Plan b*
Me
subí al auto con mi amiga Fernanda, llegamos a la guardería por su
hijo. Estacionadas frente a la reja de una casa privada en Cancún sentí
un escalofrío. El letrero de la guardería es una manta plástica con el
nombre y abajo en grande el logotipo de la Secretaría de Desarrollo
Social (Sedesol).
El cuidador abrió la reja que tenía doble llave, miré para todos lados:
es la única salida, pensé. Conozco bien el vecindario, detrás de la casa
convertida en estancia infantil hay un edificio.
El pequeño Patricio salió corriendo, subió al auto y nos abrazó. De
inmediato comenzó a narrar las peripecias del día, yo tenía un nudo en
la garganta; en mi cabeza una serie de imágenes inolvidables:
Hermosillo, Sonora, 5 de junio de 2009.
Mucho humo, la voz de un locutor que no podía explicar con claridad lo
que sucedía, hombres y mujeres comenzaron a llegar al lugar, los
bomberos, un vecino que carga a una pequeña que parece muñeca, cuyo
cuerpo hirviendo está quemado.
Poco a poco lo supimos, 49 niños y niñas muertos, 106 heridos, con
quemaduras desde leves hasta graves. Una casa privada con permiso
gubernamental para operar como guardería, el sello del Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS) que aprobaba la operación de un lugar
no adaptado con los mínimos requerimientos de Protección Civil (sin
alarmas de fuego, salidas de emergencia, sin extinguidores, construido
con tablaroca), para resguardar la integridad y la vida de niñas y niños
de entre cinco meses y cinco años de edad.
Regreso a este momento, aquí y ahora escucho al pequeño, adorable Pato,
ojos inmensos, una voz conmovedora, las manos elocuentes y bailarinas
explican en bulto cómo aprende a escribir y dibujar.
Una urgencia entra en mi cabeza: quiero que este pequeño esté seguro,
que nada ni nadie le haga un daño irreparable. No me atrevo a preguntar
en ese momento, frente al niño, si su madre sabe de la Ley 5 de Junio o
Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y
Desarrollo Integral Infantil, si ella y su esposo se aseguraron de que
la guardería subrogada con recursos de la Sedesol cumple con el
reglamento y toda la seguridad en caso de accidentes, incendios u otros
sucesos peligrosos. Lo hago después.
Es bien sabido que en el momento de la tragedia de 2009 los políticos,
desde el presidente Felipe Calderón y su esposa, hasta el gobernador
Eduardo Bours y el alcalde, dieron espectáculos para prometer justicia.
También sabemos que no la hubo. Se despidió a algunas personas
responsables de la supervisión de guarderías del IMSS, no se hizo
justicia ni se llevó a cabo el procedimiento de reparación del daño.
A seis años de que estas niñas y niños perdieran la vida por
negligencia, sus familias unidas en dos organizaciones diferentes pero
con el mismo fin, esperan justicia y exigen que todo el país aprenda de
esta terrible lección, que nos hagamos responsables de que todas y cada
una de las guarderías del país, las subrogadas y las oficiales, cumplan
con los requisitos de ley para el bienestar de niñas, niños y de quienes
les cuidan y educan.
A seis años de esta pérdida y a cuatro años de que la ley fuera
publicada en el Diario Oficial de la Federación, los gobiernos estatales
siguen sin cumplir con la responsabilidad de asegurarse de que toda la
población que tiene IMSS, así como quienes reciben apoyo de Sedesol
tengan acceso a guarderías y estancias infantiles con cuidados
profesionales, que cumplan con todos los requisitos de Protección Civil y
estén certificadas.
Según el informe de la Sedesol de febrero de 2015, en las 32 entidades
de la República existen 9 mil 514 estancias infantiles para madres
solteras operadas por la sociedad civil.
De acuerdo con el IMSS, se cuenta con el triple de estancias. Ya la
Suprema Corte de Justicia de la Nación dijo que existe un desorden
generalizado en el esquema de funcionamiento y subrogación de las
estancias; las cosas van cambiando poco a poco.
Debemos los cambios y la existencia de la ley a las madres y padres de
las víctimas, a su persistencia y compromiso; ahora le toca a toda la
sociedad, desde Quintana Roo hasta Tijuana, asegurarse de que en cada
ciudad y estado estos espacios público/privados protejan y cuiden
verdaderamente a niñas y niños. Actuar es la mejor manera de honrar su
memoria.
Twitter: @lydiacachosi
*Plan b es una columna cuyo nombre se inspira en la creencia de que
siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy
probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá.
CIMACFoto: César Martínez López, Cimacnoticias | México, DF.-
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