10/04/2012

La batalla de Venezuela es continental


Gerardo Fernández Casanova (especial para ARGENPRESS.info)

El próximo domingo los venezolanos irán a las urnas a decidir por la profundización de la Revolución Bolivariana o por su entierro. Tal decisión sólo a ellos atañe, pero sus efectos serán de trascendencia a todo el continente y particularmente a la expectativa de la emancipación de la América Nuestra. Hago votos desde México por que el patriotismo determine la decisión del voto y que quede sellada la voluntad popular transformadora. Todo indica que así será y anticipo la felicitación ¡Gloria bravo pueblo que el yugo venció!.

El tan vilipendiado “dictador” Hugo Chávez, el “tirano” que osa contradecir el mandato hegemónico yanqui, al que dieron por muerto física y políticamente los que añoran los años de la Jauja entreguista, se somete por enésima vez a la voluntad del pueblo en elecciones a prueba de fraude y en plena libertad, corroborado esto por el ex presidente Carter como voz autorizada y ajena. No es del agrado de muchos la reelección del presidente, lo suponen síntoma de dictadura; tendrían razón si ello se diera en condiciones de libertad restringida o de oposición reprimida, pero no es ese el caso venezolano. De la libertad hasta se hace abuso: los medios de comunicación masiva privados, que son mayoría en el espectro, están al servicio de la oposición; es más: son la oposición misma; el público televidente está siendo cotidianamente bombardeado con patrañas e informaciones dolosas denostando al presidente; tal cosa no ocurriría en una dictadura. La educación es la indudable prioridad del régimen, contraria a los afanes embrutecedores de los gobiernos “liberales y democráticos”. Siendo así, nadie puede escatimarle al pueblo su libertad soberana para elegir cuantas veces quiera a su presidente, incluso su derecho a equivocarse.

La reelección de Chávez no se da en automático ni la campaña es un paseo triunfal. La competencia es recia y la oposición dejó de ser escuálida; el destino manifiesto de los gringos manejando el destino nefasto de sus lacayos busca a toda costa recuperar colonia emancipada. No son pocos los errores del régimen que no ha podido romper con la corrupción de la burocracia. Tampoco son pocos los éxitos del proceso que han sacado de la pobreza a grandes sectores de la población para incorporarlos a una clase media proclive al aburguesamiento y que vuelve la espalda a su promotor. El propio sector empresarial, con mucho el mayor beneficiario del crecimiento del mercado interno, abona a recuperar la comodidad y la seguridad que le otorga la condición de protectorado de los Estados Unidos. La permanente amenaza bélica de las bases militares gringas que cercan a toda América Latina no deja de amedrentar a grupos sociales pusilánimes. Todo ello, debidamente aderezado por una machacona propaganda mediática local e internacional contraria al proyecto bolivariano y a Hugo Chávez contribuye al fortalecimiento artificial de la oposición.

A favor del proyecto emancipador y con mucho está el pueblo mayoritario que ya ha tomado el poder, que se ha sabido convertir en patria soberana y digna, que tiene aún fresco el amargo recuerdo de su anterior miseria, que asume la decisión heroica de trazar su propio rumbo y recorrerlo en libertad. Los que aprendieron a leer y a comprender las lecturas, las de los libros y las de la historia; los que ahora pueden ver, sea por que les quitaron las cataratas o porque los despojaron de las vendas del engaño; los que ahora trabajan en la producción de los bienes y abandonaron la esclavitud del desempleo; los que limitaban su cultura al esparcimiento enajenante y que ahora acceden al enriquecimiento del espíritu. Todos ellos son los que votarán por seguir el camino de la Revolución Bolivariana.

Aunque en México seguimos desenganchados de la locomotora latinoamericana, gracias a la traición de los vende patrias que nos gobiernan, el efecto de la demostración de lo que allá están conquistando los pueblos hará que, más pronto que tarde, nos incorporemos al tren de la historia independiente. Así sea.

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