Al cierre del periodo de precampañas,
la del PRI no ha tenido la fuerza que se esperaba del partido en el
poder, lo que el especialista Jorge Buendía atribuye en parte a la
indefinición en el perfil político de su aspirante, José Antonio Meade.
Para colmo el PVEM y el Panal, incondicionales del tricolor desde hace
sexenios, enfrentan conflictos que provocan un éxodo de militantes hacia
Morena y ponen de cabeza los cálculos de los estrategas electorales.
(Proceso).- Después de 60 días de precampaña, la
coalición Todos por México, que arropa la candidatura de José Antonio
Meade, no da visos de avanzar e incluso muestra debilidades por los
conflictos y fracturas en los dos aliados del PRI: el Partido Nueva
Alianza (Panal), que ya no cuenta con todos los profesores, y el Partido
Verde Ecologista de México (PVEM), que sufrió una división importante
en Chiapas, el único estado que gobierna.
Hace seis años el PVEM aportó a Peña Nieto 1.91 puntos porcentuales
de la votación y ahora el Panal tiene una media constante desde las
elecciones del 2006 a la fecha de casi cuatro puntos. Esto es, se estima
que los dos partidos podrían aportarle al PRI entre 4 y 6 millones de
votos el domingo 1 de julio.
De ahí que Aurelio Nuño, coordinador de la campaña de José Antonio
Meade, prevé que con el voto duro priista y el de los aliados ganarán
con 20 millones de votos, en tanto que el dirigente nacional del PRI,
Enrique Ochoa, sostiene que triunfarán con 40% de los sufragios.
Sin embargo, para esta elección las alianzas con el PVEM y el Panal
no parecen estar funcionando y tampoco se prevé que vayan a garantizar
tantos votos como calculan los priistas.
Jorge Buendía, director de la empresa de medición de opinión pública
Buendía y Laredo, indica que aun cuando en estos 60 días de precampaña
ya se dio a conocer el nombre de José Antonio Meade, todavía sigue sin
poder resolver el dilema si es ciudadano o priista, además de enfrentar
la marca negativa que representan el PRI y el gobierno de Enrique Peña
Nieto, y está en duda cuántos votos le pueden dar el Panal, que no tiene
base electoral, y el PVEM, que enfrenta problemas de divisiones como en
Chiapas.
Doctor y maestro en Ciencia Política por la Universidad de Chicago,
con estudios de maestría en Gobierno Comparado por la London School of
Economics and Political Science, Buendía advierte que en esta etapa de
precampaña el PRI mostró que mantiene su voto duro, pero su reto es
atraer el voto independiente, que se ve muy difícil porque
tradicionalmente es más crítico, es antipriista y antigubernamental.
“Conforme a Meade lo conoce más la gente, le está pesando mucho la
marca PRI. Incluso, en las últimas mediciones es el partido que sale con
más números negativos. Entonces la pregunta es si va a ganar parte del
voto independiente, lo cual está complicado porque las otras alianzas
tienen más posibilidades de tener ese voto opositor”, precisa Buendía.
De acuerdo a estimaciones del secretario de Organización del PRI,
Carlos Iriarte, para agosto del año pasado su partido tenía 7 millones y
medio de militantes. Pero en el INE el padrón oficial es de 6 millones
368 mil 763 afiliados: muy lejos de los 20 millones que, según Aurelio
Nuño, tendrán para julio y que harán ganar a Meade. Y se ve difícil que
alcancen ese número mediante su alianza con el PVEM y el Panal.
En cálculos extraoficiales se asienta que estos dos últimos partidos
podrían contribuir cuando mucho con tres puntos, es decir, de un millón y
medio a 2 millones de votos por Meade, si se trata de una elección de
tercios con una abstención menor al 50%. Esto, porque a diferencia de
hace seis años, tanto el PVEM como el Panal tienen severos problemas
internos e incluso con el PRI.
De acuerdo con personas cercanas al PVEM, existe una disputa en el
primer círculo de su dirigencia: Jorge Emilio González, presidente del
partido, está más cerca del PRI, de Aurelio Nuño y del presidente
Enrique Peña Nieto, pero el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, el
vocero del partido Arturo Escobar y Cuauhtémoc Ochoa, dirigente del PVEM
hidalguense, apoyaron la aspiración presidencial del exsecretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Otro conflicto, ahora con el PRI en el Estado de México, lo tuvieron
recientemente el senador con licencia Jorge Emilio González y Arturo
Escobar, porque después de apoyar a Alfredo del Mazo a ganar las
elecciones del año pasado, no les cumplió la promesa de darles la
Secretaría de Medio Ambiente, la Subsecretaria de Obras y otra
dependencia.
