Autor:
Nancy Flores / @Nancy_Contra
Uno de los
principales problemas de México es, sin duda, su dependencia a Estados
Unidos. Hecho que se ha profundizado en los últimos años y que inició
con la imposición del sistema neoliberal, en la época de Miguel de la
Madrid y Carlos Salinas.
Esa dependencia no sólo es en el ámbito
comercial –que muestra su peor cara con la renegociación del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte, TLCAN–, sino que abarca otras áreas
fundamentales de la economía, e incluso toca la seguridad alimentaria,
pues ahora las importaciones desde el vecino del Norte resuelven más de
la mitad de la canasta básica de los mexicanos.
Otro punto sensible tiene que ver con
las remesas, pues, por años, México ha sostenido una buena parte de su
economía interna en esos recursos que envían a sus familias los
migrantes documentados, pero sobre todo indocumentados.
Al igual que ocurre con el TLCAN, las
remesas están amenazadas por lo menos en la retórica antiinmigrante y
antimexicana del presidente Donald Trump. Por lo que dos situaciones
podrían afectar esos recursos de forma directa (la prohibición de los
servicios financieros que facilitan las transferencias del dinero y la
confiscación del mismo para construir el muro), y una más, de forma
indirecta (la deportación masiva de los migrantes).
En este último punto, aunque aún no se
aplican sus aspiraciones de deportar a los miles de mexicanos que
radican ilegalmente en su país, Trump mantiene esta promesa electoral
como uno de los puntos urgentes de su agenda. Y tan locuaz como es, en
cualquier momento podría ejecutarla.
Si ello llegara a cumplirse, el problema
sería mayúsculo para México, pues no sólo estaríamos hablando de la
cancelación de las remesas, sino sobre todo del arribo de miles de
mexicanos que necesitarán una cobertura mínima (en todos los ámbitos,
desde el laboral hasta el de los servicios sociales como salud,
educación y vivienda), que ni siquiera existe para quienes ya vivimos
aquí.
De esto se desprende que lo peor no es
sólo esa dependencia multifactorial a Estados Unidos, sino sobre todo
que hasta hoy no existan estrategias de la administración de Enrique
Peña para enfrentar el riesgo que ha representado Trump durante más de 1
año.
Hasta ahora no hemos visto un solo
indicio que responda a la altura de tales amenazas, ni siquiera en el
tema del TLCAN. Es evidente que a este gobierno no le ha alcanzado para
blindar progresivamente los aspectos más amenazados por Trump, como si
ninguno de los asesores de Peña fuera capaz de siquiera reaccionar ante
los ultimátums del magnate.
Remesas
Aunque pareciera estar fuera de la
agenda pública o por lo menos carecer de la misma atención que se le
presta a la renegociación del TLCAN, el tema de las remesas y la
migración no es menor.
De acuerdo con el informe El flujo migratorio México-Estados Unidos y la captación interna de remesas familiares 2018,
elaborado por la Dirección de Servicios de Investigación y Análisis de
la Cámara de Diputados, “ninguna nación en el mundo tiene un saldo
emigratorio tan alto” como nuestro país.
Ello porque la población de mexicanos
que emigró hacia otras regiones del mundo, principalmente hacia Estados
Unidos, es superior respecto a la que se internó en nuestro territorio.
El informe agrega que, a nivel mundial,
la India y México fueron las naciones que expulsaron más migrantes en
2015, con 15.58 millones y 12.34 millones de personas, respectivamente.
Ello explica la importancia que tienen
las remesas. Al respecto, el Banco de México acaba de informar que las
miles de familias que cuentan con parientes del otro lado de la frontera
Norte recibieron 28 mil 771 millones de dólares (unos 490 mil millones
de pesos) tan sólo en 2017.
Es un hecho que la mayoría de esas
familias dependen de ese recurso para sobrevivir a las terribles
condiciones socioeconómicas que reinan aquí: pobreza generalizada
(oficialmente se reconoce que más de 53 millones de mexicanos están en
esa situación, y de ellos, unos 10 millones, en pobreza extrema),
desempleo o empleo precario y marginación.
En América Latina, México es el principal país receptor neto de remesas con 23 mil 419.6 millones de dólares, señala el informe El flujo migratorio México-Estados Unidos y la captación interna de remesas familiares 2018.
Agrega que nuestro país mantiene el
balance financiero favorable más importante de la región, y que le
siguen en orden de importancia: Guatemala, con un superávit de 6 mil 426
millones de dólares; Colombia, con 4 mil 418 millones; República
Dominicana, con 4 mil 334 millones, y El Salvador, con 4 mil 157
millones.
Economía interna
Si las remesas sufrieran un revés por
las políticas de Trump, no sólo las familias de los migrantes sufrirían,
sino que el impacto se extendería al resto de la sociedad, puesto que
son motor importante del mercado interno.
Según el informe Modelos econométricos de migración y remesas México-EU 2018
–también de la Dirección de Servicios de Investigación y Análisis–, la
captación de remesas incrementa el poder de consumo de los hogares
beneficiados y, desde la perspectiva macroeconómica, potencializan la
actividad económica a través del incremento del producto interno bruto.
En un escenario donde las políticas de
Trump impidieran el flujo de remesas sería inminente la crisis, sobre
todo para ciertos estados mayormente beneficiados por estos recursos.
El análisis El flujo migratorio México-Estados Unidos y la captación interna de remesas familiares 2018
indica que las zonas tradicionales de expulsión de mano de obra
(Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Estado de México, Puebla, Oaxaca,
Guerrero) son las que captan más ingresos por remesas.
Hogares devastados
Pero sin duda quienes sufrirían más serían las familias que dependen de ese dinero. El informe Modelos econométricos de migración y remesas México-EU 2018 refiere que estas transferencias pueden representar más del 50 por ciento de los ingresos del hogar.
Desde la perspectiva microeconómica,
explica, las remesas coadyuvan a fortalecer los ingresos de los
familiares ascendentes y descendentes de los migrantes que laboran
temporal o permanentemente en Estados Unidos.
El análisis, elaborado por el maestro en
economía e investigador parlamentario Reyes Tépach Marcial, señala que
esos recursos se emplean para cubrir servicios básicos: “como tal, se
utilizan para cubrir gastos médicos y de educación”. Y cuando hay
excedentes, indica, éstos constituyen una base para el ahorro e
inversión del hogar.
A nivel macroeconómico, refiere el
informe, “las remesas reducen la pobreza de la población donde existe
migración, son una fuente de fortalecimiento del tipo de cambio, y
flexibilizan las restricciones en los créditos mejorando el clima de
inversión en los países expulsores.”
Por ello es alarmante que la
administración federal no muestre reacción alguna para ir blindando a
esos hogares y, con ello, a la macroeconomía nacional, a más de 1 año de
que Trump asumió la Presidencia de Estados Unidos. Más clara la
negligencia no puede estar.
Nancy Flores
[BLOQUE: OPINIÓN]
[SECCIÓN: AGENDA DE LA CORRUPCIÓN]
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