Lydia Cacho
Plan b*
Ana de 19 años, alumna de una universidad privada, comenzó a recibir
mensajes de Whatsapp de su profesor de psicología de 40 años; los
innuendos eran sexuales, pero incluían temas de tareas y siempre
comenzaban con frases falsas como “ahora que te me acercaste después de
clase”. Acompañada de sus amigas que eran testigas, Ana buscó a las
autoridades escolares después de sufrir un ataque de pánico luego de 6
meses de hostigamiento sexual diario.
La confrontaron con el profesor, quien aseguró haber borrado por error
todos los mensajes con la alumna y por tanto no podía demostrar que ella
lo quería seducir. La chica, devastada frente a la mentira y el
ejercicio de poder abusivo del profesor, abandonó la escuela. Sus amigas
recibieron la lección: las autoridades universitarias no saben resolver
problemas de hostigamiento sexual. Miles de casos idénticos suceden
también en secundarias y preparatorias.
Catalina es una joven feminista muy activa en redes sociales, de vez en
cuando sus opiniones han irritado a hombres que se sienten directamente
aludidos (sin que ella siquiera les conozca o los mencione) por el
activismo en contra de las violencias contra las mujeres. Claramente son
agresores de mujeres que se sienten exhibidos por razonamientos
impecables.
Los ataques a Catalina siempre tienen amenazas, insultos con una fuerte
carga sexual, burlas relacionadas con violaciones tumultuarias (insinúan
que la chica critica la violencia machista porque quiere que la
violen). Estos ataques son persistentes en todo el mundo. La gran
mayoría se ocultan bajo pseudónimos en sus redes, en particular en
Twitter, pero otros lo hacen abiertamente formando grupos de estudiantes
hartos del feminismo. Hay casos, como uno colombiano, en que los
alumnos han amenazado de muerte a una profesora feminista enviándole sus
propias fotografías donde la dibujan golpeada o incluso muerta. En
estos casos sólo a las mujeres y a activistas gays los amedrentan con
amenazas de violación en lenguaje gráfico.
Vale la pena detenernos a diferenciar el acoso del hostigamiento. Según
leyes internacionales y nacionales, el acoso consiste en hacer
insinuaciones indeseables, en un comportamiento verbal o físico, en
general de índole sexual, que pretende interferir de manera directa en
el comportamiento de la víctima acosada, acallarla, controlar sus
actividades usando técnicas de intimidación, hostilidad y ofensas.
El hostigamiento ** se refiere a una manifestación de poder de una
persona sobre otra mediante una coacción, en general de contenido
sexual, que proviene de un superior dirigida a alguien de menor rango
que, al denunciar, corre peligro de perder su trabajo.
Todos los días encontramos casos de acoso en el ciberespacio, y cada vez
se documentan de mejor manera los casos de hostigamiento sexual que
pasan por las redes sociales. En general los acosadores pretenden
amedrentar a sus víctimas por ejercer su libertad de expresión, pero
llegado el momento de confrontarles, basan su defensa justamente en su
propio derecho a expresarse libremente y compartir su opinión.
En México, 47 por ciento de usuarios de Internet tienen entre 12 y 18
años. El ciberacoso surge a partir de desacuerdos, celos, envidias y
rompimientos amorosos para los cuales chicos y chicas encuentran en el
ciberespacio una zona protegida para destruir la reputación de alguien
de su entorno sin enfrentar consecuencias.
Por eso, 80 por ciento de los casos de acoso que busca denigrar a un
niño o niña ocurre en Internet. Las herramientas tecnológicas han creado
un espacio para potenciar la violencia omnipresente. La ignorancia del
90 por ciento de usuarios de redes sobre seguridad y privacidad nos
impide educar adecuadamente, y las leyes de Libertad de Expresión son
utilizadas para defender los ataques que persiguen silenciar opiniones.
Melva Sangri, creadora de Mamá Digital, ha creado herramientas
interesantes en español para enfrentar este fenómeno. Las leyes por otro
lado, gracias a la ignorancia de legisladores, insisten en al
punibilidad en lugar de en la educación y prevención. Entre en
www.mamadigital.com.mx para aprender más.
** Haydée Méndez Illueca Guía de la Red de Mujeres Sindicalistas. Acoso Sexual: un problema laboral.
* Plan b es una columna cuyo nombre se inspira en la creencia de que
siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy
probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá.
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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