Llegar al 2018, con la centro derecha y con la centro izquierda.
Fragmentadas y coalicionadas en un proceso más crónicamente enfermizo
que histórico, en lo que el PRI corrompió a la partidocracia en
oportunista y arribista a través de los procesos electorales, dados más a
fraudes autoritarios que a certezas alternativas y transicionales a la
democracia.
El sistema político mexicano hace tiempo dejó de
existir con “el modelo de partido centralizado”, abriéndose paso un
movimiento social de regeneración nacional.
Lo que no ha estado
en duda es la presencia de Morena, el liderazgo aglutinador de AMLO,
moléstele a quienes les moleste. Morena puede que sea la hija no
reconocida del PRI y la aborrecida por el PRD, todavía faltándole lo que
le falta: llegar a donde debe llegar, siempre y cuando, sea
regeneracional para el presente, y no para el pasado, no siendo un
modelo de partido centralizado y sí un movimiento social organizado y
articulado desde abajo, en medio y arriba.
Se quiera o no, el
PRI y el PAN (PRIAN), fragmentados y coalicionados desde sus prácticas y
conductas, corruptas e impunes, son partes de un todo pasado con el
todo modo presidencialista, restándoles y sumándoseles, multiplicándoles
y dividiéndoles el presente con los muertos, los desaparecidos y los
desplazados en el país de las sombras espectrales.
La faramalla
mediática o la fantasmatización virtual que con AMLO-Morena será un
avance retrógrado al pasado autoritario y paternalista de los años
setenta, no es posible porque lo fue en su tiempo, espacio y contexto en
lo que sucedió antes, durante y después de Tlatelolco 68, y lo que ha
proseguido son las guerras sucias de la represión y de baja intensidad
contra el EZLN, decretándose, sin consenso, la guerra contra el
narco-las drogas de Nixon-Calderón-Nieto-Trump, a los que el PRI y el
PAN han sido los valedores y los validadores de lo que hoy es el país de
las sombras espectrales.
Dentro y fuera de la publipropaganda
en campañas políticas de los candidatos, el ruido contrario al silencio
pero amplificador de los sonidos estereofónicos y estentóreos, con la
distorsionada acústica en cámaras de ecos, nada, nadie y alguien, lo
único que hacen es o reiterar o replicar o reproducir o copiar o plagiar
los que los muertos, los desaparecidos y los desplazados no pueden
hacer ante los candidatos con el ruido de los debates en una
dialéctica-mediática y profiláctica de recetas y dietas de los egos
arrogantes entre la ignorancia y la estupidez genuinas y prístinas a la
condición de una educación sentimental con la cultura política pasada a
fuego y sangre donde termina la cultura y empieza la carne asada.
El problema de Vasconcelos fueron los indígenas-campesinos como el
problema de Heidegger fueron los nacionalistas-nazis como para Zizek el
problema es la Europa con los neonazis contra los inmigrantes.
Entonces, ¿qué se puede pensar de un librepensador liberal neoconservador como Krauze que, indirectamente, tuvo un discípulo como el periodista sicario de Ricardo Alemán?
Lo que no se puede evitar es que México, como el país de las sombras
espectrales, sigue en los años setenta, ochenta y noventa con el PRI del
siglo XX y el PAN-PRI en los tresexenios en el siglo XXI: los
pensamientos y las palabras, los actos y los hechos han correspondido
más a Luis Villoro y al subcomandante Marcos-Galeano y al descamisado
mal fajado incorrectamente de Paco Ignacio II: casi todos los demás y
los otros, la gente y nosotros somos más ruido porque nos gusta ponernos
solemnes, serios, graves y prot-a-gónicos, haciendo de la muerte de
Miroslava Breach y Javier Valdez nuestra boqueante y generacional
enfermedad emblemática, flemática y decadente montada en el
caballo-Mustang BMW de Miguel Páramo y echando bala al salir de
cualquier cantina-antro de un estadio de futbol de México como en el
país de las sombras espectrales, cuando a la salida está esperando
Fulgor Sedano, Jefe de jefes de los narcos-sicarios, en lo que Susana
San Juan, loca posesa poética, de entre los dedos de sus manos deja
correr el hilo de su menstruación para que los papalotes de Ayotzinapa
sean los papalotes del pintor desfajado de Francisco Toledo, leyendo
poemas zapotecos, en voz alta, Natalia, la irredenta.
De
Tijuana a Yucatán nunca ha existido una tercera nación más que una
nación de cenotes subterráneos de agua y de colores líquidos con
estalactitas y estalagmitas donde el inframundo solamente era tocado por
lo sagrado de lo insondable hasta que llegaron los buzos del turismo
acuático que como el turismo cultural en el mundo de arriba, en el cielo
de en medio y en la tierra de abajo Tulum se transformó en el Cancún
depredador y Tijuana dejó de ser los Tijuanenses de Federico Campbell y
hacerse de los Arellano Félix, pasando de un sistema de cavernas a un
sistema de mazmorras carcelarias, donde el que nada no es nadie y no es
alguien en un país donde todo sucede y no pasa nada.
Al país de
las sombras espectrales se le saca las tripas y el corazón, se le
desuella la cara, se le escalpa la cabellera y se le corta la cabeza y a
las cuatros extremidades se les machetean para ponerlas a los cuatro
vientos de los cuatro puntos cardinales para que Televisa y TeVeasAzteca
los disuelvan en una imagen que vale más que mil palabras, diciendo
apenas con la pos(t)verdad de la pusverdad y las Fake news: nunca se habían matado tantos estudiantes después del 68 como hasta el 2018.
Nino Gallegos, Centro de Estudios Madereros y Textuales
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