Mientras que en Chiapas el gobernador Manuel Velasco se enfrentó con
González y el PRI para la designación candidato a sucederlo. Éstos
impusieron como precandidato al priista Roberto Albores Gleason, lo que
originó un rompimiento con potenciales efectos en la campaña de Meade.
El líder estatal del PVEM, Eduardo Ramírez, y otros diputados locales
renunciaron a ese partido después de que no los tomaron en cuenta en el
acuerdo que firmaron Jorge Emilio González y el líder del PRI, Enrique
Ochoa Reza. Según los cálculos de los dirigentes estatales de este
partido, esta acción le podría costar a la campaña de Meade la ausencia
de la fuerza electoral del PVEM en 59 municipios, donde gobierna desde
2015 y que representan 3 millones 500 mil votantes.
La alianza con el Panal, fundado por la maestra Elba Esther Gordillo y
fincado en la estructura del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE), tampoco parece darle muchas esperanzas al PRI.
De acuerdo con integrantes del magisterio, el grupo de la maestra
Gordillo –encabezado por su yerno Fernando González, su nieto René
Fujiwara Montelongo y el exlíder del SNTE Rafael Ochoa Guzmán, al frente
de al menos 30 de las 61 secciones que integran el sindicato nacional
–ha empezado a operar no para el PRI sino a favor de Morena y de Andrés
Manuel López Obrador.
El Panal se desfonda
En menos de un mes el apoyo del Panal a la campaña de José Antonio
Meade se ha ido desgranando. Se presumía que Nueva Alianza aportarían
toda la estructura magisterial para reforzar la operación por tierra del
PRI en todo el país, como lo hizo en el pasado. Pero muchos de los
maestros y militantes del Panal se han salido del partido y se
declararon simpatizantes de Morena y de López Obrador.
El 5 de enero, en un acto público realizado en Morelos, López Obrador
reconoció que el yerno de Elba Esther Gordillo y quien fue
subsecretario de Educación, Fernando González, participaban en Morena a
través de las Redes Sociales Progresistas (RSP), que fueron creadas
apenas el 3 de enero.
En esas redes participa también Enrique Ku Herrera, quien encabezó el
Movimiento Indígena Popular, fue diputado federal por el PRI,
secretario de Acción Indígena en ese partido, secretario de Trabajo y
Conflictos de Educación Indígena en el comité nacional del SNTE,
coordinador estatal de Estructura Territorial del Partido del Trabajo en
Campeche y militante del Panal.
En sus documentos constitutivos se dice que las RSP tienen el
objetivo de constituir 69 mil comités en el país, asumen su compromiso
de apoyar el “congruente liderazgo de Andrés Manuel López Obrador” y
ofrecen el apoyo de sus afiliados que provienen del sector empresarial,
jóvenes de las regiones Bajío y norte, así como de militantes activos de
partidos políticos que desean sumarse al Proyecto Alternativo de Nación
lanzado por el líder de Morena.
A partir de enero las bases que integraban el Panal comenzaron
renunciar para pasarse a RSP y a Morena. Una muestra de este quiebre fue
el anuncio que a finales de enero hizo en Chiapas Fujiwara Montelongo.
En conferencia de prensa proclamó que más de 600 jóvenes salían del
Panal para unirse a RSP en apoyo a López Obrador.
A su vez, Saulo Ocaña Vázquez y Diana Jerónimo Hernández, dirigentes
estatales de los jóvenes del Panal en Chiapas, manifestaron que se iban
del partido porque no se les tomó en cuenta para decidir la alianza con
el PRI para impulsar a Meade.
Otro desgajamiento del Panal ocurrió el pasado 26 de enero en el
Estado de México. En una rueda de prensa en Toluca, Antonio González
Melchor, dirigente estatal de Jóvenes Nueva Alianza, dijo que más de 3
mil jóvenes de esa organización política en la entidad firmaron su acta
de renuncia al Panal y respaldan el proyecto presidencial de López
Obrador porque “él siempre ha demostrado su compromiso con los jóvenes y
prueba de ello fue el impulso que dio a la educación media superior y
superior cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México”.
González Melchor expresó que el anuncio de Fujiwara Montelongo,
exdirigente nacional juvenil y exdiputado federal de Nueva Alianza en la
LXII Legislatura, fue el factor determinante para que se sumaran a las
RSP.
