Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto
Se conocen hace tiempo y muy bien. Fueron compañeros priístas y hablaban casi a diario durante el primer año del salinato, cuando ella era la delegada en Gustavo A. Madero y él un joven director general de gobierno y operador personal del regente de la ciudad de México. Su relación se fortaleció cuando él fue parte del grupo de políticos salinistas que operó su ascenso a la dirigencia magisterial, desde la cual ella siempre lo ha apoyado.
Elba Esther Gordillo Morales y Marcelo Ebrard Casaubon, amigos de la política. Los unió en algún tiempo la cercanía con Manuel Camacho Solís y con Carlos Salinas; luego los separó la renuncia de Ebrard al priísmo en 1994 y más tarde se enfrentaron en las campañas presidenciales del 2006, él con Andrés Manuel López Obrador y ella junto a Felipe Calderón, aunque siempre mantuvieron una relación personal ajena a sus respectivas militancias políticas.
Junto con Camacho y Manlio Fabio Beltrones, Marcelo, entonces joven talento de la política que contaba apenas 30 años, operó la caída de Carlos Jongitud Barrios y la asunción de Elba Esther como nueva dirigente del SNTE. Ahí se trabó una relación política y personal que permanece y que ha llevado a la Gordillo a comentar en confianza que Ebrard es uno de sus amores platónicos en la política. “Es un muchacho de lo más inteligente, yo lo adoro; si él me pidiera apoyarlo, yo lo apoyaría, no podría negarle apoyo, es de todos el más brillante”, se le escuchó decir a la profesora en una cena en 2008 sobre Marcelo Ebrard.
Ése es un primer trasfondo de los comentarios que la maestra hizo a un diario español donde se refiere a Ebrard “como el candidato que más me gusta” para el 2012. Sólo que una declaración como ésa, en la que ella misma reconoce que su apoyo “puede estar perjudicando a este señor”, tiene implícitos varios mensajes. El primero sería para el propio Ebrard, para que no olvide el afecto que le tiene; el segundo sería para el PRI y para Enrique Peña Nieto, que se debaten internamente sobre si deben o no aliarse con ella y su Panal en 2012. “Ustedes no son los únicos a los que puedo apoyar”, parece decirles la maestra a los priístas que están divididos por su apoyo.
Para Marcelo Ebrard el comentario de su amiga tampoco llegó en buen momento. Tras una semana muy complicada, en la que enfrentó un terrible caos vial en el Periférico por un error en las obras del segundo piso; donde López Obrador le envió mensajes de guerra sobre que no aceptaría las encuestas para definir al candidato “de las izquierdas”, y para colmo el presidente Calderón lo descartó como candidato de una alianza PAN-PRD en 2012, el elogio de Elba Esther incomodó sobremanera al jefe de Gobierno del DF.
Particularmente porque desde hace algunas semanas Andrés Manuel López Obrador ha insistido en sus discursos en que “Marcelo puede ser el candidato de la mafia del poder”, y ha dicho que esos grupos y personajes a los que él llama “los mafiosos, no verían nada mal la candidatura del jefe de gobierno”. Por eso, algunos en el PRD consideraron el guiño de la maestra como “el beso del diablo”, aunque en este caso podría ser más bien “el beso de doña Diabla”, que parece abonar al discurso de López Obrador.
Con este beso Elba Esther le causa un doble daño a Marcelo, porque lo deja mal ante Andrés Manuel y también ante Felipe Calderón. Al tabasqueño le da elementos para insistir en que sólo él garantiza ser un “legítimo” candidato de las izquierdas y ajeno a las intereses de “la mafia del poder”, y, al mismo tiempo, le da elementos a Calderón para decir que sí quiere una alianza entre el PRD y el PAN, pero no con Marcelo como candidato.
De tal suerte que la maestra Gordillo sabía muy bien lo que decía cuando se sinceró con el periodista Pablo Ordaz del diario español: “casi nadie me conoce. No soy Dios. He cometido muchos errores. Y sé que por mi mala fama tengo que tener cuidado al apoyar a tal o cual candidato. Que si digo que este país necesita ahora un gran pacto y que el candidato que más me gusta es Marcelo Ebrard, tal vez pueda estar perjudicando al señor”. Y sí que lo perjudicó.
