Ese mismo día, ante la Asociación Nacional de Usuarios de Riesgo
(ANUR), Peña Nieto insistió en que existen avances y presumió cifras de
generación de empleo, mientras el sindicato patronal de la Confederación
Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y el Consejo Coordinador
Empresarial (CCE) le exigían a su gobierno frenar la violencia y el
crimen “nunca antes vistos”.
“La inseguridad está causando un severo daño económico, un impacto
sobre la capacidad de nuestro país para atraer inversiones, generar
empleos y desarrollar un círculo virtuoso de pacificación a partir de la
generación de riqueza”, advirtió Gustavo de Hoyos Walther, presidente
de la Coparmex.
El reproche es clarísimo: no se trata de “flagelación” sino de una
realidad tremenda. El cierre del sexenio de Peña Nieto es el peor en
cuanto a niveles de violencia, inseguridad y crímenes en los últimos 18
años: hay 90 ejecuciones diarias, 25% más que en el mismo lapso de 2017;
el robo a combustible creció 34% en marzo y el robo a mercancías es
108% mayor que en el primer trimestre de 2016 y 65% más que en 2017.
Esta violencia, por supuesto, permeó ya a las campañas electorales.
Matar adversarios políticos se ha convertido en un peligroso “negocio” y
modus operandi que tiñen a toda la contienda federal y a los comicios
estatales y municipales de un color rojo imparable, especialmente en 11
entidades, del centro-sur del país y de Chihuahua.
El informe de la consultoría www.entellekt.com es un recuento del
panorama más anormal que se ha visto en unos comicios federales:
– Comparado con las elecciones federales de 2015, el número de
asesinatos de candidatos y precandidatos entre septiembre de 2017 y mayo
de 2018 representa un 385% más: 112 asesinatos en este periodo, contra
21 de 2015.
– De los 112 asesinatos cometidos contra políticos y aspirantes a
cargos de elección popular, 83% han sido ejecuciones “con el sello
característico del crimen organizado”, advirtió la consultoría. A esta
cifra hay que sumar 44 atentados contra familiares de políticos.
– Del total de asesinados, 17 corresponden a precandidatos, 17 a
exalcaldes, 13 a regidores, 13 a militantes, 12 a presidentes
municipales en funciones, nueve a dirigentes partidistas, seis a
candidatos y seis a excandidatos.
-La entidad que encabeza el mayor número de ejecuciones y agresiones a
políticos es Guerrero (22), que junto con Oaxaca, Jalisco, Michoacán,
Colima y Nayarit suman el 50% de los casos. El 85% de los casos
pertenecen al ámbito municipal.
La segunda zona de mayor riesgo es la del centro del país, donde
Puebla, Hidalgo, Estado de México y Guanajuato suman 25 asesinatos
contra políticos. En el norte, Chihuahua registra cinco asesinatos.
– Además de las ejecuciones, la consultora hizo una suma de
agresiones globales registradas en 2018, las cuales ascienden a 357, y
de ellas el 72% se han dirigido a políticos opositores. Puebla es la
entidad que encabeza esta lista con 47 agresiones, seguida de Guerrero,
con 44; Veracruz, 33; Oaxaca, 32; Estado de México, 31, y Michoacán, con
21 agresiones.
– El mismo reporte advierte que “entre el 8 y el 26 de mayo de 2018
se produjeron un total de 52 agresiones contra políticos y candidatos,
20 de las cuales se dirigieron del partido Morena en 12 entidades del
país: Zacatecas, Ciudad de México, Chihuahua, Puebla y Nuevo León,
principalmente”.
– Por alianzas electorales, los asesinatos se distribuyeron de la
siguiente manera: la coalición PAN-PRD-MC registró 37 homicidios,
mientras que la coalición oficialista del PRI-PVEM-Panal sumó 36
asesinatos de sus políticos y la coalición Morena-PT-PES registró 16.
Si esta tendencia continúa, no es difícil pronosticar que junio será
el verano no sólo más caluroso sino violento en toda la historia de los
comicios federales recientes, especialmente a nivel de alcaldías y en la
zona Centro-Pacífico del país.
Esto, señor Peña Nieto, no es “autoflagelación”. Es el mapa de la
descomposición que deja este periodo de violencia irrefrenable.
www.homozapping.com.mx
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