Ciudad Miguel Alemán, Tamaulipas, México.-
Hoy me desperté con el ruido de hélices de helicópteros sobre la casa donde no vivo, más bien me escondo y no sé de quién. Con los gritos de militares, dando órdenes a cada uno de los habitantes del sector; primero con voz de mando, en seguida, a través de altavoces. Les aseguro que me hicieron sentir culpable del peor de los delitos, y tal vez mi mayor error en estos días es creer que muy pronto acabará todo esto.
De Portal Ciudadano |
Me levanté de la cama y vi por la ventana del jardín que da al patio, tres helicópteros militares sobrevolando el área, labores de reconocimiento... pies que corrían, llantos de mujeres, de niños, curiosamente no oí ladrar a los perros.
Eran las 05:40 de la mañana. El operativo de la Marina, SEDENA y Fuerzas Federales -en realidad, a estas alturas, ya no importa qué dependencia se atribuya las operaciones- duró 3 horas con 48 minutos. Los conté detenidamente, y no se para qué. Pensé en el brutal enfrentamiento que hace días ocurrió en dos ejidos cerca de la ciudad: Los Zetas exterminaron a un pueblo. Los del Cártel del Golfo a la otra comunidad donde se refugiaban los anteriores, y así sucesivamente.
No encontré sinónimos o adjetivos para intentar contar lo ocurrido, la red de telefonía estaba muerta, como nuestra mente en esos momentos. ¿A dónde correr para esconderte? Si como quiera entran a tu casa, y si corres: por aire te rafaguean. Pues tienen que encontrar culpables.
Hoy me desperté con la necesidad de no volverlo hacer... para qué contar lo que siguió en seguida: que se incrementó la lista de muertos, eso ya lo sabemos, ¿Para qué gritar? Si el único recurso que tenemos en esta guerra, los que aquí vivimos, es el silencio y fingir que no te duele. Seguir de pie y reírnos al otro día los que nos damos el lujo de sobrevivir a los caprichos y a los errores de un tipo que hace seis años, en complicidad con muchos gobernadores, se robaron la presidencia de esta República. Secuestraron a México y lo tienen destruido. Y hoy no encuentran la salida.
Tomado del blog de la periodista Guadalupe Lizárraga
Tomado del blog de la periodista Guadalupe Lizárraga
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