NOTAS INDISCRETAS… Emilio González Márquez se jugará su última apuesta con los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Aunque tanto Santiago Creel como Josefina Vázquez Mota lo buscaron para proponerle que declinara a favor de ellos, el gobernador ha decidido que no se bajará hasta que pase la justa olímpica en su estado para ver si la exposición que tendrá en ese evento internacional le ayuda a crecer en las encuestas. Actualmente el mandatario jalisciense se encuentra al mismo nivel que los secretarios Ernesto Cordero y Alonso Lujambio en las encuestas, con un promedio de ocho puntos, por lo que se niega a ser uno de los que se bajen de la contienda. “Yo apenas voy empezando, me falta ver si puedo crecer; ellos ya tienen tiempo promoviéndose y no han crecido”, ha dicho. Así que el góber jalisciense le apuesta a un sprint final en los Panamericanos… Escalera de los dados. Se compone la semana.
Porfirio Muñoz Ledo
Pero sigue siendo el PRI
El Consejo Nacional del PRI fue una elegía del pasado y una amenaza para el futuro. Nos transportó a épocas anteriores a 1968, en ignorancia de la tragedia del país y en olvido de tres decenios de historia. Para el discurso oficial todo es pétreo, como el logo que heredaron de aquellos regímenes en que se reproducía con volúmenes geométricos, dignos de la arquitectura totalitaria. Las masacres no existieron, el agotamiento del modelo económico y político tampoco, la rebeldía social y la ruptura de 1988 no ocurrieron; menos aún la decisión de “aplastar las manifestaciones” y el monstruoso fraude poselectoral que privó a la ciudadanía de un genuino cambio de rumbo.
El arriendo sistemático de la soberanía y la instauración de un nefando ciclo neoliberal se han esfumado. Sólo queda la frase “la democracia mexicana es factura y hechura de los gobiernos emanados del PRI”. El análisis conductual merece una aproximación sicoanalítica: la supervivencia de un disco duro alojado en el subconsciente. La convicción de que esta sociedad fue moldeada por el autoritarismo y sólo dentro de éste podrá sobrevivir. Que somos hijos de la mala vida, atados para siempre a la corrupción del palo y la zanahoria, únicos métodos viables para conducir a huestes desamparadas y satisfacer la voracidad de las élites que no acabaron de conformar una nación. Todo exhala un anacronismo insoportable.
El llamado a la unidad como valor único y al reducto del poder feudalizado como soporte de un control político ejercido sin limitaciones. Ningún asomo de autocrítica, menos todavía de propuesta para salir de la más profunda crisis que hayamos confrontado: primero el poder y luego veremos. Partido de operadores y “loderos”, lo hubiese llamado Reyes Heroles. Queda abolido “el pretérito que obsesiona a algunos” y nublaría la marcha triunfal hacia la Presidencia. Alcanzarla “codo a codo con los ciudadanos”, lo que a la luz de experiencias recientes debiera leerse como acarreo, dispendio y violación descarada de las normas electorales. Sorprende que el Departamento de Estado haya comprado esas tesis y no vea la resurrección de los “dinos”, sino los frutos de una “dura travesía del desierto”, según el subsecretario Arturo Valenzuela. Afirma que “gane quien gane las elecciones del 2012 no tendrán mucho margen para cambios en la relación bilateral”, aludiendo a problemas de seguridad, narcotráfico, migración y comercio.
Ello es, sin duda, el reconocimiento de hechos evidentes, pero también la revisión de la teoría del bipartidismo mexicano a modo de los intereses de Estados Unidos. Una limitante precautoria que no se compadece con el texto de nuestra Constitución. Se juega en el corto plazo la aprobación de las reformas política, laboral y de seguridad nacional. La batalla democrática está en puerta: la aprobación de dictámenes al vapor, en reemplazo de un amplio debate nacional. Moreira y Calderón intentaron pactar un periodo extraordinario para la segunda quincena de agosto sin considerar la decisión del Congreso, como parte de una “entente” cupular que pavimentaría el presupuesto... Al final prevaleció el concurso por la complacencia de los poderes fácticos. Una sucesión hereditaria, donde el PRI asumiría el legado intacto del PAN —que retóricamente juzga desastroso— y aseguraría la aplicación de las mismas recetas. Generar mayor confianza en los que mandan y eliminar el valor del sufragio como opción ciudadana por un programa distinto.
La propuesta de seguridad adelantada por el PRI es más militarista y alineada con la estrategia estadounidense que la negociada por Calderón. Los proyectos de reforma laboral son gemelos y las divergencias sobre la reforma política son tan menores como el alcance de las iniciativas. Las voces ciudadanas debieran ser ponderadas e independientes. De poco vale la adopción de centenares de reformas dispersas que disfrazan la incompetencia esencial de la clase gobernante. Los cambios que la nación requiere son de otra magnitud y habrán de ser obra de un gran movimiento de regeneración nacional.
Diputado del PT
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