En 1999 reprendió al gobierno mexicano por el feminicidio en Juárez
Abogada
de profesión, Asma Jahangir comenzó a defender Derechos Humanos a los
18 años de edad, cuando luchó por la liberación de su padre, quien había
sido detenido arbitrariamente por el régimen militar pakistaní. Después
de una vida de lucha, reconocimientos y amenazas, este domingo, a los
66 años de edad, murió en su natal Lahore, Pakistán.
Numerosas organizaciones civiles alrededor del mundo, entre ellas la
pakistaní y premio Nobel de Paz 2014, Malala Yousafzai, y el Secretario
General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, lamentaron el
fallecimiento de la defensora.
“El mundo pierde una giganta de los Derechos Humanos”, dijo Guterres,
y ofreció sus condolencias a la familia de Jahangir, quien fuera
Relatora de las Naciones Unidas en tres ocasiones: para los derechos
humanos en Irán (2016-2018); para la libertad de religión (2004-2010) y
de ejecuciones extrajudiciales, cargó que en 1999 le permitió visitar
México.
En un pronunciamiento público Amnistía Internacional, organización
asesorada por la defensora, advirtió que Jahangir dejó un “potente
legado de Derechos Humanos”. Empezó a liderar protestas a sus 18 años,
cuando luchó por la liberación de su padre, quien había sido detenido
arbitrariamente por el régimen militar pakistaní.
Abogada de profesión, Asma Jahangir y su hermana, Hina Jilani,
establecieron el primer despacho jurídico de mujeres abogadas de
Pakistán en Lahore. Entre sus clientes hubo cristianas y cristianos
condenados a muerte por cargos de blasfemia, trabajadora y trabajadores
cautivos que habían huido del opresivo dominio de terratenientes
feudales y mujeres que sufrían la violencia en el hogar.
Por su trabajo fue amenazada, detenida y sometida a arresto
domiciliario; se vio obligada a mandar sus dos hijas al extranjero, por
razones de seguridad. Una de las luchas más decididas de Asma Jahangir,
según Amnistía Internacional, fue contra la práctica de la desaparición
forzada.
Durante seis años, de 1998 a 2004, fue Relatora Especial de la ONU
sobre ejecuciones extrajudiciales, y no tuvo inhibición de usar palabras
fuertes para denunciar los delitos que le habrían sido relatados. En
1999, Asma visitó a México y el informe que derivó de esta visita,
“desafortunadamente aún guarda vigencia”, así lo lamentó la oficina del
Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU en México en un mensaje
de Twitter.
En esta visita la defensora obtuvo información sobre la masacre de 45
indígenas, entre ellas cuatro mujeres embarazadas, en Acteal, Chiapas,
en 1994; la masacre de Aguas Blancas, Guerrero, en 1995 y los casos de
feminicidio en Ciudad Juárez, Chihuahua, documentados desde 1993.
La entonces Relatora Especial sobre las Ejecuciones Sumarias
Arbitrarias de la ONU, concluyó que estos crímenes eran problemas
“profundamente arraigados con respecto a la impunidad de los infractores
de los derechos humanos, la total ineficacia del sistema judicial y una
falta de transparencia en el funcionamiento de las instituciones
estatales que afectan al país y a toda su población.”
Aunque Jahangir reconoció que los asesinatos en Ciudad Juárez no
encuadraron estrictamente dentro de su mandato, visitó al lugar de los
hechos y llegó a una conclusión devastadora para el gobierno:
“Los sucesos de Ciudad Juárez son el típico ejemplo de delito sexista favorecido por la impunidad. La conducta
arrogante de algunos funcionarios públicos y su manifiesta
indiferencia ante estos delitos permiten concluir que muchos de ellos
fueron deliberadamente pasados por alto por la mera razón de que las
víctimas eran ‘sólo’ muchachas corrientes y, por lo tanto, no eran
consideradas una gran pérdida”, escribió en su informe para la ONU.
Asma Jahangir murió cuando ejercía el cargo de Relatora sobre los Derechos Humanos en Irán.
Cabe mencionar que su entierro desató toda una controversia entre
liberales y musulmanes fundamentalistas de su país, Pakistán, porque
contrario a leyes estrictas islámicas, mujeres y hombres participaron
juntos en la ceremonia, algunas, como sus dos hijas, en primera fila. En
redes sociales, paisanas y paisanos liberales opinaron que esto era
justo la libertad religiosa y de las mujeres por la que ella había
luchado Jahangir en vida.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Sonia Gerth
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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