Este es un artículo de opinión de Lakshmi Puri, subsecretaria general de la Organización de las Naciones Unidas y directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres.
- El año 2015, el último para los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, anuncia el comienzo de 15 años clave para la realización de la nueva Agenda de Desarrollo Sostenible que la comunidad internacional puso en marcha junto con renovados acuerdos para el cambio climático y la financiación para el desarrollo.
También representa una coyuntura histórica en la realización del Proyecto de Igualdad de Género, tal vez el más importante para la humanidad en el siglo XXI. La ONU (Organización de las Naciones Unidas) a sus 70 años está comprometida con su realización.
En 2015 se realizaron grandes avances en la priorización de los derechos humanos de las mujeres, a través de la igualdad de género y el empoderamiento, en todos los esfuerzos normativos de la ONU.
Los derechos económicos, sociales y políticos de las mujeres, su seguridad e integridad, y su voz, participación y liderazgo ocuparon el centro de su ambición de “transformar el mundo” y “no dejar a nadie atrás”.
La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres no solo son considerados una obligación moral, sino también “cruciales” para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La Plataforma de Acción de Beijing, 20 años después
El mundo conmemoró el 20 aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, con exámenes nacionales, regionales y globales de la aplicación de la Plataforma de Acción de Beijing (PAB).
ONU Mujeres movilizó a los Estados miembros, las entidades del sistema de la ONU, el sector privado, la sociedad civil, los jóvenes y los medios de comunicación mediante la generación de conocimiento de alto impacto, campañas de promoción, coordinación y alianzas estratégicas para llamarlos a la acción.
La sesión 59 de la Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer (CSW) examinó el progreso realizado en la aplicación de la PAB y basó sus conclusiones en 168 informes nacionales y exámenes regionales. El veredicto es que hubo avances, pero desiguales y de una lentitud inaceptable. El cambio no ha sido profundo ni irreversible y persiste el déficit de financiación de género.
A pesar de los avances en las leyes para promover la igualdad de género y abordar la violencia contra las mujeres y las niñas, en la matrícula educativa, la participación en la fuerza laboral, el acceso de las mujeres a los métodos anticonceptivos y la representación femenina en los órganos legislativos, 20 años después muchas de las mismas barreras estructurales siguen vigentes en el mundo. La Agenda 2030 deberá abordar esas barreras de manera integral.
La violencia contra las mujeres es una epidemia mundial que toma diferentes formas. La mayoría de los pobres del planeta son mujeres. Las inequidades persisten en la educación, la participación laboral, los salarios, los ingresos, la protección social, el trabajo de cuidados no remunerado y el trabajo doméstico.
La desigualdad en la participación en las empresas, los órganos legislativos y el gobierno es grande. Ningún país alcanzó la igualdad sustantiva entre los géneros.
Al ritmo actual se necesitará otro siglo para alcanzar la igualdad de género. El examen destacó la necesidad de avanzar rápidamente para anular los sistemas y las estructuras patriarcales que infravaloran a las mujeres y las niñas desde hace siglos, las despojan de la igualdad de derechos y les niegan a ellas y al resto de la humanidad las oportunidades para realizarse por completo.
La declaración política aprobada por los Estados miembros en la 59 sesión de la Comisión sobre la Condición de la Mujer reafirma su voluntad política para abordar estos desafíos, inequidades y barreras estructurales. Promete la aplicación total, acelerada y efectiva de la PAB, así como fortalecer leyes y políticas y su aplicación para transformar las normas sociales discriminatorias y los estereotipos de género.
También promete aumentar la inversión para terminar con la inequidad de género en los recursos, en particular mediante su priorización en la asistencia oficial para el desarrollo y en la movilización de recursos internos, así como fortalecer los mecanismos nacionales de género.
Se reconoció el valioso papel de la sociedad civil y las organizaciones de mujeres y se asumió el compromiso de apoyarlas, en particular brindándoles un entorno seguro y propicio.
Los fondos transformadores de los compromisos con la igualdad de género
La Agenda de Acción de Addis Abeba, aprobada en 2015 en la Conferencia Mundial sobre la Financiación para el Desarrollo, se compromete a lograr la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer e incorporarla en particular mediante acciones e inversiones específicas en la formulación y aplicación de todas las políticas financieras, económicas, ambientales y sociales.
También se compromete a aplicar políticas sólidas, legislación y “medidas transformadoras” en todos los niveles.
El “Plan de Acción de Addis Abeba sobre la Financiación Transformadora para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer” de ONU Mujeres, que implica un aumento considerable de la inversión en la igualdad de género de todas las fuentes y en todos los niveles, cosechó un amplio apoyo. La urgencia de estos compromisos de dotación de recursos sin precedentes se enmarcó en la fecha límite de 2030.
La Agenda 2030 – la igualdad de género en el centro
La adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible centrada en la igualdad de género representa una victoria importante para quienes defienden este objetivo, incluida ONU Mujeres. Acogemos con beneplácito el reconocimiento de que “el desarrollo sostenible no es posible si a la mitad de la humanidad se le sigue negando la plenitud de sus derechos humanos y oportunidades”.
Las dimensiones trípticas e indivisibles del marco universal de desarrollo sostenible – lo económico, lo ambiental y lo social – y sus fuertes referencias a los derechos humanos, la erradicación de la discriminación, la violencia y la desigualdad es importante para todas las mujeres y niñas, las personas y los países, ya sean industrializados o en desarrollo.
El gran salto es que la Agenda 2030 posiciona la PAB como marco fundamental para el desarrollo sostenible – “una placa base normativa” con todos los objetivos y metas de género transformados en aquellos de desarrollo sostenible.
Existe el compromiso general de aumentar significativamente la inversión para cerrar la brecha de género, fortalecer el apoyo a las instituciones de igualdad de género en todos los niveles, incorporar de manera sistemática la perspectiva de género en la implementación de la Agenda, y eliminar todas las formas de discriminación y violencia, incluso mediante la participación de hombres y niños.
Se aseguró el ODS 5 para lograr – y no solo promover – la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. La igualdad de género también se integra a 11 ODS más relativos a la pobreza, el hambre, la salud, la educación, el agua y saneamiento, el empleo, las sociedades justas y pacíficas, las ciudades sostenibles y el crecimiento económico.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad de la autora y no representan necesariamente las de IPS – Inter Press Service, ni pueden atribuírsele.
Traducido por Álvaro Queiruga
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