Los de Abajo
Hace 25 años nació en
la costa de Chiapas el Frente Cívico Tonalteco. Las altas tarifas de
energía eléctrica lograron que la gente se organizara en una lucha que
un cuarto de siglo después se amplió a la defensa de la tierra y el
territorio y de los derechos humanos, dando pie a la conformación del
Consejo Autónomo Regional de la Zona Costa y al Centro de Derechos
Humanos Digna Ochoa.
Guadalupe Nuñez Salazar, del Frente Cívico, refiere que en los años recientes
la gente ha aprendido mucho sobre sus derechos. No se dejan y, en el caso de los altos costos de la luz, tienen claro que el problema no se resolverá hasta que la energía eléctrica sea reconocida como un derecho humano. En 1993, cuando iniciaron, sólo exigían una tarifa justa, hoy saben que tienen derecho a exigirla, sobre todo porque no pueden seguir permitiendo los abusos y que una familia pobre tenga que pagar hasta mil pesos por el consumo de energía de una pequeña vivienda que cuenta dos focos y una televisión.
En Tonalá, sede del Frente y del Consejo, actualmente hay más de 280
familias organizadas contra las altas tarifas de luz y la imposición de
medidores digitales, aunque la respuesta del gobierno viene de la mano
de las amenazas, el hostigamiento, las demandas y el encarcelamiento. La
gente, sin embargo, no permite la colocación de los nuevos medidores y
la Comisión Federal de Electricidad (CFE) le suma ceros a lo que
considera deudas por cobrar. Entre 60 y 200 mil pesos se empeña en
cobrar a las familias que siguen en la resistencia.
Que la luz sea considerada en la Constitución como un derecho
humano, que la tarifa esté en función de las posibilidades de las
familias, que se respete la organización y que se termine la persecución
contra los integrantes del frente, son algunas de las demandas que
refiere Guadalupe, quien también es integrante del Concejo Indígena de
Gobierno (CIG).
El frente, por lo pronto, ofrece talleres de capacitación para que la
misma gente componga las redes de energía y realice la reinstalación
cuando le corten el servicio, tarea que, les dicen, representan un
delito y por eso también son perseguidos.
Un cuarto de siglo no pasa en vano. Nacieron un año antes de que el
movimiento zapatista conmocionara al mundo, y fue precisamente el
alzamiento indígena el que hizo crecer la organización y entender que la
lucha era más grande. El temblor de septiembre pasado los tomó por
sorpresa, pero no solos, al menos no los que están organizados.
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