La OCDE y académicos ponen en duda la eficacia educativa de los dispositivos entregados; el gobierno mexicano dice que habrá un replanteamiento del programa.
Por: Arturo Ascención
CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) —
A Érick le dieron el año pasado
una tableta electrónica en su primaria ubicada en Nezahualcóyotl, Estado
de México, como parte del Programa de Inclusión y Alfabetización
Digital (PIAD), con que el gobierno federal ha comprado miles de esos
dispositivos para entregarlos a niños de quinto año de escuelas
públicas.
La
tableta viene con la plataforma .MX, una herramienta de contenido
educativo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) precargó en los
dispositivos para que funcionen sin internet. Se trata de lecturas,
videos, audios y animaciones, en diferentes bloques de aprendizaje para
los alumnos.
En la escuela de Érick, en un inicio, no tenían acceso a la red, aunque
los alumnos podían llevarse la tableta a casa. Y ahí empezaron a hacer
descargas de juegos.
Molesta por las distracciones de su hijo con el dispositivo, su
madre decidió entregarla a una profesora de la escuela para que la
resguardara.
Promesa de campaña
Cuando era candidato a
la presidencia, Enrique Peña Nieto (2012-2018) prometió que todos los
alumnos de quinto y sexto grado tendrían computadora con internet.
Al llegar al
gobierno, la nueva administración puso manos a la obra y la SEP inició
el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital, con la meta de poner
seis millones de dispositivos en manos de los alumnos, al término del
sexenio.
En
los tres primeros años que lleva el gobierno de Peña Nieto, se han
invertido 3,763 millones 869,669 pesos para adquirir 240,000 laptops y 1
millón 669,864 tabletas para niños de escuelas públicas.
Los primeros equipos
llegaron a los estudiantes de quinto y sexto de primaria la mañana del
30 de octubre de 2013 —como parte de un programa piloto denominado
MiCompu.MX— que se puso en marcha en Colima, Sonora y Tabasco.
Sin embargo, un
estudio de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) sobre la Cuenta
Pública de ese año informaría sobre las insuficiencias de MiCompu.MX.
Al hacer visitas a 26 escuelas, la ASF detectó que las laptops solo eran
usadas solo una vez a la semana por los estudiantes de sexto grado.
Los profesores y
directores mencionaron que había dificultad para conectarse a internet,
que había muchos equipos descompuestos, que no tenían conectores
eléctricos, y que los aparatos se hacían lentos porque los alumnos
habían bajado música, videos y juegos.
La Auditoría Superior determinó que la SEP no
dio información que demostrara el beneficio de las computadoras; y
subrayó que el programa carecía de evaluaciones y un plan integral que
explicara la razón de comenzarlo en Colima, Tabasco y Sonora, así como
la forma en que se determinó la cantidad de alumnos que tendrían
equipos.
Ante
ello, la Auditoría recomendó investigar e iniciar un procedimiento
administrativo, por actos u omisiones de los servidores públicos
involucrados en el programa.
El cambio a tabletas
Para 2014, tras la experiencia
de “MiCompu.MX”, el gobierno ya no compraría laptops, sino 709,824
tablets a las empresas IUSA Medicion y Synnex de México, para
distribuirlas de forma gratuita entre los estudiantes mexicanos. Esta
vez, se sumaron al programa el Distrito Federal, Puebla y el Estado de
México.
Al
siguiente año, en 2015, la asociación IUSA y JP-Inspiring Knowledge
ganaría otra licitación, para venderle al gobierno 960,040 tablets, con
un costo de 1,805 millones 836,800 pesos.
En el Tercer Informe de Gobierno, se indicó
que en el ciclo escolar 2014-2015 se capacitó a más de 30,000
autoridades educativas para trabajar con las tabletas y computadoras
portátiles.
Pero hay casos como el de Paola García, profesora de quinto año en una
primaria pública de Atizapán, que asegura que no ha recibido
capacitación sobre el uso de las tabletas.
“Terminamos buscando formas como Dios nos
da a entender, en todos los aspectos”, cuenta la maestra que está al
frente de 30 alumnos, en referencia a que cada profesor tiene que idear
su propia estrategia didáctica ante la tecnología.
