Miguel Carbonell
Tal como se van analizando con detalle los resultados de la votación del domingo, cada vez queda más claro que hubo un vuelco importante en la geografía electoral y que la ciudadanía es menos previsible de lo que podría pensar.
La alternancia entre partidos se vuelve rutina, lo que es una magnífica noticia, ya que nos advierte que nadie tiene asegurado el triunfo. El gobierno priísta en Querétaro pasa a manos del PAN; Sonora, con gobierno panista en los últimos seis años, regresa a manos del PRI. El PRD pierde Guerrero, pero recupera Michoacán. En Nuevo León un candidato independiente se abre paso y desafía la tradicional hegemonía del PAN y del PRI.
Otra cuestión interesante es la distribución de los asientos en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. El bloque PRI-PVEM aparentemente no podrá conformar una mayoría absoluta (para lo cual se requieren 251 curules) y tendrá que pedir ayuda a Nueva Alianza, el partido formado ni más ni menos que por Elba Esther Gordillo. ¿Cuál será el precio de esa alianza? ¿se va a negociar la libertad de la Maestra a cambio de los votos panalistas que se van a necesitar para aprobar el presupuesto del 2016? Ojalá que no.
Un dato más para el optimismo (moderado): al menos tres candidatos independientes ganaron en sus respectivas contiendas. Los partidos ya no están solos en la competencia electoral y, si quieren seguir siendo vigentes, deberán seleccionar a candidatos presentables y hacer ofertas electorales atractivas. Se acabó el juego que solamente ellos podían jugar y con eso ganamos todos.
Las malas noticias fueron para el PRD, que luego de 18 años de tener el dominio absoluto en el Distrito Federal ahora se vio rebasado por Morena: una cucharada de su propio chocolate. De hecho, a nivel nacional el partido de AMLO roza el 10% de los sufragios, que lo pone muy por arriba de otras opciones partidistas recién creadas.
En la capital debe destacarse también el mejor resultado obtenido por el PRI, que en las anteriores elecciones no pintaba nada; y la victoria de Xóchitl Gálvez en la delegación Miguel Hidalgo. Con su triunfo, Xóchitl se convierte en la mejor carta del PAN para disputar la jefatura de gobierno en 2018, lo mismo que Ricardo Monreal —futuro delegado en Cuauhtémoc— en el caso de Morena. El PRD tienen las horas contadas en el ayuntamiento de la capital.
También es una buena noticia que al menos dos partidos vayan a perder su registro: el engendro del Partido del Trabajo, verdadero y descarado negocio de sus dirigentes desde hace muchos años, y un partido del que nunca se supo qué quería o qué postulaba: el Partido Humanista, que dejará de recibir el cuantioso recurso de nuestros impuestos, por fortuna. Otro partido nuevo, Encuentro Social, aparentemente se va a salvar de la guillotina.
Lo que tendrá que ser analizado con lupa es la conducta desafiante y claramente ilegal del PVEM. Hay elementos que la autoridad electoral deberá considerar sobre probable rebase de topes de campaña y uso de recursos públicos, sobre todo en estados como Chiapas. Rebasar el gasto permitido es motivo de nulidad del triunfo, cabe recordar.
Otro dato a considerar es la razón por la cual la ciudadanía le da la victoria en la capital de un estado como Morelos a un futbolista para ser presidente municipal; ese resultado o habla muy mal del electorado morelense o nos indica que los demás candidatos eran todavía peores, lo cual ya es mucho decir. Un misterio más de nuestra historia política
Investigador del IIJ-UNAM
@MiguelCarbonell
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