Un análisis reciente del
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) señala que
faltan por evaluar casi un millón 200 mil maestros del sistema de
educación básica y de la media superior. Señala que deberán examinarse
en total un millón 475 mil, y que hasta la fecha han acudido, contando a
directores y supervisores, 106 mil 723 profesores de básica, más 27 mil
547 de media superior y los supuestos 45 mil que se presentaron la
semana pasada (La Jornada, 18/11/16). Si la aritmética no me falla, esos
casiun millón 200 mil son en realidad
casiun millón 300 mil, exactamente un millón 296 mil 186. No son pocos 100 mil docentes más para las cuentas.
Si
miramos aún más de cerca las cifras presentadas y alegremente sumadas,
habría que preguntarnos si no estamos de nuevo frente a un desesperado
intento por inflarlas. Por ejemplo, ¿habría que restar de estas
cantidades los numerosos aspirantes a puestos de dirección que se han
presentado? Debe ser así, pues no es la misma evaluación; entonces, de
los supuestos 45 mil que se presentaron la semana pasada hay por lo
menos cerca de 10 mil que corresponden a ese perfil y que fueron acarreados
frente a las bajísimas cifras de voluntarios que se presentaron (el
INEE, una semana antes del examen, dijo que eran 10 mil), y se dice que
de la primera vuelta de 2015 eran unos 3 mil directivos. También se han
sumado a estas cifras el número de docentes que se certificaron como
evaluadores, que en esta última ronda fueron algo más de mil, pero que
el año pasado dijeron que eran algo así como 20 mil. Otro ejemplo es el
del manipulado número de maestros que obtuvieron su clasificación como
insuficientes, que en cierto momento eran 24 mil y ahora nos dice el Servicio Profesional Docente (SPD) que se convocó a 15 mil 337. Pareciera que las autoridades de la Secretaría de Educación Pública tienen no sólo un problema de pronunciación, sino de aritmética básica: contar, sumar y restar.
Vale la pena analizar con mayor detenimiento el dato de
este año; dicen ahora que se presentaron 45 mil a evaluar. Pero la
coordinadora nacional del SPD detalló en entrevista (Laura Poy, La Jornada,
27/10/16) que se registraron 18 mil 337 profesores, técnicos docentes,
directores y supervisores; 2 mil 706 profesores que cumplen funciones de
dirección y supervisión, pero que carecen de reconocimiento en dicha
función (¿¿??); mil 246 que recién ingresaron y han cumplido dos años
(entonces, ¿del concurso de oposición de 2014 solamente se obtuvieron
mil 246 plazas?, se anunciaron más); mil 64 que quieren certificarse
como evaluadores y otros 4 mil 433 que
no estaban integrados en ningún mecanismo(¿¿??). Además del notorio desgarriate administrativo que prevalece en un número reducido de plazas (da miedo imaginar lo que arrojaría sobre el total), es necesario señalar que a mí la suma me da 27 mil 786, no los 45 mil que repiten se evaluaron este año. Faltan otros 17 mil 214. Entonces, evidentemente aún no presentan el examen más de un millón 300 mil.
Otras cuentas interesantes de la entrevista con la responsable del SPD es que señaló que han
invertidoen la evaluación 2 mil 75 millones de pesos desde 2014. En 2015 se gastaron 726 millones (¿con todo y los costos de movilización del Ejército y Policía Federal?) y para 2016 dice que se invirtieron 603 millones. Entonces, ¿para evaluar a cerca de 130 mil maestros se gastaron 726 y para unos 27 mil docentes, 603 millones? A ese ritmo, ¿cuánto se gastará en 2017? Entendemos que en 2014, aunque no se aplicó evaluación, de todos modos se erogaron más de 700 millones. Nos preguntamos ¿que tipo de
inversiónes esta?, ¿un descomunal despilfarro que sólo profundiza los problemas?
Hablando de inversiones, una aparentemente productiva es la que entregan a los charros del SNTE. Este año la SEP les dio 650 millones para promoción de la reforma educativa (Reforma y La Jornada, 2/11/16), que el SNTE supuestamente gastó en divulgación de los
beneficiosde la reforma. También le canalizaron otros 700 millones para un proyecto de apoyo a las tecnologías educativas y otro monto más corresponde al financiamiento para las
prestaciones de previsión social(¿?), por 580 millones más. Nada se sabe de todo este dineral
invertido: unos 2 mil millones de pesos, salvo el obsequioso servilismo de la cúpula sindical que nada le envidia ya a la señora Gordillo. La danza de los millones, mientras se producen serios recortes a la educación.
Como
broche de oro, tenemos la afirmación de la responsable del SPD, quien
dijo, sin el menor rubor, que la reforma educativa es
como un Ferrari para un camino lleno de hoyos: el Ferrari es, pues, la reforma educativa, y el camino de hoyos entendemos que es el propio sistema educativo. Cualquier persona con un poco de sentido común gastaría primero en pavimentar y no en aumentar los hoyos, como hace la SEP consistentemente.
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