El Despertar
José Agustín Ortiz Pinchetti
Parece muy difícil definir en México
quiénes son liberales y quiénes son conservadores. Nadie se reconoce a
sí mismo como conservador. Jesús Silva-Herzog Márquez escribió un
artículo sorprendente. Empieza por reconocer cambios positivos en la
trayectoria reciente de Andrés Manuel López Obrador para luego a la
mitad de artículo, como si se arrepintiera, cambia el curso y declara
que AMLO ha pasado de ser sectario, intolerante y grosero a ser un
oportunista, a traicionar a su partido al permitir que se incorporen
personajes de todas las cataduras y corrientes. Afirma que carece de
nervio ideológico y que hace una política priísta. El artículo de
Silva-Herzog (que no tiene la coherencia que acostumbra) no trata sobre
el liberalismo, pero desató una curiosa polémica sobre ese tema que se
extinguió rápido.
El movimiento de AMLO reconoce una raigambre en el liberalismo de
Juárez y en su vocación laica, republicana y democrática. El liberalismo
con una clara propuesta de cambio social y nacionalismo, reverdeció en
la Revolución Mexicana y se mantuvo en la retórica hasta principios de
los años ochenta del siglo pasado. AMLO cree que los partidos históricos
continúan en pugna, se considera a sí mismo un liberal. Algunos
escritores lo critican por no ser abiertamente favorable a los derechos
de los homosexuales o a la libertad de las mujeres sobre su cuerpo, pero
la realidad es que acepta y respeta esas luchas.
En cuanto al liberalismo económico, AMLO propone una versión
más moderna y progresista. Reconoce la economía de mercado y la libre
competencia y considera que la empresa privada es el motor del
desarrollo, pero postula que el gobierno debe jugar un papel activo y
creativo en la dirección de la economía para que ésta logre eficacia,
justicia y sustentabilidad. El neoliberalismo surgió en los años treinta
del siglo pasado en lucha a muerte contra el Estado social. Llegó al
poder al principio de los ochenta y se impuso al trasladar el poder del
Estado a los grandes grupos financieros, se cancelaron derechos
sociales, se recortaron o congelaron salarios y pensiones. Se hizo una
reforma fiscal a favor de los ricos y se restringió severamente la
democracia al favorecer la rapiña, la corrupción y el consumismo
depredador. La versión mexicana del neoliberalismo ha llevado a la
nación a un múltiple desastre.
El programa de AMLO tiene implícitas varias tareas: redistribuir la
riqueza en forma equitativa, crear un estado de bienestar, desarrollar
una gran infraestructura, estimular la investigación científica y
estabilizar la macroeconomía. No sólo busca la justicia social y el
crecimiento, sino se propone completar la larguísima transición de
México a la democracia.
Twitter: @ortizpinchetti
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