Pedro Echeverría V.
1. los debates presidenciales en México son puro morbo televisivo para políticos; además -y es lo más importante para empresarios y televisoras- son plataformas para realizar ventas y más negocios. ¿Qué por nuevo se podrá decir si ya sabemos de todas las propuestas y sus interpretaciones por cada uno de los candidatos? Es más, ver a esos candidatos en el mismo foro, no sirve para prever las alianzas y quienes se retirarán de la candidatura en los últimos días.
2. Con debate y sin debate ya sabemos que el candidato de Morena, López Obrador, está por encima de sus cuatro competidores con una ventaja de más de 20 puntos; pero también se sabe que todos los gobiernos en México hacen y deshacen a su antojo valiéndose de todas las acusaciones y hasta de asesinatos. Este señor López Obrador ha sido despojado de la Presidencia en dos ocasiones y nadie está seguro que en la tercera no se repita la misma experiencia por temor.
3. Sabemos en México que dos persiguen colocarse en segundo lugar: los candidatos del PAN (Ricardo Anaya), que representa la derecha extrema histórica; que por su programa el PAN ha apoyado la privatización a ultranza (de los servicios de salud, educación, vivienda) y su entrega al catolicismo. Sabemos que el PRI, representado por José Meade que desde los ochenta, con la imposición del neoliberalismo, caminó de la posición Centro/derecha hacia la derecha total.
4. El PRI y el PAN –como podrá verse- son partidos de la derecha, de los empresarios, del neoliberalismo y la privatización. Cuando el presidente Salinas (1988-94) reprivatizaba bancos, tierras, la TV, establecía relaciones con el Vaticano; sobre todo reprivatizaba más de mil empresas para estatales y acordaba con el PAN (usando a Fernández de Cevallos, a Castillo Peraza y a H. Álvarez) una serie de concesiones a cambio de ser reconocido como presidente.
5. En el debate aparecen dos candidatos más cuya característica común es su profunda ignorancia política, pero también ser “independientes” de partidos políticos. Éstos aparecen porque tienen el compromiso de opinar contra López Obrador. Éste y su partido Morena, por cierto no es izquierdista. Es un personaje socialdemócrata, de centro izquierda que -como nunca en la historia de México- ha recorrido el país 18 años, visitando todos los municipios y pueblos en dos o tres ocasiones.
6. En el debate, aunque salga mal AMLO y los comentaristas pagados tras el debate vomiten todos sus odios, no puede derribarse su ventaja. Lo que puede darse es que Anaya, el panista, o Meade el priísta demuestre alguno quien puede competir contra AMLO y quién debe ”enfermarse” de lo que sea e irse al hospital y retirarse de la contienda. Por ello el mismo AMLO debe cuidarse de lo que ingiere porque hasta el cáncer –según experiencias- puede provocarse a propósito.
7. Parece que López Obrador ha colocado todos los temas que han estado a discusión: La construcción del aeropuerto; estrategias en seguridad para todos; el castigo a los sobornados por Odebrech; el encarcelamiento a los exgobernadores de Chihuahua, Quintana Roo, etcétera; el freno a las “reformas estructurales”; echar abajo la reforma educativa instrumentada; becas y educación para todos los solicitantes; no a la venta de terrenos del campo militar.
8. López Obrador no puede caer en el debate porque llega muy fuerte; aunque sí algún candidato como Anaya y Meade, que pelean el segundo lugar para ser el candidato que reciba todos los apoyos empresariales para derrotar a AMLO. Espero que la Zavala de Calderón y/o el Bronco –avergonzados por no cumplir con sus cuotas de firmas y por haber sido impuestos por el INE y el Tribunal, respectivamente- renuncien a seguir haciendo el ridículo de estar cargando con esas penas. (20/IV/18)
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