Se cumple un mes de su asesinato
“Hoy,
nuestra esperanza se resquebraja un poco. Una mujer, negra, madre,
defensora de la igualdad y nacida y criada en la Maré fue derribada”,
afirmó en un comunicado el frente de Mujeres del Partido Socialismo y
Libertad de Brasil (PSOL) el pasado 14 de marzo, día en que Marielle
Franco, concejala por este partido, fue asesinada a tiros en un céntrico
barrio de la ciudad de Río de Janeiro.
“Por su vida la mataron”, opinó la periodista brasileña Eliane Brum en una columna de El País.
Defensora de los Derechos Humanos, negra, feminista, lesbiana e hija
de una de las mayores favelas de Río de Janeiro fue asesinada mientras
circulaba en un coche después de moderar el evento “Jóvenes negras
moviendo estructuras”. El conductor, Anderson Gomes, también falleció
víctima del ataque.
“A pesar de que el alcalde Crivella dice que “va a cuidarnos” sabemos
que esa no es la realidad. Nuestros cuerpos negros y nuestra movilidad
están amenazados, por tanto vamos a intentar que nuestros eventos no
acaben más tarde de las 21 horas para que principalmente las personas de
otros barrios puedan volver”, afirmó Marielle Franco para ir cerrando
el debate sobre las luchas de las juventudes negras. Pero fue ella quien
no volvió. En torno de las 21 horas 30 minutos (horario brasileño) la
activista fue asesinada por los tiros provenientes de un coche que ya la
esperaba en la puerta de la Casa de las Negras (Casa de das Pretas)
mientras se desarrollaba el encuentro, según han mostrado las imágenes
de cámaras de seguridad, y que la siguió durante cuatro kilómetros hasta
una calle más solitaria del barrio Estácio, donde los asesinos abrieron
fuego.
El PSOL declaró en un comunicado publicado la misma noche de su
muerte que no descartaban la hipótesis de un crimen político, de una
ejecución. Las primeras investigaciones informaron de que los nueve
casquillos de bala encontrados en el lugar del crimen pertenecían a un
lote de munición que la Policía Federal de Brasil compró en 2016. El
mismo del que provenían las balas de la matanza de Barueri y Osasco, en
São Paulo, que se cobraron la vida de 17 personas, y las de los ataques
de São Gonçalo en 2017 que mataron a cinco implicados en luchas de
facciones rivales.
Tres días antes de su muerte, Franco había denunciado en redes
sociales la violencia de la intervención de la Policía Militar en
algunas favelas de la ciudad. “Yo vivo e imagino la ciudad a partir de
mis vivencias personales, subyugadas como la mayoría de mis similares
por nuestra sociedad machista, racial y desigual”, había declarado ella
en una entrevista concedida a Pikara Magazine cuando aún era candidata a
las elecciones municipales de Río de Janeiro.
¿POR QUÉ LUCHABA MARIELLE FRANCO?
Marielle Franco fue coordinadora de la Comisión de Derechos Humanos
de la Alerj (Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro) entre
2013 y 2016, hasta que el 2 de octubre de ese mismo año fue elegida
concejala, la quinta más votada entre todas las candidatas y candidatos
municipales. De los 51 concejales elegidos en aquel momento, 44 son
hombres (86.6 por ciento), siete mujeres (13.4 por ciento) – ya solo
quedan seis-. En cuanto a reconocimiento racial, 36 de ellos son
blancos, 12 “pardos” (piel morena) y tres se declararon como negros – ya
solo quedan dos -.
“Queremos ‘negrear’ esa Cámara Municipal, llevar debates o
actividades de rap de personas negras dentro de la institución y
‘destrincherar’ estos lugares”, afirmó Franco durante el evento en la
Casa de las Negras (Casa das Pretas). “El mandato de una mujer negra,
favelada, periférica, tiene que estar pautado junto con los movimientos
sociales, para fortalecernos en este lugar político donde habitualmente
no nos reconocemos”, añadió frente a todas las asistentes al debate.
Franco defendía el principio de “ocupar la política y no dejar que
hagan leyes por nosotras”. Durante su año y medio de ejercicio, la
concejala presentó casi 20 proyectos de ley. Uno de los pocos, hasta el
momento aprobados, fue la ley para crear más casas de parto para mejorar
la atención de madres y recién nacidos. Entre el resto destacan una
campaña permanente contra el acoso y violencia sexual, un estudio con
datos de la violencia de género en la ciudad de Río de Janeiro,
asistencia gratuita para reformar casas de familias de renta baja o la
inclusión de un día de lucha contra la homofobia, día de la Mujer Negra,
un día contra la prisión de la juventud negra y otro de la visibilidad
lésbica.
El 7 de marzo, Marielle Franco publicó en Twitter “frases del manual
de supervivencia para mujeres en medio de un montón de hombres: ‘me
estás interrumpiendo’, ‘esa es la misma idea que yo expuse’, ‘tu broma
machista no tiene gracia’, ‘no me toques’ o ‘gracias por enseñarme lo
que ya se’.
