5/28/2018

Llegar al 2018



Llegar al 2018, con la centro derecha y con la centro izquierda.

Fragmentadas y coalicionadas en un proceso más crónicamente enfermizo que histórico, en lo que el PRI corrompió a la partidocracia en oportunista y arribista a través de los procesos electorales, dados más a fraudes autoritarios que a certezas alternativas y transicionales a la democracia.

El sistema político mexicano hace tiempo dejó de existir con “el modelo de partido centralizado”, abriéndose paso un movimiento social de regeneración nacional.

Lo que no ha estado en duda es la presencia de Morena, el liderazgo aglutinador de AMLO, moléstele a quienes les moleste. Morena puede que sea la hija no reconocida del PRI y la aborrecida por el PRD, todavía faltándole lo que le falta: llegar a donde debe llegar, siempre y cuando, sea regeneracional para el presente, y no para el pasado, no siendo un modelo de partido centralizado y sí un movimiento social organizado y articulado desde abajo, en medio y arriba.

Se quiera o no, el PRI y el PAN (PRIAN), fragmentados y coalicionados desde sus prácticas y conductas, corruptas e impunes, son partes de un todo pasado con el todo modo presidencialista, restándoles y sumándoseles, multiplicándoles y dividiéndoles el presente con los muertos, los desaparecidos y los desplazados en el país de las sombras espectrales.
La faramalla mediática o la fantasmatización virtual que con AMLO-Morena será un avance retrógrado al pasado autoritario y paternalista de los años setenta, no es posible porque lo fue en su tiempo, espacio y contexto en lo que sucedió antes, durante y después de Tlatelolco 68, y lo que ha proseguido son las guerras sucias de la represión y de baja intensidad contra el EZLN, decretándose, sin consenso, la guerra contra el narco-las drogas de Nixon-Calderón-Nieto-Trump, a los que el PRI y el PAN han sido los valedores y los validadores de lo que hoy es el país de las sombras espectrales.

Dentro y fuera de la publipropaganda en campañas políticas de los candidatos, el ruido contrario al silencio pero amplificador de los sonidos estereofónicos y estentóreos, con la distorsionada acústica en cámaras de ecos, nada, nadie y alguien, lo único que hacen es o reiterar o replicar o reproducir o copiar o plagiar los que los muertos, los desaparecidos y los desplazados no pueden hacer ante los candidatos con el ruido de los debates en una dialéctica-mediática y profiláctica de recetas y dietas de los egos arrogantes entre la ignorancia y la estupidez genuinas y prístinas a la condición de una educación sentimental con la cultura política pasada a fuego y sangre donde termina la cultura y empieza la carne asada.

El problema de Vasconcelos fueron los indígenas-campesinos como el problema de Heidegger fueron los nacionalistas-nazis como para Zizek el problema es la Europa con los neonazis contra los inmigrantes.

Entonces, ¿qué se puede pensar de un librepensador liberal neoconservador como Krauze que, indirectamente, tuvo un discípulo como el periodista sicario de Ricardo Alemán?

Lo que no se puede evitar es que México, como el país de las sombras espectrales, sigue en los años setenta, ochenta y noventa con el PRI del siglo XX y el PAN-PRI en los tresexenios en el siglo XXI: los pensamientos y las palabras, los actos y los hechos han correspondido más a Luis Villoro y al subcomandante Marcos-Galeano y al descamisado mal fajado incorrectamente de Paco Ignacio II: casi todos los demás y los otros, la gente y nosotros somos más ruido porque nos gusta ponernos solemnes, serios, graves y prot-a-gónicos, haciendo de la muerte de Miroslava Breach y Javier Valdez nuestra boqueante y generacional enfermedad emblemática, flemática y decadente montada en el caballo-Mustang BMW de Miguel Páramo y echando bala al salir de cualquier cantina-antro de un estadio de futbol de México como en el país de las sombras espectrales, cuando a la salida está esperando Fulgor Sedano, Jefe de jefes de los narcos-sicarios, en lo que Susana San Juan, loca posesa poética, de entre los dedos de sus manos deja correr el hilo de su menstruación para que los papalotes de Ayotzinapa sean los papalotes del pintor desfajado de Francisco Toledo, leyendo poemas zapotecos, en voz alta, Natalia, la irredenta.

De Tijuana a Yucatán nunca ha existido una tercera nación más que una nación de cenotes subterráneos de agua y de colores líquidos con estalactitas y estalagmitas donde el inframundo solamente era tocado por lo sagrado de lo insondable hasta que llegaron los buzos del turismo acuático que como el turismo cultural en el mundo de arriba, en el cielo de en medio y en la tierra de abajo Tulum se transformó en el Cancún depredador y Tijuana dejó de ser los Tijuanenses de Federico Campbell y hacerse de los Arellano Félix, pasando de un sistema de cavernas a un sistema de mazmorras carcelarias, donde el que nada no es nadie y no es alguien en un país donde todo sucede y no pasa nada.

Al país de las sombras espectrales se le saca las tripas y el corazón, se le desuella la cara, se le escalpa la cabellera y se le corta la cabeza y a las cuatros extremidades se les machetean para ponerlas a los cuatro vientos de los cuatro puntos cardinales para que Televisa y TeVeasAzteca los disuelvan en una imagen que vale más que mil palabras, diciendo apenas con la pos(t)verdad de la pusverdad y las Fake news: nunca se habían matado tantos estudiantes después del 68 como hasta el 2018.



Nino Gallegos, Centro de Estudios Madereros y Textuales

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