Por @_AraceliDamian
El desastre
nacional en materia de empleo, educación, seguridad, salud, etc., es
alarmante y se puede poner peor si continuamos con la misma ruta
económica y social impuesta por los gobiernos del PRI y del PAN. Los
graves problemas que aquejan a la nación no son sólo resultado de la
corrupción de una parte importante de altos funcionarios de estos
partidos, sino que los gobiernos del PRIAN han subordinado nuestra
economía a los intereses de las grandes trasnacionales, particularmente
las norteamericanas, mientras que han abaratado torpemente la mano de
obra, bajo la falsa premisa de que ello promoverá la inversión, sobre
todo la extranjera. El resultado: 51.3% de la población vive en pobreza
extrema y 31% en pobreza moderada. Sólo 18% de los habitantes del país
viven dignamente.
La guerra sucia contra el puntero de las encuestas, Andrés
Manuel López Obrador (AMLO) y su partido Morena tiene por objetivo
hacernos creer que las cosas se pondrán aún peor si AMLO gana la
presidencia. Por eso Herdez y Vasconia,
violando abiertamente la ley electoral, han enviado a sus trabajadores
comunicados plagados de mentiras ante un posible triunfo de López
Obrador. Sin embargo, la evidencia muestra que los gobiernos del PRIAN
han provocado, en los últimos treinta y cinco años, un retroceso en el
empleo, los salarios, los derechos a la salud, a la educación y a la
seguridad social.
Que les quede claro, la propuesta económica de AMLO no pretende
modificar los principios que rigen el funcionamiento del sistema
económico capitalista, ya que buscará apoyar al empresariado nacional y,
según lo considere conveniente para el país, al trasnacional, pero con
un matiz importante, el Estado tendrá una participación más fuerte. Su
estrategia se centrará en el impulso al campo, la pequeña y mediana
empresa y el apoyo al desarrollo de las capacidades productivas, sobre
todo, de los jóvenes, promoviendo la educación media superior y
superior, pero además, echará a andar un programa masivo de capacitación
en el empleo para ellos. De esta forma, su propuesta considera que se
debe avanzar simultáneamente en el crecimiento económico, a la vez de
lograr mayor justicia social, con más equidad y menos pobreza.
Existen aspectos en los que se podría ir más lejos en la propuesta
económica de Morena. Sin embargo, su equipo ha optado por un enfoque
bastante tradicional. Por ejemplo, para superar la pobreza y hacer más
justa la distribución del ingreso y de la riqueza, no basta con hacer un
uso más racional y equitativo del gasto público, como ha insistido
López Obrador. Para un cambio de mayor envergadura se requiere una
política fiscal progresiva. Pero esta propuesta no está en la agenda de
ninguno de los candidatos, ni en la de AMLO.
AMLO tiene claro que, dada la generalizada pobreza que existe en el
país, el principal objetivo del desarrollo debe centrarse en el
mejoramiento de la economía, el empleo y los salarios. En su libro 2018
la salida señala el fracaso del programa de transferencias condicionadas
y focalizadas, que inició en 1997 bajo el nombre de Progresa, luego se llamó Oportunidades y ahora Prospera (POP),
el cual sólo administra las penurias de quienes padecen más pobreza. El
POP sólo ha “logrado” establecer una relación clientelar entre los
beneficiarios y el Estado, más no la superación de la pobreza.
La eliminación de la pobreza no puede estar a cargo de un sólo
programa de política social como el POP, pero el libro de AMLO no
plantea qué cambios se pretenden hacer a este programa, o bien, cómo se
piensa transitar hacia otro modelo de política social. Es evidente que
el POP no puede desaparecer de un día para otro, ya que lo reciben 6
millones de hogares (aproximadamente 26 millones de personas).
Otro de los grandes retos del próximo sexenio será cómo hacer frente a
los problemas de la seguridad social, no sólo por la baja cobertura,
sino porque el porcentaje de contribución a la seguridad social es muy
bajo, tanto de los trabajadores como de los empresarios. Según la OCDE,
la recaudación para la seguridad social en los países pertenecientes a
este organismo es de 9% del PIB promedio, pero en México sólo de 3%. No
pueden otorgarse pensiones dignas ni servicios de salud de calidad en
las instituciones de seguridad social con contribuciones tan bajas. Los
empresarios mexicanos son de los que menos aportan a la seguridad social
en el mundo.
La propuesta de AMLO tiene el potencial de aumentar la calidad y
cantidad de la vida de las personas, mediante la superación de la
pobreza, pero para ello se requiere un esfuerzo social conjunto. Los
empresarios deben tomar conciencia de que es más conveniente lograr un
Estado que sea fiscalmente solvente, a fin de garantizar la dotación
universal de servicios básicos y de buena calidad, que continuar con
este modelo que sólo beneficia a unos cuantos.
Necesitamos remontar el deterioro en los servicios de educación y
salud. También queremos que el Estado desarrolle una política educativa y
sociocultural que fortalezca las capacidades y potencialidades de todos
los mexicanos. Para ello, los empresarios deben aceptar pagar más
impuestos (o al menos dejar de evadir los que les corresponden) y pagar
mejores salarios.
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