En su escuela, dice, los
directivos no le piden un reporte o evaluación sobre el uso de la
tableta ni ideas para incorporarla a su método de enseñanza. Así que
considera que no son de tanta utilidad para dar clase.
Pero un estudio encendería
cuestionamientos respecto a la efectividad educativa de esos aparatos.
Cuestionamientos
El análisis
“Estudiantes, Computadoras y Aprendizaje: Haciendo la Conexión”,
presentado por la OCDE el 21 de septiembre de 2015, indicó que en países
donde se han hecho fuertes inversiones en tecnologías de la información
y comunicación (TIC) no se ha visto “ninguna mejora evidente” en el
rendimiento educativo de los estudiantes.
"Asegurar que cada niño alcance un nivel
básico de competencia en lectura y matemáticas hará más para crear
igualdad de oportunidades en un mundo digital, que sólo ampliar o
subsidiar el acceso a los servicios y dispositivos de alta tecnología”,
indicó la Organización.
En ese sentido Gabriela Ramos, directora de Gabinete de la
OCDE, “reconoció la importancia de los esfuerzos que está llevando a
cabo el gobierno de México para reducir la brecha digital”, aunque
insistió en que la tecnología no es un fin en sí mismo, sino un medio
para fortalecer el aprendizaje.
"Pensar que simplemente por darles una tablet los
niños van a usarla para estudiar, sí es muy ingenuo”, dice José Gabriel
Martínez, director de la maestría en Políticas Públicas del Instituto
Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
El académico critica que con la entrega de
laptops y tablets en México, el gobierno mexicano no tiene un objetivo
de rendimiento educativo, y que ese programa solo será evaluado en
términos de cuántos dispositivos se entregaron.
Marco Fernández, investigador
asociado de México Evalúa, lamenta que el gobierno federal no tome en
cuenta la experiencia internacional en donde este tipo de programas ha
fracasado.
“El programa de Uruguay que, supuestamente, inspiró al caso mexicano,
tiene un montón de evaluaciones que se han hecho de parte del bid y del
Banco Mundial. Ahí se señala que para que un programa de esta naturaleza
tuviera un efecto adecuado sobre resultados educativos, era esencial la
parte de los cursos de formación de los docentes”, explica el también
profesor-investigador de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey.
Un replanteamiento
Unos días después de
la presentación del estudio de la OCDE, el secretario de Educación,
Aurelio Nuño, reconoció que el uso de la tecnología no está teniendo
impacto favorable en la calidad de la educación.
"Sabemos, y esto lo tengo que decir
con toda claridad, por muchos estudios que se han dado no en México,
sino a nivel internacional y de manera comparada, que no necesariamente
la tecnología tiene un impacto en la calidad de la educación”, expresó
el secretario al comparecer en la Cámara de Senado el 30 de septiembre.
El funcionario
recordó que el objetivo de la entrega de tabletas, desde el origen, era
cerrar la brecha digital, pero resaltó que por instrucciones del
presidente Peña Nieto la SEP realizaría una revisión al programa, para
saber qué no está funcionando.
Expansión le pidió a la SEP una entrevista
con el responsable del Programa de Inclusión y Alfabetización Digital
(PIAD), pero no se obtuvo una respuesta inmediata.
El académico Alberto Serdán,
profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE),
considera que debe hacerse una reflexión sobre el uso de los recursos
públicos para tabletas, a partir de los indicadores sobre el impacto
educativo que muestre el gobierno. Por lo pronto, dice que es buena
noticia que la SEP reconsidere el programa.
"Si fue una promesa (de Peña Nieto) y la
evidencia muestra que en realidad no era tan buena idea, más vale
decirlo así, que entrar en una simulación donde terminan pagando los
niños y los maestros, con recursos que se pudieron aprovechar de una
mejor manera. Sería inútil destinar más recursos a algo que no
funciona”.
Para 2016, los diputados aprobaron un presupuesto más de 1,641 millones
de pesos para continuar con el PIAD, el programa que ha guiado la
entrega de laptops y tablets.
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