Antonio Malacara
Independientemente
de la oferta jazzística de todos los días, el pasado 11 de abril no
había ni pa’ dónde voltear en la ciudad de México. En el teatro Ángela
Peralta, el festival Ars Futura presentaba la mancuerna de Todd Clouser
y John Medeski, el jazz francés de Erik Truffaz, la electrónica de
Murcof y el chelo contemporáneo de Jeffrey Zeigler.
La quinta Muestra Internacional de Jazz llegaba a su segundo día de
actividades en el Jardín Hidalgo (centro de Coyoacán), con entrada
gratuita, y con un cartel de lujo encabezado por el sexteto de Rodolfo Popo Sánchez,
el sexteto de Gil Gutiérrez y el trío de Diego Maroto. Iniciaba también
la sexta edición de Por lo tanto… jazz, el ciclo anual del INBA en el
Museo José Luis Cuevas, con la presencia del quinteto Cuarta Aumentada;
mientras que el Ex Palacio del Arzobispado presentaba el ciclo Jazz y
Más Jazz con el pianista Alberto Zuckermann.
Y había más. En la escuela de música DIM daba inicio JazzMX, un muy
particular ciclo de conciertos organizado por los propios músicos, sin
intermediario alguno, con Xuc Trío y Las Moscas Bravas para inaugurar
la propuesta, que se extenderá a La Faro Jazz Institute. Los detalles
están en jazzmxcomunidad, en feisbuc.
Todo esto, por supuesto, sin contar con la programación cotidiana de
los 11 clubes y bares jazzeros de la zona metropolitana, a los que se
acaba de sumar el Jazz Place, ubicado en la explana de Plaza Galerías
que da al Circuito Interior. José Fernández y Gerry López están al
frente de este heroico club, que abrirá sus puertas los siete días de
la semana y el cual fue inaugurado por Iraida Noriega con un lleno
total que dejó varios suspirantes afuera en espera de un milagro para
poder entrar.
Bueno, pues a pesar de que todo eso sucedía el sábado 11 de abril (por ahí hubo algo más… pero no me acuerdo bien, el jazzheimer me
invade sin remedio), un centenar de personas (más o menos) se dio cita
en la Fundación Sebastián para celebrar algo que han dado por llamar La
poesía del jazz. El jazz de la poesía
El éxito de la primera reunión, con Álex Mercado, Elizabeth Meza,
Víctor Patrón y Matías Carbajal en el escenario, hizo que varios
jazzófilos regresaran y recomendaran esta tertulia de jazz, poesía,
café y vino tinto; con la exquisitez de un Steinway de cola al centro…
y la sobriedad escultórica del maestro Sebastián maximizando el espacio
y el tiempo.
El
primero en subir al escenario es el ensamble de jazz de Matías
Carbajal, que nos sorprende y nos deja un estupendo sabor de boca al
observar cómo ha crecido la banda. En determinado momento, Ofelia
Fandiño y yo comentábamos que este grupo le quedaba chico a Matías, que
con excepción de Alfredo Landa en el bajo, los demás integrantes no
estaban a la altura del pianista. Pero en esta ocasión la banda se
escucha sólida y propositiva. Y el gusto y la emoción nos invaden con
sus trazos de jazz y rock progresivo.
Antes de presentar a Cosme Álvarez, el poeta invitado de esa tarde,
se leen breves líneas de Thomas Tranströmer, poeta sueco fallecido el
pasado 26 de marzo, y de Isabel Fraire, poeta mexicana que acaba de
morir el 5 de abril. Llega entonces Cosme Álvarez y se apodera del
ritmo y del tiempo. Después de 10 minutos se para de la mesa, la gente
pide más… se le avisa que, por supuesto, el maestro regresará.
El turno es entonces de Leonardo Sandoval y Patricia Carrión; ella,
una de las más grandes cantantes de jazz en la historia de nuestra
música; él, un estupendo pianista. Leonardo toca un tema a piano solo e
inmediatamente después la Carrión toma el micrófono y la noche se
transforma… algo muy parecido a la magia inunda la inmensidad de este
inmueble.
Primero es Cry me a river, conmemorando los 100
años de Billie Holiday. El color, la expresividad, la fuerza, tesitura
de Patricia Carrión llevan el tema a su máxima expresión. En un
instante, la gente está hipnotizada e hipnotizada empieza a aplaudir
los fraseos y las cuartetas de la maestra.
Y en la misma dinámica, en la misma alfombra, llega Todo está en calma, de la cosecha de Patricia; I am glad there is you, una rareza de Tommy Dorsey que no sabemos de dónde habrá sacado esta mujer, pero que la gente ovaciona de pie. Finaliza con Tres palabras, de Osvaldo Farrés, pero la gente no deja de aplaudir hasta que ella, sonriente, regresa con Cosas como tú, de Manzanero.
Todo era luz. La Fundación Sebastián estallaba en aplausos. Y la ciudad entera celebraba el jazz y su circunstancia.
Salud
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