La corrupción ya no se
puede estudiar como un problema individual y de funcionarios públicos,
sino como una organización sistemática y estructural que tiene su origen
en diferentes factores e instituciones, dijo Issa Luna Pla,
coordinadora del Observatorio de la Corrupción e Impunidad.
Foto: UNAM
El Observatorio de la Corrupción e Impunidad (OCI), proyecto impulsado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), analiza cómo avanza el fenómeno de la corrupción para evitar que sea “cancerígena”.
La corrupción ya no se puede estudiar como un problema individual y de funcionarios públicos, sino como una organización sistemática y estructural
que tiene su origen en diferentes factores e instituciones, dijo Issa
Luna Pla, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM y
coordinadora de la iniciativa.
Además, de manera empírica ha sido asociada coloquialmente con el cáncer, y académicos de la Universidad han sustentado que opera de forma similar.
Por esta razón, el OCI examina casos de estudio que pueden consultarse en este sitio y cuenta con un blog con discusiones académicas permanentes, para así generar y difundir conocimiento sobre el fenómeno de la corrupción.
¿Cáncer difícil de extirpar?
Los científicos abocados a la oncología han encontrado que no
necesariamente todos los cánceres se eliminan al extirpar la célula
madre (la más grande), al contrario, se propagará y provocará metástasis, si
no se toma en cuenta el entorno que genera la enfermedad y la forma en
que las células se autoorganizan mediante reglas de funcionamiento,
explica la UNAM en un comunicado.
Lo mismo sucede con la corrupción. “Debemos pensar en el control, la desarticulación y el impacto a sus redes, pero debe ser de una forma en la que se entienda su dinámica, a quién se investiga y qué se puede esperar”, expuso Luna Pla.
Quien puso de ejemplo que en las redes de personajes vinculados a la
corrupción “se puede ver que algunos tienen diferentes funciones, otros
sólo son enlaces con otras redes, unos controlan y distribuyen el
trabajo y otros guardan el vínculo político para salvaguardar la
impunidad de la misma red.
“Hay que tomar en cuenta quiénes hacen qué, y cómo lo hacen, para entender el sistema completo
y después sus dinámicas, y así pretender, en algún momento, impactarlo
para controlar su funcionamiento”, agregó la especialista.
La corrupción, remarcó, es tan compleja que no compete a un solo individuo, sino a redes que desde años atrás se propagan y se autoorganizan para cometer ilícitos y sobrevivir, incluso más allá de diferentes gobiernos.
El Observatorio de la Corrupción e Impunidad es un proyecto del
Instituto de Investigaciones Jurídicas, la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, el Instituto de Investigaciones en Matemáticas
Aplicadas y en Sistemas, y el Instituto Nacional de Medicina Genómica.
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