Escrito por Jenaro Villamil
Segunda parte del reportaje publicado en . Consulta la primera parte aquí.
La Disputa entre Ex Presidentes
El
recelo entre Salinas y Zedillo no es nuevo, pero se ha recrudecido en
vísperas de la integración del equipo y del proyecto de gobierno de
Enrique Peña Nieto, quien contó con el apoyo de ambos ex mandatarios,
pero sólo se deslindó públicamente del primero.
“Carlos Salinas no está detrás de mí.
En esto he sido muy enfático: no lo está ni es mi asesor ni colabora
con tu servidor. Insisto: la única relación es de respeto y
cordialidad, tal como la tengo con todos los ex presidentes de México y
la procuro”, afirmó Peña Nieto a Carlos Loret de Mola, el 4 de marzo
del 2011.
La misma declaración la repitió en
varias ocasiones como mantra durante la campaña electoral del 2012,
mientras que tanto Salinas como Zedillo le manifestaron su apoyo al ex
gobernador del Estado de México.
En enero
de este año, durante el encuentro con directivos de bancos y
representantes de compañías españolas de energía en el Foro de Davos,
Suiza, Ernesto Zedillo expresó su apoyo al ex gobernador mexiquense,
según declaró Luis Videgaray.
Salinas ha sido el más insistente en
atacar a su sucesor, Ernesto Zedillo, a quien claramente ha acusado de
ser el responsable de la crisis económica desatada en diciembre de 1994
y de encabezar el grupo de “los neoliberales”.
En su obra La Década Perdida 1995-2006, Salinas acusa a Zedillo de desviarse del proyecto original de su gobierno (1988-1994) y en su más reciente libro ¿Qué Hacer? La Alternativa Ciudadana, le atribuye a su sucesor una alianza con el “neopopulismo autoritario” encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Este es el diagnóstico de Carlos
Salinas en los primeros párrafos de su capítulo 6, “Neoliberales y
Populistas: el Tiempo Perdido”:
“Para entender las condiciones actuales
del entorno nacional, conviene que los ciudadanos organizados conozcan
la crónica de los desvíos y abusos ocurridos en el país entre 1995 y
2006, años conocidos como ‘la década perdida’ y desde los que el
neoliberalismo (Zedillo y Fox) y el neopopulismo autoritario (López
Obrador) han dominado el panorama nacional.
“En el trienio 1995-1998 la política
nacional sufrió un viraje de consecuencias funestas. Ahora, cuando
inicia la segunda década del siglo XXI, la nación enfrenta las graves
consecuencias de las políticas neoliberales de Ernesto Zedillo y
Vicente Fox, así como los desastrosos resultados del neopopulismo
autoritario que en la Ciudad de México encabezó Andrés Manuel López
Obrador. Combinados, neoliberalismo y neopopulismo, frenaron el proceso
de modernización del país”.
En la página 107 del mismo libro,
Salinas construyó el complot perfecto, citando un artículo del
periodista Pablo Hiriart: “la alianza táctica Zedillo-López Obrador”.
Diez páginas después, lanza contra el primero el auténtico ataque: el
16 de septiembre de 2011, los deudos y víctimas de la matanza de Acteal
acusaron a Ernesto Zedillo por “crímenes contra la humanidad” en corte
de Estados Unidos.
Salinas demostró no sólo tener
información privilegiada sino anticiparse al escándalo que meses
después generó la demanda en contra de Zedillo interpuesta por seis
hombres y cuatro mujeres, presuntos sobrevivientes de la masacre
ocurrida en diciembre de 1997, representados por el despacho de
abogados Rafferty Kobert Tenenholtz Bounds & Hess, con sede en
Miami, Florida.
Durante prácticamente un año, Zedillo
mantuvo silencio y evitó hacer declaraciones públicas. En paralelo, sus
abogados le solicitaron a la Secretaría de Relaciones Exteriores de
México y al Departamento de Estado norteamericano la inmunidad para el
ex presidente mexicano a la Corte federal en New Haven, Connecticut.
Desde noviembre de 2011, la cancillería mexicana inició el trámite de
solicitud a favor de Zedillo.
El gobierno de Estados Unidos le otorgó
la inmunidad el viernes 7 de septiembre, prácticamente un año después
que Salinas y el periódico La Razón revelaran esta demanda civil contra Zedillo que incluía el pago de una indemnización por 50 millones de dólares.
Los abogados de Zedillo solicitaron
desde enero de 2012 la opinión del gobierno norteamericano sobre la
inmunidad, argumentando que esa demanda sólo buscaba “difamar” a su
cliente y que el ex mandatario mexicano gozaba del derecho de inmunidad
para soberanos extranjeros, establecido en Estados Unidos desde 1976.
El 10 de septiembre, Zedillo rompió el
silencio y calificó como “falsa y calumniosa” la querella en su contra
y advirtió que “responderé en consecuencia ante las autoridades
pertinentes”.
