Carlos Bonfil
“Conmemorar Mayo del 68 es una trampa” (Daniel Cohn-Bendit, 50 años más tarde). En El intenso ahora (No intenso agora,
2017), su largometraje más reciente, el undécimo de una prolífica
trayectoria prácticamente desconocida en México, el realizador brasileño
Joao Moreira Salles parece mostrar los riesgos de la evocación
nostálgica. El inconveniente principal, sugiere, sería quedarse pasmado
en el recuerdo de las intensidades del momento histórico y no advertir o
valorar cabalmente las muy diversas formas que han adquirido las mismas
reivindicaciones políticas y sociales medio siglo después. Lo que ahora
acomete el cineasta en su trabajo de recopilación de la memoria es una
visión intimista de lo que significó la revuelta estudiantil y obrera
francesa en 1968 a partir de sus vagos recuerdos de infancia (Moreira
Salles vivía entonces en París con sus padres y tenía apenas seis años),
pero sobre todo a través de los múltiples registros audiovisuales
(videos caseros, entrevistas televisivas, grabaciones radiofónicas,
películas documentales) que consiguió reunir para organizar un ambicioso
collage de imágenes en el que también habría espacio para
contrastar dicha experiencia con lo vivido paralelamente en la China de
Mao, un Río de Janeiro en rebeldía y una Praga contestataria avasallada
por el ejército soviético.
Es notable la manera en que Moreira Salles organiza los materiales de
archivo a su disposición, de modo especial todo lo que se refiere al
mayo parisino. Dos referencias clave presiden la tarea: por un lado, el
testimonio fílmico más intenso de uno de sus protagonistas, Romain
Goupil, quien en Morir a los 30 años (1982) evoca su propia
suerte de militante adolescente y la de uno de sus compañeros, Michel
Recanati, que se suicida muy joven por el desencanto de una experiencia
para él fallida, y por el otro, el mejor registro documental sobre el 68
francés, Grands soirs et petits matins (1978), del fotógrafo y
documentalista neoyorquino William Klein, soberbia reunión de voces de
la protesta ciudadana, cinta disponible en su totalidad en YouTube con
subtítulos en español. Entre los diversos materiales que reúne el
cineasta brasileño hay momentos novedosos, como la manifestación
derechista que sella en los Campos Elíseos el fin de la revuelta
estudiantil y el regreso al orden republicano. También, en plano más
intimista, la frustración y rabia de una joven obrera obligada a
reincorporarse a sus jornadas de explotación laboral cuando los
sindicatos deciden romper la huelga admitiendo mínimas compensaciones y
un mayúsculo fracaso. Las mejores secuencias tienen como protagonista a
Daniel Cohn-Bendit, el líder juvenil indiscutible, junto con Jacques
Sauvageot y Alain Geismar, memorable en la foto donde aparece con
sonrisa desafiante frente a un policía y en su diálogo con Jean Paul
Sartre. La improvisación de barricadas en el barrio latino (
Bajo los adoquines, la playa, ocurrencia original de dos publicistas), la protesta política que deviene fenómeno cultural con tintes anarquistas (
La imaginación toma el poder) y las acaloradas asambleas en la Sorbona a las que sigue un azaroso diálogo de estudiantes con obreros en huelga, todo ello forma parte de una efervescencia social y una atmósfera crispada que el cineasta Chris Marker capturó también en su espléndido documental El fondo del aire es rojo (1977), otra gran referencia de Salles.
Frente al vigor y urgencia de aquellos testimonios franceses, el conjunto de El intenso ahora
palidece inevitablemente. Un clima fúnebre acompaña aquí la remembranza
de los héroes caídos en las revueltas de Praga y Río de Janeiro. Jan
Palach, el joven estudiante checo que a los 20 años se prende fuego en
protesta por la represión neoestalinista, tiene su contraparte en el
caso de Edson Luis de Lima Souto, estudiante brasileño de 18 años, a
quien la policía militar asesina en 1968 desatando fuertes
movilizaciones populares. Desafortunadamente, la contextualización es
todavía menor en el episodio carioca que en la propia revuelta en Praga
que el documentalista brasileño reduce a un suceso muy puntual. El
segmento dedicado a la China maoísta alude al viaje que en 1966 emprende
a ese país la madre de Moreira Salles, y ofrece en las imágenes de una
cámara amateur un punto de vista en el que coexisten la
fascinación del turista y el desentendimiento total con la realidad
represiva del país, algo en rigor muy poco sorprendente dado el
deslumbramiento poco crítico con el que una parte de la izquierda
europea vivía entonces el fenómeno de la revolución cultural china. Al
respecto, uno de los lemas más sarcásticos del 68 francés sentenciaba:
Godard, el más estúpido de los suizos prochinos. Con todo lo desigual de su estructura ambiciosa y su pudorosa nostalgia familiar que es un lastre para la fuerza dramática del documento social recuperado, El intenso ahora es un resumen valioso y esmerado de un momento clave en la historia contemporánea y, sobre todo, una oportuna invitación a valorar de nuevo las obras muy sólidas de los documentalistas Chris Marker, Romain Goupil, William Klein y del connacional Eduardo Coutinho, a quien el filme está dedicado.
Se exhibe en la sala 9 de la Cineteca Nacional a las 20:15 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil1
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