1. Fidel Velázquez fue uno –el más importante- de los mafiosos “cinco
lobitos” que controlaron desde 1940 hasta 1997 a la CTM, la
organización más numerosa y poderosa de obreros de América Latina, con
más de tres millones de afiliados. Murió a los 97 años después de reírse
y burlarse de los que salíamos a gritar contra él y los gobiernos de
México desde los años sesenta. Los otros cuatro libitos: Amilpa,
Madariaga, Quintero, Yurén, junto a Velázquez lograron expulsar al
fundador de la CTM en 1936, Lombardo Toledano. Desde entonces Velázquez
con su enorme fuerza, estuvo literalmente al lado de todos los
presidentes desde Ávila Camacho hasta Ernesto Zedillo. Nunca impuso
presidentes, pero si se le consultaba y era uno de los anunciadores. Al
morir, obviamente todos sus compañeros había muerto o tenían más de 90
años.
2. Al iniciarse los setenta nos integramos a los llamados sindicatos
independientes, de manera particular con los electricistas del STERM que
dirigía Rafael Galván, además de sindicatos varios como el STEUNAM,
camioneros y otros pequeños. Quien asesoraba sindicatos grandes de
ciudad Sahagún, aéreos, era Ortega Arenas; sin embargo éste siempre
estuvo en desacuerdo con lo que él llamaba el “neocharrismo”. En la
revista Autogestión de diciembre de 1977 publiqué una larga entrevista
que le hice a Ortega. Sin embargo, la realidad, es que Velázquez tenía
el total apoyo de los presidentes y determinaba sobre el salario mínimo
no sin hacer antes “payasadas” de que declararía una huelga nacional si
los empresarios no les otorgaban a los obreros lo que pedían. Eran
“payasadas” porque prometía grandes movilizaciones y al final conseguía
cualquier cosa.
3. Aunque esto del “salario mínimo” parece estar en la Constitución
del 17 como un derecho obrero, la realidad es que pasaron más de 50 años
para que comience a instituirse. Para fijarlo se habla de tres
representantes: de los empresarios, del gobierno y el obrero (que
siempre fue de la CTM) Indiscutiblemente durante décadas o todo el
tiempo el gobierno y los líderes traidores se plegaron a los empresarios
por ello los salarios siempre estuvieron por debajo de la inflación o
la carestía. Si en los dos primeros años ese salario pudo comprar una
“canasta básica”, pasado el tiempo ya no tiene capacidad de adquirir ni
el diez por ciento de ella. Fidel Velázquez debió morir en 1997 junto al
sistema capitalista de explotación y miseria, pero se fue él sólo
porque nosotros no tuvimos la fuerza y la capacidad para lograr
enterrarlos juntos. (25/XI/16)
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