“Las acusaciones de la demanda no son
sólo falsas sino calumniosas. Es por eso que estoy contento de que la
estrategia de (el abogado) Jonathan (Freiman) para hacer que esta
calumniosa demanda esté progresando”, afirmó en un mensaje publicado en
el diario Yale Daily News, de la universidad donde Zedillo dirige el Centro de Estudios para la Globalización.
Las reacciones en contra de la decisión
de otorgarle inmunidad a Zedillo fueron diversas, pero destacaron las
críticas del obispo de Saltillo, Raúl Vera López, quien fue obispo
coadjutor en San Cristóbal de las Casas durante la masacre de 45
indígenas el 22 de diciembre de 1997, las del Centro de Derechos
Humanos Fray Bartolomé de las Casas, y las del ex ombudsman capitalino
Emilio Alvarez Icaza.
Vera López, quien antes había sugerido
que detrás de la demanda podría estar la influencia de Carlos Salinas
de Gortari, afirmó el 10 de septiembre que la inmunidad era “terrible”
porque Zedillo “se libra de la justicia por el poder político, no por
el lado de la justicia o porque se le absolvió”.
El Centro de Derechos Humanos Fray
Bartolomé de las Casas afirmó que concederle inmunidad a Zedillo
“implica violaciones al derecho internacional de los derechos humanos y
tendrá como resultado, proteger y encubrir a responsables de crímenes
de lesa humanidad”. El mismo centro se deslindó también de la demanda
interpuesta, aclarando que ni ellos ni los integrantes de la
organización Las Abejas, víctimas de los enfrentamientos ocurridos en
diciembre de 1997, utilizarían la masacre para fines políticos o
económicos.
Alvarez Icaza, en su condición de
recién electo secretario de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos de la OEA recordó que la tendencia en todo el mundo en materia
de violaciones o crímenes de lesa humanidad es investigar a los
mandatarios.
Las Redes de Zedillo
La poderosa red de relaciones
construidas por Carlos Salinas antes, durante y después de su sexenio,
sólo es comparable con la presencia de Ernesto Zedillo en multitud de
organizaciones internacionales, pero también en medios de comunicación
mexicanos y extranjeros.
Zedillo es director del Centro para el
Estudio de la Globalización, en Yale, consejero asesor en la Iniciativa
para el Diálogo Político (IPD) de la Universidad de Columbia, asesor
del Instituto Internacional de Economía, becario visitante del Centro
para el Estudio del Gobierno Global, miembro del Club Madrid y del
Consejo Interacción.
Además, participa en decena de
consorcios industriales y financieros como consejero. En 2011 se
integró a Citigroup, fue consejero de Union Pacific, la trasnacional
que se quedó con las concesiones de Ferromex, y también ha aparecido
desde 2000 en los consejos de administración de trasnacionales como
Procter & Gamble, compañía que comercializa unas 300 marcas de
productos en 140 países; Alcoa, empresa estadounidense con maquiladoras
en la frontera México-Estados Unidos; Electronic Data Systems (ESD),
fundada por el multimillonario Ross Perot; Coca Cola Company y Daimler
Chrysler, empresas en las que ha aparecido como asesor.
Zedillo también mantiene presencia e
influencia en consorcios mediáticos, de manera más eficaz, pero menos
visible que Salinas de Gortari. El 27 de noviembre de 2010 se incorporó
como uno de los siete nuevos consejeros independientes de Grupo Prisa,
el mayor consorcio editorial y de medios de comunicación en España,
propietario de la cadena de televisión de paga Digital Plus, y socio de
Televisa en Radiópolis.
Los multimillonarios Bill y Melinda
Gates impulsaron a Ernesto Zedillo como consejero para el Programa de
Desarrollo Global de la fundación que lleva el nombre del creador de
Microsoft. Gates posee desde el 2010 el 5 por ciento de las acciones de
Grupo Televisa, a través del fondo de inversiones Cascade Investments.
Las redes de Zedillo se extiende, por supuesto, hasta Televisa. Desde 1997, año de la muerte de Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, Zedillo
como presidente apoyó al heredero Emilio Azcárraga Jean para que
quedara como director y presidente de la empresa de medios más
importantes. No sólo eso. La operación de saneamiento financiero y
bursátil de Televisa se realizó con el aval zedillista. Algunos
personajes importantes de este proceso trabajaron en su administración.
Por ejemplo, Salvi Folch Viadero, actual vicepresidente corporativo de
Administración y Finanzas del grupo, fue vicepresidente de Supervisión
Bursátil de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Desde esa
posición, apoyó a la recomposición accionaria de Televisa para que
Azcárraga Jean se quedara con más del 50 por ciento.
Algunos de sus excolaboradores
estuvieron en el gobierno de Felipe Calderón como Luis Téllez, ex
secretario de Comunicaciones y Transportes y actual presidente de la
Bolsa Mexicana de Valores, y Javier Lozano, ex secretario del Trabajo
que ahora presidirá la Comisión de Comunicaciones y Transportes en el
Senado de la República.
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