuánta desconfianza en los políticos aguanta una democracia vulnerada como la nuestra?

Investigador del CIESAS

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