Leonardo García Tsao
Caso curioso, el del director (y actor) Jon Favreau. Si bien se inició con un cine personal cuando escribió el guión de Swingers (Doug Liman, 1996), su carrera ha seguido un trazo industrial con películas taquilleras como Elf (2003) y las dos primeras entregas de Ironman (2008 y 2010), que a la vez han resultado muy satisfactorias en su género. La excepción sería el fracaso crítico y económico de Cowboys & Aliens, en el 2011.
Tal vez para limpiarse el paladar de ese blockbuster fallido, Favreau ha preferido realizar una película mucho más modesta, con un guión escrito y protagonizado por él mismo. Chef a domicilio es
otra muestra del cada vez más frecuente cine culinario, en que Favreau
interpreta a Carl Casper, el chef de Gauloises, un restaurante de Los
Ángeles, propiedad de Riva (Dustin Hoffman). Cuando un crítico
influyente (Oliver Platt) destroza el menú de Casper, éste entra en
crisis y su intento por redimirse sólo conduce a un papelón publicitado
por las redes sociales –que él ignora por completo–, por lo que el
hombre se vuelve la botana de la comunidad.
La salvación viene de parte de su comprensiva ex esposa Inez (Sofía
Vergara), quien le ofrece un viaje a Miami, para que se haga cargo de
su hijo Percy (Emjay Anthony), al que ha descuidado con frecuencia por
sus deberes del restaurante. En esa ciudad, es convencido por el ex
esposo de Inez (Robert Downey Jr.) para que se haga cargo de un camión
de comida. Con la ayuda de Percy y de su otrora colega, el cubano
Martín (John Leguizamo, por una vez simpático), Casper convierte al
desvencijado camión en un próspero negocio de comida cubana, que
llevará a Los Ángeles, haciendo paradas culinarias en Nueva Orleans y
Austin.
Con ese esqueleto de trama, Favreau construye una película cálida
sobre el amor a la profesión. Como suele ocurrir en ese tipo de cine,
la cámara se regodea filmando los diferentes platillos que el
protagonista prepara con esmero, al grado de que parecen publicitarios product shots.
Por supuesto, Gauloises es el tipo de restaurante presuntuoso de
porciones pequeñas, pero decorativas, donde las verduras vienen en
timbales y a los postres se les llama crocantes. Para Casper será una
liberación volver a la sencilla comida cubana e invertir su arte para
cocinar sándwiches cubanos, arroz con pollo, tostones y yuca frita. Y,
de algún modo paralelo, Chef a domicilio es una especie de
declaración de principios: Favreau como director ha renunciado también
a los grandes presupuestos para concentrarse en una pequeña película
más personal, llena de sentimientos sinceros.
La
película tiene sus problemas. A falta de un conflicto verdadero,
Favreau recurre al lugar común del hogar desintegrado en vía de
reconciliación. También da la impresión que el editor pudo haber
economizado el relato, cortando escenas reiterativas; es evidente que
el gusto de Favreau por la comida y la guapachosa música tropical lo
llevan a extenderlas. Sin embargo, la película no es indigesta. Sus
alargues no molestan porque, al contrario, es muy sabrosa en varios
sentidos. El reparto, por una parte, es un lujo, pues emplea a actores
de conocida solvencia –Bobby Cannavale, Downey Jr., Hoffman, Platt–
para papeles casi incidentales. El intercambio con ellos tiene el
disfrutable toma y daca de un juego entre profesionales.
Cineasta generoso, Favreau comparte su gusto con el público y lo
hace partícipe de la aventura de cocinar un delicioso platillo, del
entusiasmo de rebanar un lomo de cerdo horneado, del cuidado que toma
preparar un sándwich perfecto. Desde El festín de Babette (Gabriel Axel, 1987) no recuerdo otra película que me haya abierto tanto el apetito.
Chef a domicilio
(Chef)
D y G: Jon Favreau/ F. en C: Kramer Morgenthau/ M:Canciones varias/
Ed: Robert Leighton/ Con: Jon Favreau, John Leguizamo, Bobby Cannavale,
Emjay Anthony, Sofía Vergara/ P: Aldamisa Entertainment, Kilburn Media,
Fetisov Telerin Films, Fairview Entertainment. EU, 2014.
Twitter: @walyder
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