MONEDERO
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha
cambiado el escenario internacional, muy en particular el de nuestro
país, ya nada será igual, “nos van a cambiar hasta el modito de andar”.
Pero no todos se han enterado que hay que pensar y preparar o
contrarrestar los cambios que implica la revisión o cancelación del
Tratado de Libre Comercio (TLC), la expulsión de las personas migrantes
mexicanas, la construcción del muro, gravar las remesas y que éstas
disminuyan. Todas promesas de campaña del nuevo del presidente del país
vecino, y con muchas posibilidades de cumplirlas.
Los primeros en no enterarse fueron los diputados y en conjunto el
Congreso de la Unión que ahora en noviembre autorizó un paquete
económico para 2017 construido bajo supuestos que han cambiado
radicalmente. De verdad se creyeron el discurso del Secretario de
Hacienda y nuestra fortaleza económica.
El crecimiento de la economía estadounidense (uno de los supuestos) está
por verse y ni se diga el de la economía mexicana que ahora se estima
en 1.0 ó 1.5 del PIB, en lugar de 2 a 3 por ciento.
El precio del dólar puede llegar a 25 pesos y no a 18 pesos como lo establece el paquete económico aprobado por los diputados.
Lo que impera en los mercados es la incertidumbre y la volatilidad por
el tipo de cambio y las tasas de interés. Por lo pronto el Banco de
México ya la incrementó en 50 puntos porcentuales quedando en 5.25 por
ciento y para diciembre se espera un incremento superior, por lo que
implican los cambios en el Banco Central de Estados Unidos.
Esto afecta al crédito, a las empresas, y al consumo (tarjetas de
crédito), por tanto al consumo interno que en estos momentos es el motor
del desarrollo. Tampoco modificaron el presupuesto de la Secretaría de
Relaciones Exteriores que anunció 11 medidas para apoyar a los
connacionales en Estados Unidos, pero se les redujo el recurso a los
Consulados.
Parafraseando a Soledad Loeza: “con estos bueyes hay que arar” (8 de noviembre, Revista Nexos).
De los posibles cambios al comercio internacional (leáse TLC y el
Tratado comercial con el Pacífico TPP) ya se están ocupando los grupos
empresariales de México y de Estados Unidos, claro los más afectados;
también los países como China y otras potencias internacionales. ¿Cómo
resulte? quien sabe. Se está hablando de más de mil 500 millones de
dólares diarios de comercio.
¿Y LAS PERSONAS MIGRANTES?
Expulsar a las personas migrantes no sólo tiene tintes económicos
(desplazamientos de empleos), sobre todo significa una limpieza racial,
esencia de Trump y los colaboradores que hasta ahora ha nombrado.
Adolfo Gilly en La Jornada del 15 de noviembre publicó algo que vale mucho la pena rescatar:
“En una carta de septiembre pasado Marshall Sahlins, admirable
antropólogo nacido en Chicago en 1930, escribió: “Los mexicanos son para
Trump lo que los judíos eran para Hitler: violadores, traficantes de
drogas, asesinos, una degenerada raza criminal que debe ser arrestada y
deportada para preservar la pureza de los estadunidenses y la mera
existencia de la patria”.
Regresar a América (America Great) a sus tiempos de gloria (¿cuáles?).
Esto ha provocado que aunque todavía no toma posesión ya se han
multiplicado las agresiones a los connacionales.
Desde el día de la elección, se han registrado 437 actos de agresión o
acoso por motivos de odio antimigrante, según el South Poverty Law (SPL)
de Alabama, una organización que recopila información sobre los
crímenes de odio en Estados Unidos. En el mapa de los grupos de odio
elaborado por el SPL, hay registrados 10 cuya causa son los migrantes.
Dos en California y uno más en cada uno de los siguientes estados:
Texas, Arizona, Colorado, Carolina del Sur, Carolina del Norte,
Washington, Nueva York y Virginia Occidental. (El Economista 20 de
noviembre, 2016).
Por lo pronto amenazó con expulsar a 3 millones de “ilegales”
criminales, cuando en realidad si acaso llegarán a 220 mil personas
acusadas de problemas con la policía. Y en eso de expulsar personas
indocumentadas los Demócratas no se quedaron atrás. Durante su gestión,
Obama deportó -de 2009 a 2015- a cerca de 3 millones, una cifra muy
similar a la promesa inmediata de Trump. Desde luego México no está
preparado para recibir a todas estas personas.
Según la gráfica, en 2014 51.3 por ciento de estas personas en situación
de migración fueron mujeres y 17.7 por ciento están en condiciones de
pobreza; además la gran mayoría (86.4 por ciento) no cuentan con casa
propia y sólo una minoría tiene ciudadanía, sólo la mitad habla inglés y
un porcentaje muy importante tiene un nivel de escolaridad de
secundaria o menos.
¿QUÉ EFECTOS ECONÓMICOS TIENE LA DISMINUCIÓN DE LAS REMESAS Y SU GRAVACIÓN?
Lo primero que se debe considerar es que las receptoras de remesas son
los hogares más pobres, jefaturados por mujeres, y de alguna manera son
las que sostienen el consumo interno, un motor del desarrollo. Pero no
son las únicas afectadas, es todo el país.
En 2015 fueron 24 mil millones de dólares, cifra superior a las
exportaciones del petróleo y al Turismo. Gravarlas con un 35 por ciento
de impuestos como pretende Trump para construir el muro, implica que las
personas migrantes paguen doble impuesto; una disminución de los
ingresos que recibirá el país y por tanto un aumento en el déficit de la
balanza de pagos, con lo cual puede depreciarse más el peso, respecto
al dólar. Esta disminución en las remesas reduciría las posibilidades
de consumo de los hogares receptores, más pobreza, implica menos
crecimiento.
Otro factor que influye en la disminución de remesas es la incertidumbre
y el acoso racista de que son objeto las y los migrantes, los obliga a
reservar más dinero para algún imprevisto (muy posible).
Si todo esto no son argumentos suficientes y necesarios para proteger a
los y las migrantes con medidas mucho más agresivas que las propuestas
actualmente, entonces sí que estamos perdidos como país, perdidos y
humillados.
La sociedad civil (de aquí y de allá) es la llamada a organizarse y defender nuestra dignidad y nuestra soberanía.
No está por demás recordar que según una encuesta de Mitofsky, 7 de cada
10 personas (69 por ciento), repudia la gestión de Peña Nieto, sólo 24
por ciento la aprueba (18 noviembre, 2016).
Twitter: @ramonaponce
Especial Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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