El primero de marzo de este año, en un camino de San Antonio Cacalotepec, municipio de San Andrés Cholula, Puebla, el militante de Morena Aarón Varela fue emboscado y asesinado a balazos por desconocidos. Aarón era precandidato de su partido para contender por la alcaldía de Santa Clara Ocoyucan. Integrante en un principio de Antorcha Campesina, rompió con esa organización en 2010 y desde entonces se había enfrentado a ella. Testimonios de la región retomados por algunos medios dicen que el antorchismo lo mandó matar (https://is.gd/GnxBLX). La investigación de la fiscalía poblana se encuentra en un punto muerto.
Antorcha Campesina, fundada en 1974 en la Mixteca baja poblana, fue afiliada al sector campesino del PRI por Salinas y Colosio a finales de 1988. Se rebautizó Movimiento Antorchista para incluir a grupos de precaristas urbanos y hoy controla pueblos, presidencias municipales, gasolineras y asentamientos habitacionales miserables en esa y en otras regiones del estado y del país. Recauda votos pero también se encarga de agredir y reventar movilizaciones opositoras. Logra la absoluta fidelidad de sus agremiados mediante el cobro implacable de beneficios condicionados –particularmente, lotes irregulares en las periferias urbanas–, en lo que ha sido llamada la máquina de extorsión del PRI (https://is.gd/6WKJmn) y descrito como “un poder de facto (…) que despliega recursos paralelos, en el borde o abiertamente contrarios a la ley: el cabildeo y la corrupción o el simple uso de la fuerza” y en el que “cabe de todo, igual el huachicol que las empresas inmobiliarias o los gánsteres sindicales” (https://is.gd/uJcaFP).
Aquiles Córdova Morán, fundador y líder máximo del antorchismo, suele afirmar que su organización es víctima de una campaña de calumnias y que su único objetivo es la lucha contra la pobreza. Dice que el movimiento le aporta al tricolor un millón 200 mil votos y hace un par de años amagó con la ruptura con el PRI porque algunos grupos en el partido nos ven como apestados. Y dijo más: se trata de pegarle a Antorcha y eso lo pagan y lo mueven quienes salen afectados con nuestras manifestaciones, y todo mundo sabe a qué me refiero: a la Segob, a la SHCP, a la SEP, a los funcionarios contra los que salimos a marchar. (https://is.gd/G4ZYvh) Córdova Morán se refería, pues, a Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray Caso y Aurelio Nuño, hoy coordinador de la campaña de José Antonio Meade, quien era a la sazón secretario de Desarrollo Social.
El actual aspirante presidencial priísta acudió el pasado 12 de abril a Ixtapaluca, en el estado de México, uno de los bastiones antorchistas, a dejarse querer por Córdova Morán y a pedirle al antorchismo que lo ayudara a frenar a López Obrador. Aunque no hay pruebas de la participación de Antorcha en el asesinato de Aarón Varela, habría sido prudente dejar ese baño de pueblo para mejor ocasión –esperar, por ejemplo, a que la justicia poblana despejara las sospechas que penden sobre la organización priísta– y evitar, así fuera por razones de imagen, que la opinión pública lo asociara con uno de los rostros del priísmo gansteril, mafioso y violento. En cambio, el equipo de campaña de Meade festejó el encuentro de Ixtapaluca y lo difundió en la forma más machacona que pudo.
El pasado fin de semana el candidato priísta acudió a Puerto Escondido, Oaxaca, a sabiendas de que allí lo esperaba una protesta pacífica organizada por la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, uno de los estamentos magisteriales agraviados y atropellados por la llamada reforma educativa (que es en realidad laboral) que el peñato ha pretendido imponer a sangre y fuego y que el propio Meade y su coordinador de campaña han defendido con más vehemencia que argumentos. Eso lo sabía también el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida (https://is.gd/xVCaFk). Pero el político de Chimalistac no quiso tolerar las mantas que lo increpaban y un grupo de choque de la Central de Trabajadores de México (CTM) se lanzó con violencia a agredir a los maestros, como puede verse en el video que viralizó el propio presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza. En cuestión de minutos, Meade responsabilizó de la confrontación a… López Obrador, y el oficialismo desató una campaña de bots con la etiqueta #ViolentosComoAMLO.
La desesperación del estado mayor priísta ante la incapacidad de su candidato presidencial para dejar el lejano tercer sitio en el que las encuestas de intención de voto lo ubican de manera persistente toma cauces peligrosos. Peligrosos para Meade, para empezar, porque con ello pierde lo que pudo haberle aportado su estilo apacible y bonachón y se deja ver como un hombre dispuesto a la violencia.
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