Fujiwara, nieto de la exlideresa magisterial Elba Esther Gordillo,
presentó su renuncia al Panal el 22 de enero para incorporarse al
proyecto de Morena. En sus redes sociales justificó su decisión por el
respaldo que el Panal dio al PRI, que aprobó la reforma educativa.
“Con tristeza observo al partido en el que yo inicié mi vida política
caminar en contra del sentir ciudadano y de la marcha de la historia; y
por lo tanto también estoy convencido que Nueva Alianza pronto dejará
de existir. ¿Qué pensaran los maestros y militantes de Nueva Alianza de
tener como coordinador de campaña a Aurelio Nuño? Aurelio Nuño, aquel
que hizo de su desprecio a los maestros una política de Estado”,
escribió Fujiwara en su cuenta de Facebook.
Aunque dijo que su familia apreciaba a Meade, advirtió que éste no
representa una alternativa de cambio y convocó a los maestros para
unirse a López Obrador: “Estoy con Andrés Manuel porque él está con las
maestras y maestros, y porque a ellos mi familia y yo les debemos
absolutamente todo”.
El 5 de febrero en Puebla, López Obrador se refirió al apoyo de
Fernando Yáñez y Fujiwara Montelongo. Dijo que respetaba a Gordillo y
precisó que también recibía apoyo del magisterio sindical y disidente,
además de otros movimientos de maestros independientes. Reiteró además
que cancelará “la mal llamada reforma educativa, y esto une a todos los
maestros que han sido muy golpeados, ninguneados por este gobierno; por
eso están con nosotros”.
También anunció que en abril se realizará un congreso magisterial en
Guelatao, Oaxaca, al que asistirán maestros de todas las organizaciones,
y propuso volver a la Constitución de 1917, en el sentido de que
garantiza educación gratuita en todos los niveles. Al ser cuestionado
específicamente sobre Gordillo, dijo que ya está en su casa y “yo no
hago leña del árbol caído”.
El miércoles 7 Fujiwara y González participaron en un acto de la
candidata de Morena al gobierno de la Ciudad de México, Claudia
Sheinbaum, a quien le ofrecieron todo el apoyo de RSP.
Alianza problemática
El pasado 14 de diciembre PRI, PVEM y Panal acordaron apoyar la
candidatura presidencial de Meade y firmaron un convenio parcial para
competir juntos en 32 de las 64 fórmulas para el Senado, y otro de tipo
flexible para contender en 133 de los 300 distritos para la Cámara de
Diputados.
Las candidaturas al Congreso federal quedaron así: para el Senado, la
coalición competirá en 16 de las 32 entidades del país en un esquema en
el cual el PRI encabezará 21 fórmulas, el PVEM siete y el Panal cuatro.
En cuanto a las postulaciones para diputados, el reparto quedó en 83
para el PRI, 31 para el PVEM y 19 para el Panal.
En cuanto a los gastos, se comprometieron a respetar los topes
fijados y aportar los montos que les correspondan a más tardar 48 horas
después de recibir sus recursos: para la candidatura presidencial, el
PRI aportará hasta 50% del financiamiento público, el PVEM el 30% y el
Panal 15%; no se aclara qué pasa con el 5% por ciento faltante.
A pesar de las dificultades por las que atraviesa el PANAL, el jueves
8 de febrero, en una reunión efectuada en Monterrery, Meade ratificó su
deseo de abanderarlo:
“Yo quiero ser el candidato de Nueva Alianza, y quiero ser el
candidato de Nueva Alianza porque conozco y porque me comprometo con su
plataforma. Quiero ser el candidato de Nueva Alianza porque comparto su
compromiso con los niños. Quiero ser el candidato de Nueva Alianza
porque comparto su compromiso con las mujeres (…) Quiero ser el
candidato de Nueva Alianza porque me emociona hacer equipo con los
maestros”.
No obstante, al cierre de las precampañas, Meade sigue caminando en
la ambivalencia de la identidad partidista, le pesa la corrupción con la
que se identifica al PRI y continúan las dudas sobre su candidatura.
–En una evaluación más política, ¿qué observas de Meade? –plantea el reportero al doctor Jorge Buendía.
–Básicamente se está dando a conocer. La interrogante es la
ambivalencia entre si es candidato del PRI o candidato ciudadano, y
ciertamente la marca del PRI a mucha gente no le resulta tan creíble. Se
puede hablar de si fue correcta o no la estrategia de presentarlo
primero como priista o el famoso ‘háganme suyo’. La pregunta es si el
PRI con otro candidato estaría mejor. Quizá podría estar mejor un par de
puntos, pero la respuesta no es fácil ni contundente.
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