El encuentro Calderón-Peña en Los Pinos.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO,
D.F. (apro).- El camino está marcado: A la Reforma Laboral aprobada en
la Cámara de Diputados por las bancadas de Felipe Calderón y Enrique
Peña Nieto, que condena a la servidumbre a millones de jóvenes, le
seguirán la energética, la fiscal y la que les dé la gana.
Sin
discusión y sin razones, sólo con la cifra mayoritaria que cuadra el
contubernio, se aniquilan derechos mínimos de los trabajadores y se
convalidan las nuevas formas de contratación –sobre todo para los
jóvenes– con sueldos de hambre, sin prestaciones, seguridad social,
vivienda, ni pensión para vejez.
Los patrones, en contraste,
salen ganando: Se autorizan en los hechos los despidos discrecionales
para evitar el pago de pensiones y de séptimo día, y gracias a la
legalización del outsourcing sin restricciones se estimula la
evasión de impuestos y el pago de cuotas obrero-patronales, afectando
directamente las finanzas del Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS).
Eso sí, el régimen corrupto y antidemocrático de los
sindicatos –corporativos y “democráticos”– quedó intocado, algo que
también pactaron Calderón y Peña, como lo demuestra el aval en la
Cámara de Diputados de sus respectivas bancadas, pese a la pantomima
panista de culpar a sus pares priistas.
Calderón, y antes
Vicente Fox, pudieron desmontar el poder de varios sátrapas, pero se
aliaron con ellos y los encubrieron, dos en especial: Elba Esther
Gordillo, cacique del magisterio, y Carlos Romero Deschamps, al frente
del también corrupto gremio petrolero.
En realidad, nadie –ni los
partidos de izquierda– quiso genuinamente al menos acotar el poder
corrupto de los dirigentes sindicales que, en los hechos, son todos
blancos, es decir, coludidos con los empleadores y lesivos para los
trabajadores.
Así lo muestra la votación del artículo referido a
la transparencia y democracia sindicales: El bloque PRI-Verde-Panal
reunió 248 votos (incluida la panista poblana Blanca Jiménez Castillo)
y el PAN aliado en este tema con PRD, PT y Movimiento Ciudadano sólo
acumuló 186 votos.
El asunto es que salieron del pleno 62
diputados que, sumados a los 186, habrían empatado la votación y aun
haberla ganado con el voto de la panista Blanca Jiménez, allegada al
gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, incondicional de Elba Esther.
Cinco
panistas, 48 perredistas, dos del Partido del Trabajo y siete del
Movimiento Ciudadano conspiraron para mantener los privilegios de la
casta de dirigentes sindicales corruptos.
Así, tras la
ratificación en el Senado de la reforma laboral aprobada la madrugada
del sábado –¡que la patronal ve todavía limitada!–, sigue la
privatización del petróleo bajo cualquier eufemismo, y lo de menos es
reformar la Constitución.
Ya lo anticipó el diputado priista
Manlio Fabio Beltrones, precandidato presidencial para el 2018: “Hay
que echar al bote de la basura los viejos tabúes y dogmas (…) Es tiempo
de buscar, sin ceder de ninguna manera una gota de propiedad de
petróleo, la forma como Pemex, el Estado mexicano y la iniciativa
privada puedan combinar su esfuerzo para que México crezca”.
Beltrones ha de creer que los mexicanos somos imbéciles: Si de lo que
se trata es, no de ceder “una gota propiedad del petróleo” –como
demagógicamente dice–, sino de entregar todos los yacimientos al sector
privado nacional o extranjero, que es lo que está en curso.
Tampoco en esta materia se puede anticipar que habrá un por lo menos
tímido combate a la corrupción, que es lo que –junto con la ineptitud–
ha llevado a la quiebra a la industria petrolera nacional.
Y es
lógico: La corrupción es un dogma que el poder político-empresarial de
México no quiere mandar al bote de la basura. Que se jodan las personas…
Apuntes
¿Y
Andrés Manuel López Obrador, el excandidato presidencial opuesto
verbalmente a reformas neoliberales como la laboral? Ausente y mudo, en
la construcción de su propio partido, el Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena). Mañana, 2 de octubre, aniversario 48 de la matanza
de Tlatelolco, acudirá a la Plaza de las Tres Culturas. ¿Llamará a
evitar que la reforma se apruebe en el Senado? No lo creo…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
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