Con motivo del 8M Día Internacional de la Mujer Franco tuiteó “el
número de mujeres asesinadas por ser lesbianas aumenta cada año. En 2017
hubo un lesbocidio por semana. 83 por ciento de los crímenes son
cometidos por hombres”. En otro mensaje añadió “los datos del
#MonitorDaViolencia publicados ahora son, como siempre, sobrecogedores.
Brasil tuvo 4.473 homicidios dolosos de mujeres en 2017 (un aumento de
6.5 por ciento respecto al año anterior), de los cuales 946 fueron
feminicidio (considerando que el dato está subrepresentado)”.
Y continuaba el activismo político en redes de Franco “con estos
números es difícil levantarse optimista. Pero tenemos que transformar
nuestro dolor en lucha! Vamos adelante! Mañana todas en la calle! #8M
#2018M #Feminismo #Feminicidio”
Esta “cría de la Maré”, como ella misma hacía llamarse orgullosa de
haber nacido y crecido en esta favela, era una reconocida figura que
defendía los derechos de las mujeres y de la población LGBT con el
objetivo de “legislar para los más subrepresentados”.
Durante la manifestación de noviembre de 2017 contra el proyecto de
ley de modificación de la Constitución para prohibir integralmente el
aborto, inclusive en situaciones de violación, Marielle Franco declaró
en entrevista a esta periodista que la propuesta representaba un
retroceso en la vida de las mujeres, principalmente para las negras, más
vulnerables a ser violadas y más expuestas al aborto clandestino. “El
cuerpo es nuestro y no son 18 hombres los que van a decidir sobre
nuestra elección. […] Por eso hoy hay una mujer negra de origen de la
Maré presidiendo la Cámara Municipal en representación de la Comisión de
la Mujer”, afirmó contra una medida que todavía no ha sido votada.
Marielle Franco también se afirmaba contra el actual sistema
penitenciario brasileño por considerarlo contraproducente con la
inserción social, actuaba contra la aprobación de la minoría de edad
penal que permitiría que los menores de edad puedan ser presos, discutía
sobre la legalización de las drogas como una posible solución a la
violencia provocada por el narcotráfico y defendía en líneas generales
la visibilidad de las necesidades y derechos de la población negra,
generalmente los más afectados por estas medidas.
“Tenemos que gritar para que todos sepan lo que pasa. El 41° Batallón
de la Policía Militar de Río de Janeiro está aterrorizando y
violentando a los habitantes de Acari. Esta semana dos jóvenes fueron
asesinados y tirados en una alcantarilla. Hoy la policía caminó por las
calles amenazando a los habitantes. Sucede desde siempre pero con la
intervención militar se puso aún peor”, denunció la concejala el 10 de
marzo, dos semanas después de ser elegida relatora de la Comisión de
Investigación sobre la Militarización de la Seguridad en Río de Janeiro.
La finalidad de la Comisión es supervisar la intervención federal que
el presidente, Michel Temer, aprobó en enero y que concede el control
completo de la seguridad del Estado al Ejército con el objetivo de
combatir el narcotráfico y el aumento de violencia de la ciudad.
Varios partidos políticos, instituciones internacionales y ONG
mostraron su oposición a una medida que Amnistía Internacional tildó de
“inadecuada y extrema que pone en riesgo la vida de la población”. Pero
la intervención de la Policía Militar continuaba y tres días antes de
cumplir un mes, Marielle Franco cuestionó de nuevo la acción de la
policía en un tuit: “Un homicidio más que puede entrar para la cuenta de
la Policía Militar. Matheus Melo estaba saliendo de la iglesia. Cuantos
más precisan morir para que esta guerra acabe?” Al día siguiente la
activista fue asesinada y esta frase se convirtió en uno de los
principales eslóganes de las manifestaciones contra su muerte.
La céntrica plaza de la Cinelândia se convirtió desde entonces en
foco neurálgico de constantes manifestaciones que ya han sumado hasta
cien mil personas, como la que ocurrió el 20 de marzo. El grito de
¡Marielle Presente! resuena aún en las calles de la ciudad, incluyendo
la autovía de la Línea Amarilla que rodea la favela de la Maré, lugar
que vio nacer y crecer a Franco y donde se convocó el domingo posterior a
su muerte una concentración que atrajo a más de 20 mil personas.
El presidente Temer también hizo oír su voz y achacó el asesinato a
las organizaciones criminales que atentan contra la democracia y el
futuro del país. “Estamos ahí en Río de Janeiro para restablecer la paz y
la tranquilidad”, añadió en defensa de la intervención federal.
Pero, en un alarmante silencio y bajo el sol abrasador de la
manifestación en la Maré, algunas personas denunciaban esta declaración y
portaban el mensaje de “intervención, no en nombre de Marielle”. Otras,
a voz viva, gritaban “nosotros queremos saber quién ordenó la muerte de
Marielle Franco”.
* Este artículo fue retomado del portal Pikara Magazine
Imagen retomada del portal Pikara Magazine |Foto: Luna Gámez
Por: Luna Gámez*
Cimacnoticias | Río de Janeiro, Bra.-
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