Pedro Echeverría V.
1. El gobierno filofascista de México encabezado por Peña Nieto –al
servicio de los empresarios y de los medios de información- ha
determinado romper todo tipo de diálogo porque no hay nada de qué
hablar y ha exigido que regresen ya al trabajo a sus escuelas.
Pareciera que los más poderosos empresarios –de acuerdo con
inversionistas extranjeros- han condicionado al gobierno para que acabe
de una vez por todas con las protestas, los bloqueos y los plantones.
No sé si haya que bloquear más la Ciudad de México hasta estrangularla
o regresar a las comunidades para concientizar, organizar y rebelar a
los padres de familia y a sus muchachos, al pueblo, para que sepa cuál
es el origen y la causa de su miseria.
2. Hay que concentrar más el trabajo ideológico en el DF, en los
estados de México, Morelos y Tlaxcala por su tradición de lucha y por
la cercanía con la Ciudad de México. Necesitamos mover fuerte al motor
grande, la región histórica y económicamente más significativa, para
que los pequeños estados se muevan después. Quizá hasta que los
maestros comprendan bien el significado del proceso de privatización en
la educación, en los servicios de salud, de vivienda y lo que
representan las llamadas 11 reformas estructurales aprobadas por PRI,
PAN, PRD, comenzarán a darse cuenta de su triste realidad. Yo pensaba
que había que paralizar la ciudad de México ya, pero ahora me doy
cuenta de que no son suficientes las fuerzas.
3. Después de la farsa electoral vienen meses de acomodamiento
oportunista en el congreso, en los partidos y el gobierno. Casi ningún
político queda fuera del presupuesto: los diputados y gobernadores, más
sus asesores que terminan, sólo van a cambiar de lugar para seguir
succionando el dinero público y los que llegan están contentos porque
sus mensualidades serán suficientes para vivir como príncipes. Los
maestros de la CNTE, sobre todo sus heroicos dirigentes, tienen que
meditar sobre un cambio de estrategia, pues desde hace tres años se han
“roto el cuero” en mil manifestaciones y plantones en el DF. Hay que
continuar con las asambleas estatales coordinadas por sus dirigentes
persiguiendo paralizaciones.
4. Hay que seguir movilizando a los maestros y al pueblo; la mesa de
Gobernación ha sido un distractor porque nada se arregla allí. El día
que paralicemos nuestras entidades porque otros sectores de
trabajadores se han organizado como lo hizo la APPO en 2006, la
Asamblea Popular de Guerrero hace unos meses, los estudiantes de
Tiripetío y otras Normales, los padres de los 43 de Ayotzinapa, los
estudiantes de la UNAM y el POLI, así como los electricistas, los
zapatistas, los mineros, etcétera, la secretaría de Gobernación
entonces sí querrá platicar y le haremos caso si tenemos tiempo.
Ustedes son los que saben qué hacer; yo estaría por la completa
paralización de la ciudad de México, pero si ahora no se puede, hagamos
más trabajo.
5. Hay un peligro: que la gente piense que es una derrota y se
retire a descansar. Nada de eso porque debemos dejar organizado una
gran equipo de información y orientación política e ideológica; además
que cada semana o cada quincena se realizarán asambleas generales de
sector o sección siguiendo un plan movilizador que evite que los
maestros sean llevados a “evaluaciones” que servirán para golpear a los
maestros en servicio, expulsar a los maestros luchadores sociales y
contratar a jóvenes que firmen de antemano su renuncia. Sólo para ello
servirán las evaluaciones que son medidas políticas para acabar con la
posición crítica de los maestros y mantenerlos atados al aparato de
poder. (10/VI/15)
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